fbpx
En un video divulgado por Revista Semana, al megacontratista José Manuel Daes se le escucha decir que ya tenía asegurado un millonario negocio, cuya convocatoria aún no iniciaba. /Foto: APBAQ

Cinco meses antes de su adjudicación, alumbrado público de Barranquilla ya tenía dueño

Una grabación de la Guardia Civil española muestra que en Barranquilla las convocatorias de ciertos negocios públicos son un mero trámite de rutina, porque el gobierno local escoge a los ganadores por debajo de la mesa.

En un video de 49 minutos, que Revista Semana publicó el pasado 11 de marzo, se escucha al empresario de Barranquilla José Manuel ‘Yuyo’ Daes decirle a Edmundo Rodríguez Sobrino, expresidente de Inassa —empresa dueña de las acciones de la Triple A hasta 2018—, que el contrato de las luminarias sería suyo.

Se lo dijo cinco meses antes de que la Alcaldía de Barranquilla adjudicara esa millonaria concesión y semanas previas a que el Concejo le diera luz verde a ese negocio.

El video fue grabado por la Guardia Civil de España, en el Hotel Villa Magna de Madrid, el 21 de julio de 2016, como parte de la Operación Lezo: una investigación judicial por un posible esquema de corrupción orquestado por Canal Isabel II, con la participación de funcionarios latinoamericanos desde las filiales de esa empresa pública española al otro lado del Atlántico. Inassa era la filial en Colombia.

El encuentro entre Daes y Rodríguez ya había sido divulgado, en mayo de 2017, por la prensa española con fotografías y algunos fragmentos de la interceptación que había realizado, meses antes, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Sólo ahora, con la reciente publicación de Revista Semana, se escucha a Daes decir que el negocio de las luminarias, es decir, del alumbrado público barranquillero, sería suyo. De hecho, se muestra complacido por el buen trato que los gobiernos charistas le han dado, reflejado en contratos públicos.

Lo que Daes dice en ese video evidencia un asunto que, desde hace años, es vox populi en los círculos políticos y empresariales de Barranquilla y ha sido documentado por una parte de la prensa: si bien esa familia, encabezada por él y su hermano Christian, iniciaron su camino como contratistas cuando el alcalde era Bernardo ‘el cura’ Hoyos —hoy condenado por peculado por apropiación y contrato sin cumplimiento de requisitos legales—, fue con la llegada de los Char a la Alcaldía que se coronaron como campeones de la contratación local.

Y los Daes son campeones de la contratación local gracias a millonarios negocios, como el manejo del corredor portuario, la construcción de parques en los barrios, la canalización de arroyos, la pavimentación de vías y la operación del alumbrado público.

Lo dicho por Daes muestra, sobre todo, que en Barranquilla las convocatorias de ciertos negocios públicos son un mero trámite de rutina porque el gobierno local escoge a los ganadores a puerta cerrada y con meses de antelación, en detrimento de la competencia en franca lid

El concurso que ya tenía dueño

“Te voy a decir una cosa, la única persona con la que él se ha portado hasta hoy al 1.000% es conmigo (…) los contratos nuevos que han salido me los va a dar (…) en noviembre me va a dar la concesión de luminarias”. 

Con esas palabras (minuto 24:40 del video publicado por Revista Semana), el empresario José Manuel Daes le cuenta al exdirectivo de Inassa el buen momento empresarial que ha vivido con Alejandro Char en el poder local de Barranquilla y cómo ya era suyo un millonario negocio sobre el que la ciudad apenas estaba por conocer su convocatoria pública.

Resulta que el 31 de diciembre de 2016 vencía la concesión de alumbrado público, en poder de la Unión Temporal Diselecsa Ltda – Industrias Philips Ltda desde el 2 de agosto de 1996, cuando era alcalde Édgar George.

Philips cedió su participación en 2007 a la empresa panameña Suministros Eléctricos de Panamá, que desde entonces operó en la capital del Atlántico en llave con Diselecsa.

Desde sus inicios, esa concesión fue criticada en Barranquilla porque el impuesto de alumbrado público suele ser alto —los usuarios lo pagan mensualmente en su factura de energía– y no siempre se ve reflejado en buena infraestructura para que las calles estén bien iluminadas. 

Sólo entre 2011 y 2016, los barranquilleros pagaron anualmente por ese impuesto entre $35.000 y $39.000 millones, de los cuales el concesionario administraba el 75%.

Casi cinco meses antes de que a Diselecsa se le venciera la concesión, en agosto de 2016, el Concejo de Barranquilla autorizó al alcalde Alejandro Char a crear una empresa mixta para la operación del alumbrado público.

El acuerdo 0020, firmado el 8 de agosto de 2016, autoriza la constitución de una “sociedad de economía mixta por acciones”, a cargo de la administración, operación, mantenimiento, modernización, reposición y expansión del sistema.

Dos meses después, en octubre de 2016, la Alcaldía de Barranquilla abrió la convocatoria pública para encontrar a un “socio estratégico”, que tendría el 35% de participación en la nueva empresa y el Distrito, la mayor parte del paquete accionario (65%).

