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La implementación del proyecto de energías limpias ha sido una de las banderas del gobierno de Jaime Pumarejo en Barranquilla. /Foto: Alcaldía de Barranquilla

El precio oculto del contrato de energías limpias de Pumarejo, Vélez y Daes

Son $354.000 millones que se contrataron a través de K-Yena, la empresa mixta de la Alcaldía de Barranquilla y los contratistas Vélez y Daes, cercanos a los Char. 

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La principal bandera del alcalde Jaime Pumarejo fue convertir a Barranquilla en una “biodiverciudad”, un territorio amigable con el medio ambiente. Como parte de esa apuesta, Pumarejo puso en marcha, desde 2021, la instalación de paneles solares en 319 espacios distritales y la construcción de una granja para comercializar energía. 

El proceso, con el que Barranquilla busca dar el salto a las energías renovables, fue anunciado por el gobierno Pumarejo como uno de tecnología de punta para convertir a la ciudad “en la capital de energía del país”.


Sin embargo, lo que no se publicitó con el anuncio fue su enorme costo. Tras una revisión a la contratación de Barranquilla durante el mandato de Pumarejo, La Contratopedia Caribe y La Silla Vacía* revelan que fueron $354.000 millones en vigencias futuras hasta el año 2046. 

La Alcaldía en sus comunicados dio detalles del proyecto, pero no mencionó los costos de su ejecución ni que sería financiado con los impuestos futuros de los barranquilleros. Las redes sociales de Pumarejo y la Alcaldía tampoco mencionaron el costo. Tampoco las cuentas institucionales del Concejo de Barranquilla ni los medios de comunicación.

Tampoco se sabía que para otorgarlo fue necesario cambiar el objeto de la empresa mixta del Distrito, K-Yena SAS (en ese entonces llamada Alumbrado Público de Barranquilla). Es decir, parte del dinero público será manejado por las empresas de dos consentidos contratistas de la era Char en Barranquilla: el zar de los servicios públicos, William Vélez, y los hermanos Christian y José Manuel Daes, dueños de Tecnoglass

Ambos, como socios privados de K-Yena, ganarán con el proyecto de los paneles solares. Las compañías de Vélez y Daes en esa empresa mixta formaron parte del proceso de selección de las empresas subcontratadas para ejecutar parte de los recursos.

Esa movida forma parte de una transformación empresarial que ha tenido K-Yena durante la gestión de Pumarejo, pues meses después también participó en la operación de compra del 82% de las acciones de la Triple A y hoy tiene asiento en su junta directiva.

La empresa mixta pasó de ser sólo el operador del alumbrado público de Barranquilla en 2017 a convertirse, cuatro años después, en el administrador del jugoso negocio de las energías renovables y a tener la mayoría de acciones e influencia en la Triple A, que se encarga de los servicios de aseo, acueducto y alcantarillado de Barranquilla. 

El millonario contrato de las energías renovables 

La entrada a Barranquilla de un proyecto de energías renovables fue una de las apuestas con sello propio de Pumarejo, elegido como parte del grupo político de la familia Char. Un negocio en el que primero planteó crear una “empresa pública de energía renovable”, pero finalmente se decantó por entregarle esas funciones a K-Yena.

El 65% de las acciones de esa empresa, ahora llamada K-Yena SAS, son propiedad del Distrito de Barranquilla, y el 35% restante, de la sociedad privada Barranquilla Capital de Luz SAS. 

Esa sociedad está conformada por firmas del zar de los servicios públicos William Vélez, que tienen el 77% de la participación. El otro socio es Alutrafic LED SAS, de los hermanos Daes, que tiene el 20% de la participación accionaria.

La operación oficial comenzó en mayo de 2021, cuando el gobierno de Pumarejo presentó ante el Concejo de Barranquilla el proyecto, solicitando la aprobación de vigencias futuras hasta el año 2046, por $354.000 millones.

Fue aprobado de forma exprés. El 27 de mayo la Comisión de Presupuesto y Asuntos Fiscales le dio luz verde y el 31 pasó lo mismo en plenaria. 19 de 21 concejales votaron positivo y Pumarejo no reportó, en sus comunicaciones oficiales, el valor de esas vigencias futuras aprobadas, que también pasó por debajo del radar de los medios y las redes sociales. 

En esa misma sesión plenaria, el Concejo también aprobó vigencias futuras por 20 años y un billón de pesos para el programa de paisajismo urbano Siembra Barranquilla, otra aprobación que causó ruido porque no se anunció y por los contratistas involucrados. 

En noviembre de ese año, ya con las vigencias futuras aprobadas para las energías renovables, el gobierno Pumarejo le entregó a dedo ese proyecto a K-Yena.

El Distrito suscribió un contrato interadministrativo por 25 años y justificó esa modalidad amparado en la ley, siempre que el objeto de la entidad con la que los firme tenga relación con las obligaciones por ejecutar. 

