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“El silenciamiento de este libro coincide con el silenciamiento del debate público en Barranquilla”: Laura Ardila Arrieta

Alejandro Char y Christian Daes anunciando una donación de Tecnoglass en 2016. /Foto: Tecnoglass.

“El silenciamiento de este libro coincide con el silenciamiento del debate público en Barranquilla”: Laura Ardila Arrieta

A pocas semanas de la circulación de La Costa Nostra, Editorial Planeta le comunicó a su autora que le devolvería el manuscrito porque rescindía el contrato firmado hace dos años. Esa decisión unilateral se suma a un historial de presiones y sabotajes periodísticos.

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Desde finales de julio, La Costa Nostra, la historia no oficial de los Char, el clan más poderoso de Colombia debía comenzar a circular en las librerías de Colombia, con el sello de Editorial Planeta. El libro ya estaba en fila para impresión.

El 4 de julio, Mariana Marczuk, directora de Planeta para la región Andina, le comunicó a la autora de esa investigación, la periodista Laura Ardila Arrieta, que desistían de la publicación para no asumir el riesgo legal de una eventual demanda por daños morales. Fue una reunión corta, en Bogotá, después de una relación editorial de dos años.

La notificación de censura de La Costa Nostra es el capítulo más reciente de una seguidilla de obstáculos que Ardila Arrieta ha debido sortear desde 2015, cuando comenzó a cubrir a profundidad el poder en Barranquilla. Desafíos que suele enfrentar investigando a los poderosos en Colombia, pero aún más abrumadores cuando pone su mirada en la capital del Atlántico.

Sobre los costos profesionales y personales que Ardila Arrieta ha pagado por retar la tenaza del clan político más poderoso de Colombia y sus megacontratistas aliados va esta entrevista.

Laura Ardila Arrieta.

La Contratopedia Caribe. Según contó en El Espectador, Planeta le comunicó que el libro La Costa Nostra, la historia no oficial de los Char, el clan más poderoso de Colombia, no se publicaría, pese a que el manuscrito ya tenía fecha para salir a librerías. ¿Qué pasó? 

Laura Ardila Arrieta. Esa es una pregunta que también me hago: ¿qué pasó? En el año 2020, como cuento en la columna, le presenté un borrador de cinco páginas a Planeta con mi investigación. 

En 2021 comenzó una relación contractual con la editorial. Todo el tiempo, a través del editor de esa corporación con el que trabajé, hubo conocimiento suficiente sobre esta investigación periodística. Jamás hubo una expresión de duda o de aprensión. Por el contrario, siempre sentí mucho impulso y ánimo por parte de mi editor. 

El libro ya tenía diagramación y diseño de carátula. La última información que tuve antes del anuncio de la no publicación fue que entraba a una fila de impresión. 

LCC. Pero, ¿cuál fue la razón que le dieron para no publicarlo?

LAA. La explicación que me dieron en la reunión del 4 de julio, que fue muy corta realmente, es que no tiene nada que ver con la calidad de la investigación. Incluso, hablaron del libro en términos muy elogiosos.

Argumentan que el departamento legal de Planeta en España hizo una revisión y concluyó que el libro les podría significar un alto riesgo de demanda por parte de los personajes aludidos y por eso habían tomado la decisión, tajante y unilateral, de no publicar.

LCC. En su testimonio también cuenta que la fundación El Veinte  y su directora, la abogada y columnista Ana Bejarano, realizaron la edición legal de la investigación. Ese concepto señaló la alta posibilidad de litigio, pero recomendó la publicación por tratarse de un tema de interés público y por cumplir “con todos los estándares periodísticos”. 

LAA. Sí, realmente hay muchos argumentos que desdicen la justificación que da Planeta para haber rescindido el contrato y tomado esta decisión tan lamentable de no sacar el libro. 

Esta es una investigación que lleva dos años, que fue planteada con mucha transparencia. Creo que mi trayectoria periodística es conocida y que Planeta, cuando firmó el contrato conmigo, debió haber conocido esa trayectoria.

Periodísticamente, el libro fue avalado por el editor de Planeta que siempre revisó todos los capítulos. También por Juanita León, que fue mi jefa en La Silla Vacía y ha apoyado este proyecto editorial y económicamente, y por Ana Bejarano, abogada y columnista de Los Danieles, que lo avaló en términos legales.