La convocatoria cerró en noviembre y ese mes la Alcaldía anunció que había recibido dos propuestas:

  1. Una la presentó el poder que manejaba la anterior concesión, Remberto Merlano, más conocido como el ‘Mono’ Merlano, a través de la empresa Iluminamos Barranquilla SAS. Conformada por Distribuciones Eléctricas de la Sabana; Ingeniería, Suministros, Montajes y Construcciones; Rattan Holding y Roy Alpha. 
  2. La otra propuesta la presentó Barranquilla Capital de Luz SAS, conformada por Eléctricas de Medellín, Ingeniería y Servicios; Alutrafic LED; Mega Proyectos de Iluminaciones de Colombia; Iluminación de Villavicencio y Celsa SAS. 

Detrás de este proponente estuvieron William Vélez, conocido como el zar de las basuras en Colombia y con varias concesiones de alumbrado en el país, y los hermanos José Manuel y Christian Daes, dueños de Tecnoglass y megacontratistas del Caribe colombiano.

El entonces  jefe de la Oficina Jurídica de la Alcaldía de Barranquilla, Jorge Padilla Sundheim, dijo que su dependencia revisaría esas propuestas para escoger a la mejor.

A Daes se le escucha mencionar a Padilla en el video publicado por Revista Semana como alguien cercano. “Padilla es muy amigo mío”, le dijo a Edmundo Rodríguez.

A las pocas semanas, en diciembre de ese año, la Alcaldía anunció que Barranquilla Capital de Luz SAS había recibido la calificación más alta, después de una rigurosa evaluación de 20 días, porque tenía las opciones técnicas y financieras requeridas para el negocio.

Seis años y tres meses después de ese anuncio —gracias a la publicación del video de Revista Semana—, sale a flote que el “socio estratégico” del alumbrado ya estaba definido mucho antes de que iniciara la convocatoria pública.

La fase de evaluación, por tanto, sólo formalizó una decisión que José Manuel ‘Yuyo’ Daes no sólo conocía con antelación sino que, el 21 de julio de 2016, le contó al exdirectivo español de Inassa en un hotel madrileño.

Un millonario negocio a 30 años

Con el anuncio decembrino de la Alcaldía, Barranquilla Capital de Luz se convirtió en dueña del 35% de las acciones de la empresa mixta Alumbrado Público de Barranquilla (APBAQ). Desde noviembre de 2022, APBAQ cambió su razón social por K-Yena SAS. 

El 77% de Barranquilla Capital de Luz es de William Vélez; el 20%, de los Daes, y el 3% de Celsa SAS.


Fue así como desde el 1 de enero de 2017, APBAQ (ahora K-Yena SAS) comenzó a operar el alumbrado público barranquillero: un impuesto que desde 2017 ha superado, anualmente, los $70.000 millones. En 2021 recaudó $80.556 millones.

De esa plata, APBAQ administra el 59% y el 41% restante lo maneja, directamente, el Distrito de Barranquilla para inversión. 

Durante el periodo 2017-2021, por ejemplo, APBAQ manejó entre $41.327 millones y $47.528 millones anuales, según la interventoría InterAP.

Durante los primeros tres años de operación, APBAQ invirtió $85.885 millones en modernización y expansión de luminarias y postes, certificó la interventoría, tal como lo exigía el contrato.

Esa empresa también implementó un sistema de telegestión del alumbrado público, que le permite el control a distancia de cierta parte del sistema en Barranquilla.

Según los estados financieros de K-Yena SAS, disponibles en su expediente empresarial en la Cámara de Comercio de Barranquilla, su utilidad anual ronda los $1.000 millones. En 2019 fue de $1.138.259.516 y en 2020, de $926.860.850. De esas sumas, K-Yena SAS destina el 13% anual para dos fondos de reserva (uno legal y otro estatutario), según disposiciones del Código de Comercio. 

Sin embargo, esa utilidad de la empresa mixta se proyecta mucho más millonaria los próximos años porque en la etapa inicial de este tipo de negocios, el privado suele invertir mucho dinero para la modernización y expansión de la infraestructura del alumbrado público.

Una inversión que suele recuperar entre los siguientes cinco y siete años, le explicó William Mourra, actual interventor del alumbrado público de Cartagena, a La Contratopedia Caribe.

 

[Nota de la editora] En esta historia, inicialmente, se escribió Celsia SAS en lugar de Celsa SAS. El error de digitación ya fue corregido.

Una respuesta a “Cinco meses antes de su adjudicación, alumbrado público de Barranquilla ya tenía dueño

  • Toño, siembre manifeste publicamente que la mejor firma engañosa de manejar el alumbrado es constituir la empresa de economia mixta porque el socio operador privado se queda con la pulpa del negocio, AOM +INVERSIONES. Las utilidades reales del operador son 10 veces mas que la del socio publico. Este sistema permite cobrar por una luminaria LED el doble de lo que vale en un mercado serio.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a La Contratopedia Caribe

Share This