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Cartagena elegirá alcalde este 29 de octubre. Hasta ahora hay un amplio abanico de candidatos. /Foto: El Universal

‘Es posible que los votantes busquen experiencia antes que independencia’: Orlando Higuera

Orlando Higuera, politólogo y exrepresentante de la MOE Cartagena, analiza los impactos del desánimo electoral en Cartagena de cara a las elecciones locales de octubre próximo.

*La Contratopedia Caribe inicia una serie de entrevistas con académicos y analistas políticos para aportar a la discusión electoral en Bolívar y Atlántico, de cara a las elecciones regionales.

El próximo gobernante distrital, así como los miembros del Concejo elegidos por los cartageneros en octubre, tendrán la obligación de mejorar los indicadores sociales, fiscales y de infraestructura pública de una Cartagena en crisis política e institucional desde hace más de una década.

Este 29 de octubre, se sabrá si Cartagena continuará con la tendencia de sus últimas cuatro contiendas: la elección como alcalde o alcaldesa de personas ajenas a las tradicionales casas políticas de Bolívar, aunque varios de ellos tuvieron  su apoyo electoral. Un fenómeno que se ha dado por la suma de votos de opinión y el hartazgo ciudadano con esos clanes familiares.

Para entender mejor los factores que pueden influir en el comportamiento electoral de Cartagena, La Contratopedia Caribe entrevistó al politólogo Orlando Higuera, director del programa de Ciencia Política de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB) y representante en Bolívar de la Misión de Observación Electoral (MOE) en elecciones pasadas.

Orlando Higuera Torres.

La Contratopedia Caribe (LCC). ¿Cuáles son los factores demográficos, económicos y de cultura política de Cartagena que influyen en las elecciones regionales?

Orlando Higuera (OH). En Cartagena, la participación en las elecciones locales supera ampliamente la de las elecciones nacionales. 

Por un lado, los políticos suelen instrumentalizar la pobreza para acercarse a los votantes más necesitados y ganar su apoyo. Por otro lado, la pobreza también representa un riesgo electoral, ya que las personas pobres pueden ser víctimas de las redes de clientelismo electoral. 

Es importante aclarar que no todas las personas pobres en Cartagena venden su voto. La corrupción electoral afecta a todos los estratos sociales, la diferencia radica sólo en el monto de la transacción.

LCC. En elecciones regionales pasadas, Cartagena tuvo un 55% de participación, lo que rompió con la tendencia de los últimos años. En una entrevista que le dio a La Contratopedia,  el año pasado, mencionó que, en parte, este aumento electoral se dio por la candidatura de William Dau. ¿Cree que la participación se mantenga alta?

OH. Es difícil hacer una predicción, ya que hay varios factores a tener en cuenta. En las elecciones anteriores, muchos votos jóvenes que rechazaban la política tradicional fueron a parar a Dau. La campaña de Sergio Londoño también movilizó a otro sector de la juventud. 

Si en esta ocasión se presentan candidatos que representen un cambio en la política y den esperanzas de renovación, puede haber una movilización significativa de votantes. Si sólo hay políticos tradicionales sin opciones de cambio, esto podría desalentar la participación de los votantes. 

Además, hay muchas personas que votaron por primera vez hace cuatro años con la esperanza de un cambio y que ahora están desilusionadas. Esto puede generar un movimiento pendular en las elecciones, donde algunos pueden decir “no me interesa votar”.

LCCEntonces, si los votantes van a buscar perfiles alejados de la política tradicional, ¿cuál será el rol de la clase política tradicional en estas elecciones? 

OH. La contienda por la Gobernación del departamento es complicada, ya que una fuerza política importante controla gran parte de los votos y obtuvo una mayoría significativa en las elecciones legislativas pasadas. Es difícil que otros políticos se animen a competir contra la hegemonía del Partido Conservador en el departamento.

Por otro lado, la Alcaldía de Cartagena es un campo de batalla en el que las clases políticas tradicionales tendrán que negociar o fragmentarse. Si se fragmentan, podrían dar paso a un outsider que les gane la carrera electoral. 

Es probable que los políticos experimentados prefieran coordinar y generar candidaturas conjuntas, aunque no sean tan visibles públicamente. 