Incluso, repito, en la conversación que tuve con ellos, Planeta reconoce las cualidades periodísticas del libro. Entonces, a mí la pregunta que me queda es qué pudo haber activado a última hora este miedo o qué pudo haber pasado para que Planeta decidiera no publicar. 

Planeta, valga decir, tiene el manuscrito completo desde abril. Luego, no sé qué pasó con este manuscrito entre abril y julio. 

LCC. Sin duda, la publicación del libro ad portas de una contienda regional podría representar un golpe reputacional para los poderes allí mencionados.

LAA. Toda esta situación de no publicación ocurre en momentos en que se abre la inscripción de candidaturas a las elecciones locales y con ello arranca en firme la campaña. 

Y uno de los candidatos que ya anunció su participación es el exalcalde barranquillero Álex Char, uno de los protagonistas del libro. 

LCC. No cabe duda que estamos ante un caso de censura previa. La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) emitió una alerta y muchas voces han hecho eco desde la publicación de su testimonio en El Espectador por todo lo que la decisión de Planeta representa.  

LAA. Todas las censuras son indeseables, pero la censura previa es quizás la forma más perjudicial porque no ataca la expresión sino que evita que se dé la expresión. 

Siento que esta situación con Planeta es un caso de censura previa, que está prohibida por la Constitución colombiana. 

Además, una semana después de la reunión y pese a varias peticiones que le he hecho a Planeta, aún no me devuelve el manuscrito y eso me ha impedido concretar la publicación del libro con otra editorial. 

LCC. A propósito del manuscrito, en El Espectador contó que no tiene certeza de si pudo haber llegado a manos de los involucrados. ¿Por qué lo dice? ¿Tiene algún indicio de que ellos lo pudieron leer?

LAA. Esperaría que la respuesta fuera no, que no han tenido acceso al manuscrito. No tengo ningún indicio de que los poderosos que retrato hayan tenido acceso a él.

En todo caso, a la luz de lo que ha pasado, sí es una pregunta que me hago y me inquieta. Porque, repito, la no publicación del libro abre un riesgo de seguridad para mí en la medida en que ya saben que existe, pero no saben exactamente de qué trata. 

LCC. El Veinte también le sugirió incluir el relato de algunos mensajes intimidatorios que le llegaron durante la investigación de este libro. Háblenos de eso.  

LAA. Sí, en el libro los detallo. La investigación tuvo una etapa en la que busqué, de manera muy transparente y obligatoria porque no es una concesión que haga, a todos los personajes aludidos para incluir su versión. 

Cuando busqué a unos poderosos contratistas, que son un suprapoder en Barranquilla, fui objeto de agresiones verbales, bloqueos en Whatsapp e, incluso, hasta de la recordación de un asalto del que fui víctima en 2015, cuando perdí información mientras investigaba sobre el poder en Barranquilla.

LCC. Fui testigo, como miembro del equipo de trabajo inicial de La Silla Caribe —medio desde el cual comenzó toda la investigación de los personajes del libro, los Char y los Daes— que el camino no ha sido fácil. Cuéntenos los obstáculos que ha debido sortear por ponerles lupa a estos poderosos.

LAA. En general cubrir a los poderosos de la región Caribe ha sido todo un reto. Creo que no es algo exclusivo mío. Todos los periodistas que cubrimos el poder pasamos por esto.

Me parece importante destacar que, desde 2015, en el cubrimiento que he hecho en Barranquilla llevo un historial de agresiones, que incluyen presiones ante la publicación de temas relacionados con contratistas aliados de los Char. 

También padecí un extraño episodio de chuzadas a mi celular. Todo este historial ha sido documentado por la FLIP. Entonces, no puedo dejar de relacionar todas las presiones y entorpecimientos a mi trabajo periodístico en la Costa con la decisión de Planeta. 

Le pregunté a Planeta en privado y le hago la pregunta pública si recibió alguna comunicación de terceros o de los personajes aludidos en mi libro para no publicar.