Por lo tanto, la Gerencia de Ciudad evaluó la propuesta presentada por K-Yena y verificó que cumplía “con las condiciones necesarias”. Aunque para ejecutar dicho contrato, K-Yena advirtió que debía modificar su objeto social para incluir la realización de actividades de autogeneración con fuentes de energías renovables. 

En efecto, K-Yena amplió su objeto social en dos asambleas de socios, celebradas el 9 de noviembre de 2021 y el 2 de enero de 2022, respectivamente. Con esos cambios, la empresa quedó habilitada para desarrollar actividades con energías renovables, como lo requería la Alcaldía. 

Con la entrega a dedo del proyecto, el gobierno de Pumarejo replicó la fórmula con la que el charismo ha otorgado millonarios contratos de infraestructura a través de la empresa de economía mixta Edubar (Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla y el Caribe). 

Ahora, con K-Yena, Pumarejo lo hace en el marco de los negocios de las energías renovables, que son las protagonistas de la transición energética en el mundo, y siguiendo el patrón de utilizar el endeudamiento, que casi se duplicó durante su periodo

El modelo de contratación charista ha limitado la pluralidad de oferentes y la transparencia informativa. De hecho, la Alcaldía no respondió a un cuestionario enviado hace seis días por La Contratopedia Caribe y La Silla para esta historia. En este modelo parte de los recursos públicos pasan a ejecutarse bajo las reglas del derecho privado. Y ahora, en la transición energética, también favorece a sus ya conocidos megacontratistas.

Para ejecutar las obligaciones contractuales, K-Yena subcontrató a otras empresas, porque el proyecto de energías renovables tiene tres fases.

La primera es la instalación de paneles solares en 319 edificios públicos, como colegios, hospitales y oficinas distritales. La segunda, la construcción de una granja solar para producir parte de la energía que consume el alumbrado público. Y la tercera etapa es la comercialización de energía solar.

Dos fuentes entrevistadas, una de ellas el abogado experto en contratos de este tipo César Mercado, explicaron que la estructuración del proyecto, en términos generales, se ajusta a los negocios de energía que se firman en el sector, tanto en Colombia como en otros países. Sin embargo, encontraron que con la información disponible no es posible conocer a fondo todo lo pactado.

La opacidad del contrato de energías limpias

La trazabilidad de todas esas etapas ha sido opaca porque la documentación legal completa no está disponible para consulta y los detalles del proyecto se han conocido a cuentagotas.

Además, antes de que la Alcaldía de Pumarejo lograra la aprobación de las vigencias futuras en el Concejo, y le entregara el contrato a K-Yena, ya había un plan en marcha para subcontratar la instalación de los paneles solares. 

El gobierno de Pumarejo firmó el contrato interadministrativo con K-Yena el 25 de noviembre de 2021. Sin embargo, siete meses antes, el Distrito y esa empresa mixta ya habían anunciado a las compañías que realizarían dos fases del proyecto, escogidas tras una convocatoria “no vinculante” que tuvo 14 ofertas.

K-Yena les respondió a La Contratopedia Caribe y La Silla que el proyecto se desarrolló así porque el Concejo aprobó el Plan de Desarrollo en 2020, y allí ya estaba contemplado. Desde entonces, junto al Distrito, venía adelantando esa iniciativa e informándole a la comunidad sobre el mismo.

En un comunicado de abril de 2021, la Alcaldía informó que la instalación de los paneles solares la hará un consorcio conformado por Entoria Energy Colombia SAS y la Empresa Energía de Pereira SAS, propiedad de Alberto Ríos, otro gran contratista estatal.

Y la etapa a gran escala, es decir, la generación masiva de energía, estará a cargo de las empresas internacionales Hecate Energy LLC y Recap Solar Colombia SAS. Ambas deberán instalar y poner a funcionar una granja solar, cuya producción será vendida, principalmente, al sistema de alumbrado público de Barranquilla.

Para esta historia, K-Yena respondió que en su página web suministró la información general previa sobre la contratación de esos aliados y desarrolló la selección, según su manual de contratación (por tratarse de una empresa mixta). Sin embargo, en su página web no están disponibles las propuestas presentadas por las compañías de energía ni los contratos que firmó con ellas.

Asimismo, en el contrato interadministrativo publicado por la Alcaldía de Barranquilla en el Sistema Electrónico de Contratación (Secop) no queda detallado cuánto dinero recibirá K-Yena, donde Vélez y Daes tienen participación, y cuánto las empresas subcontratadas. 

Los aplausos más fuertes al alcalde Pumarejo han sido por su gestión alrededor de proyectos ambientales, como el de las energías limpias. Lo que también hizo fue abrirles las puertas a unos consentidos contratistas para manejar el millonario negocio replicando un polémico modelo de contratación. 

*Esta historia se escribió con La Silla Vacía, como parte de una alianza para revisar la contratación en la Alcaldía de Jaime Pumarejo, un asunto clave para entender su gobierno.

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