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Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía

[Opinión] El atril vacío

Alejandro Char no asistió al debate organizado por Caracol Televisión y La Silla Vacía. En su columna, Juan A. Tapia analiza las razones del popular exalcalde para dejar el atril vacío y no debatir con los demás candidatos a la Alcaldía de Barranquilla.

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Me perdonarán, pero la transmisión por televisión nacional, en el horario más costoso de la noche del domingo, de un debate con los candidatos a la Alcaldía de Barranquilla sin el seguro ganador de la contienda, el exalcalde Alejandro Char, no me parece una falta gravísima a la democracia por parte suya ni un desprecio a los barranquilleros ni un desaire al medio de comunicación, en este caso Caracol, como han salido a condenar las redes sociales, sino la consecuencia lógica de tener una ventaja de 80 puntos porcentuales sobre el segundo en intención de voto, resultado de la ausencia de liderazgos que le hagan contrapeso desde hace 16 años.

Esa es la verdadera razón por la que Char no asiste a debates y evita hablar con cualquier periodista que no tenga bajo su control: porque puede darse ese lujo. Mientras nadie le pise los talones, ¿para qué someterse a preguntas incómodas sobre la financiación de la campaña de Aida Merlano, la contratación concentrada en unos pocos, el manejo de la Triple A, las coimas pagadas por el megatanque de Siete de Abril, el proceso contra su hermano Arturo o los cinco puntos que le regaló a Daysuris Vásquez?

Tales cuestionamientos, que podrían poner contra las cuerdas al exalcalde, no tendrán respuesta de su parte mientras sus opositores solamente inscriban sus candidaturas para obtener el cupo en el Concejo otorgado al segundo lugar. El silencio ha sido la mejor estrategia de Char desde su segundo mandato, cuando estalló el escándalo de la Casa Blanca, el comando político de su examante Merlano, y lo seguirá siendo hasta que aparezca otro gallo en el gallinero.

¿Qué sucedería si Álex Char sintiera la presión de un cabeza a cabeza como el de Eduardo Verano y Alfredo Varela por la Gobernación del Atlántico? Pues que no le quedaría más remedio que asistir a los debates organizados por la prensa o a cualquier tipo de cara a cara con su rival, so pena de ser vencido en ausencia.

Alejandro Char no es el primero ni el último que opta por sacarle el cuerpo a los debates. Ya lo había hecho el entonces megapopular presidente Álvaro Uribe en su campaña de reelección en 2006 y ocurre en la actualidad con el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, sobrado de lote en la carrera por la nominación republicana a la Casa Blanca. Mientras sus competidores le lanzan dardos por sus procesos judiciales, el magnate se burla de ellos en las redes sociales. Si DeSantis, Scott, Pence o Ramaswamy, por mencionar a los más conocidos, representaran peligro, Trump no dudaría en presentarse.

Pierden el tiempo los movimientos contrarios al charismo y los periodistas que hacen bien su trabajo si esperan que el candidato de Cambio Radical salga de su caparazón. Y se exponen a ridículos como el de transmitir un debate con un aspirante que marca 6% en las encuestas (Antonio Bohórquez) y otro que a duras penas pasa del 3% (Luis Guzmán Chams).

Lo mejor que puede hacer la creciente oposición al grupo político de la familia Char es no dejarle todo al celular y empezar a preparar un candidato para llegar a la Alcaldía en 2032 —ya que en 2028 será otra ficha puesta, como Noguera o Pumarejo—, cuando, de no haber tenido inconvenientes con la justicia, el silencioso Álex podría aspirar a gobernar por cuarta vez.

@jutaca30

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