LCC. Tampoco podría desligarse este episodio del intento de controlar el mensaje que hay en Barranquilla, con la millonaria pauta publicitaria de la Alcaldía y una estrategia de relaciones públicas de sus megacontratistas. ¿Qué significa ponerles lupa a unos poderosos que llevan más de una década construyendo un relato hegemónico

LAA. Esa pregunta es súper interesante porque cualquier persona que lea esta situación del libro y no conozca a fondo la realidad democrática de Barranquilla podría lamentar la censura a una obra periodística relevante, pero sin considerar nada más. 

Y sí hay algo más, incluso muy preocupante. El silenciamiento de este libro coincide con el silenciamiento del debate público en Barranquilla. 

En Barranquilla hay unos silencios. 

En Barranquilla ocurren cosas como la que le pasó al profesor Alfredo Sabbagh hace apenas unos días. Mandó su columna al periódico en el que escribía y allí hacía unas críticas desde su orilla de la opinión contra el precandidato Char y sorpresivamente para él, entiendo, no le publican la columna. 

En Barranquilla se ha establecido una narrativa desde el poder, no sólo referido a los Char sino también a contratistas y políticos aliados suyos. Otros poderosos del país no logran controlar el mensaje de manera tan eficiente. 

No desligaría lo que ocurrió con este libro de eso. Lo que hay en Barranquilla es un control absoluto del mensaje, como tú lo señalas, a punta de pauta, autocensura e incluso de presiones. Hay animadversión por cualquier persona que rompa esa narrativa del llamado milagro barranquillero.

LCC. En su testimonio de El Espectador también contó cómo por años ha tenido que lidiar con intentos de desprestigio, incluso liderados por otros periodistas. 

LAA. Sí, por cubrir a unos poderosos megacontratistas públicos de Barranquilla ha habido una campaña, de varios años ya, de relacionistas públicos con altas conexiones en Bogotá para denigrar de mi trabajo periodístico.

Ese elemento es muy complejo porque tiene que ver con la salud mental y se suma a todos los retos emocionales de hacer una investigación como ésta. 

La crisis del periodismo la hablamos desde muchos puntos de vista. Hablamos de la seguridad de los periodistas, de las precariedades laborales, de los malos sueldos, de la falta de independencia. Pero casi nunca hablamos de la salud mental. 

LCC. Toda esta situación manda un mal mensaje a los periodistas que están cubriendo a los poderosos, sobre todo desde las regiones.

LAA. Por supuesto, creo que esto evidencia una crisis de la libertad de expresión y es una situación que afecta a todo el periodismo. Cuando no hay acceso a información relevante, pierden los ciudadanos que no tienen cómo llegar a esa información. 

Lo que señalas es muy cierto. Me parece que esto manda un pésimo mensaje a los periodistas, sobre todo a los periodistas regionales que quizás estén pensando en hacer investigaciones similares. 

¿Qué ganas va a tener un colega local que sueñe con llevar a cabo una investigación independiente, que no se case con las verdades acomodadas o a medias, sino que quiera poner luces sobre las cosas que realmente pasan? 

Es un asunto que al final del día tiene que ver con todos y esa ha sido mi gran motivación para hacer pública esta historia. No sólo porque sienta que sea una información de interés público y su no publicación abre un riesgo para mí, sino porque no hay nada más antidemocrático que el silencio. 

LCC. Y justo en El Espectador dijo que el silencio no es una opción.

LAA. Soy una periodista convencida de la libertad de expresión como un valor superior de toda democracia. Este es el oficio al que me he dedicado durante 20 años, es decir, la mitad de mi vida. 

El silencio no es una opción cuando uno valora de esta manera la libertad. 

A veces se nos dan contextos como estos en los que sentimos que nos cercenan de alguna manera y sólo nos queda levantar la voz porque, repito, no hay nada más antidemocrático que tener que quedarse callado. 

LCC. Ante este camino cerrado, ¿cuáles opciones ha comenzado a explorar para que el libro rompa la censura? 

LAA. Todo mi compromiso está puesto en que este libro vea la luz porque puede aportar muy buenos elementos al debate público. 

En este camino me ha dado mucha alegría sentir que no estoy sola, que hay una cantidad de colegas y organizaciones que también luchan y creen en la libertad: esta entrevista es una evidencia de ello. La Fundación para la Libertad de Prensa, La Liga contra el Silencio, La Silla Vacía que ha apoyado este libro, El Espectador que es el medio del que soy columnista. 

Hay un coro alrededor. Sé que va a haber esfuerzos para que este libro vea la luz. 

También quiero aprovechar esta situación para hacer un llamado público, no para quienes estén de acuerdo con los relatos que salgan del libro, sino para quienes crean en el valor de la libertad, para que apoyen desde donde puedan la publicación de esta investigación y del periodismo independiente que se hace en Colombia. 

LCC. Hablemos de la investigación. ¿Cómo fue hacerla? 

LAA. Una de las cosas más duras de esta situación es pensar en el gran esfuerzo, no sólo profesional sino personal, que tuve que hacer para sacar adelante el manuscrito.

Fueron dos años que dediqué: un año fue únicamente para investigar y escribir. Luego, durante otro año más, tuve que equilibrar cierta producción periodística para devengar recursos y al mismo tiempo intentar aliviar los miedos que un trabajo como este causa entre mis seres queridos. 

Terminan siendo unos esfuerzos muy profundos, no solo físicos, emocionales y profesionales sino incluso económicos, los que se invierten para tratar de sacar ese tipo de investigaciones en Colombia. 

Esta es una historia en la que otros colegas han dado muy buen ejemplo.

LCC. Sin obviamente hacer spoiler, grosso modo, cuéntenos de qué va el libro y cuál es su línea narrativa.

LAA. El libro es la historia política del clan Char, me refiero a Fuad Char y a los dos hijos que se dedicaron a la política, Álex y Arturo Char. El libro intenta poner luz a un grupo que pasó de ser uno más a querer llegar a la Casa de Nariño. 

Es un relato escrito en tono de crónica periodística, que va cronológicamente desde la llegada de Siria del primer Char al pueblo cordobés de Lorica, pasando por su mudanza a Barranquilla, su entrada a la política, su conexión con los poderes bogotanos y su expansión en el Caribe. 

Hay un capítulo que en Barranquilla se ha mencionado, pero creo que no de manera completa: la cooptación paramilitar y del narcotráfico en la contratación de la ciudad y cómo ciertos actores involucrados siguen con mucho poder. 

Por supuesto, el libro también contiene la historia de la alianza electoral entre el grupo Char y Aida Merlano

Siento que aparte de ser la historia de los Char y sus aliados, con luces y sombras, es una historia que refleja cómo funciona el poder en Colombia. 

LCC. ¿Podría decirse que esa cooptación paramilitar y del narcotráfico es quizá el capítulo más revelador del libro?

LAA. El libro intenta tomarle una foto a una historia que tiene elementos que son conocidos por encima, pero que por supuesto tienen muchísimos más detalles por debajo. Esos detalles los intento contar. 

Creo que el capítulo del paramilitarismo y el narcotráfico contiene datos y testimonios reveladores. Aunque, en otras partes del libro también intento contar datos nuevos porque fue un esfuerzo para todo el libro. 

Hay elementos que ayudan a entender, uno de mis verbos favoritos en periodismo, por qué en Barranquilla hoy las cosas son como son. 

LCC. ¿Hay alguna fecha de publicación proyectada? 

LAA. Lamentablemente, no puedo decir en este momento cuándo va a salir el libro. Hay un compromiso de sacarlo, no solo mío sino de muchas personas que creen en la libertad de expresión. 

Aunque es una crónica periodística que no es perecedera, sí hay una coyuntura muy importante que son las elecciones. Tengo toda la intención de que pueda ver la luz antes de octubre. Ya veremos.

2 respuestas a ““El silenciamiento de este libro coincide con el silenciamiento del debate público en Barranquilla”: Laura Ardila Arrieta

  1. Toño, tenemos que hacer hasta lo imposible para que salga el libro censurado por unos españoles que huelen a estiercol. La libertad de expresion hay que defenderla

    1. Que lamentable este absurdo silenciamiento de una muy valiosa investigación realizada por su autora Laura Ardilla Arrieta ; aunque no debe sorprendernos, ya que estamos en Colombia, donde cualquier cosa puede pasar ; mucho más si los que somos concientes de este atropello nos quedamos de “brazos cruzados”. Ya Basta .

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