LCCDesde hace más de una década en Cartagena han sido elegidas personas que no pertenecen a las tradicionales casas políticas de Bolívar, como Campo Elías Teherán, Manolo Duque y el actual alcalde William Dau. ¿Esta tendencia continuará o la gente se cansó de experimentar?

OH. En Cartagena hay un aspecto positivo que no se reconoce fácilmente: la presencia de un gran número de votos de opinión. A menudo se cree que todos los votos en la Costa, particularmente en Cartagena, son amarrados. Pero ocurre lo contrario: desde Judith Pinedo, en 2008, la mayoría de los alcaldes han sido elegidos gracias al voto independiente. 

Los políticos buscarán avales de partidos nuevos o se presentarán por firmas, incluso si en el pasado pertenecieron a partidos tradicionales, para mostrar independencia. 

Muchos cartageneros sienten desánimo y mencionan que hay improvisación en la administración distrital, por lo que es posible que los votantes busquen a una persona con experiencia en la administración pública en lugar de alguien que se presente como un outsider

Los candidatos con experiencia tratarán de venderse como una forma de renovación, no en el sentido de “no vengo de la política” sino de “sé cómo hacer el trabajo”. 

Aunque exalcaldes como Campo Elías Teherán y Manolo Duque no nacieron políticamente en los clanes tradicionales de Bolívar y su llegada a la arena electoral fue vista como la irrupción de outsiders políticos, sus campañas y gobiernos estuvieron marcados por la presencia de esos cuestionados grupos.

Duque, por ejemplo, afronta varias investigaciones por corrupción.

LCC. Y en ese sentido, ¿qué tanto influirá la gestión de Dau en la decisión de los votantes? 

OH. Una de las pocas cosas que hay que reconocerle a Dau es que duró cuatro años y le tocó enfrentar una de las mayores crisis mundiales de los últimos tiempos. Más allá de eso, tuvo errores garrafales. 

Dau es una persona que venía sin experiencia, sin conocer bien el contexto y que, adicionalmente, presentó un plan de gobierno de ocho páginas. Luego elaboró un Plan de Desarrollo marcado por la pandemia y centralizó la contratación en una sola Secretaría, que, aunque establece más controles, ralentiza los procesos de contratación y hace que el Distrito sea menos eficiente. 

Eso hace que la ciudadanía se sienta desesperanzada al no ver muchas obras ni mejoras en la ciudad. 

Es cierto que la Alcaldía ha logrado avances importantes, como el saneamiento fiscal del Instituto Distrital de Deportes y Recreación (IDER), pero el gobierno de Dau no ha sido lo suficientemente bueno para comunicar estos logros, lo que podría llevar a que el crédito se lo lleve el próximo gobernante, que encontrará finanzas más sanas y podrá invertir más.

LCC. Con la exalcaldesa Judith Pinedo inocente y en libertad, ¿qué tanto puede cambiar el escenario político actual?

OH. Políticamente es un mensaje muy poderoso. Judith representa la decencia y la dignidad de hacer política y gobernar bien, por fuera de las casas políticas tradicionales. 

Su encarcelamiento nos dolió a muchos y estoy muy seguro de que a otros los asustó, ya que pensaron: “¿Para qué lanzarme si puedo terminar preso porque un opositor político utilizó la justicia para amedrentarme?” 

Eso tiene un impacto muy profundo en procesos políticos alternativos serios, que crecen de forma orgánica en la ciudad. No sé si Judith tiene aspiraciones electorales, pero contaría con el apoyo de muchos cartageneros si decide hacerlo. 

El otro frente de esta vereda es el denunciante y precandidato William García Tirado, quien se dedicó a lanzar descalificaciones y acusaciones contra Judith y Vivian Eljaiek (exsecretaria de Hacienda).  

Si a García Tirado le queda un mínimo de decencia, debería pedir excusas y retractarse de lo que dijo y de los comunicados que sacó.

Judith Pinedo, alcaldesa de Cartagena entre 2008 y 2011, fue condenada en 2021 por el Tribunal Superior de Cartagena a 12 años y cinco meses de cárcel por peculado por apropiación y contrato sin cumplimiento de los requisitos legales por la venta a una firma hotelera de un lote baldío, en el barrio el Laguito.  
El actual precandidato a la Alcaldía William García Tirado, en ese entonces concejal de Cartagena, denunció ese negocio porque, según él, Pinedo estaba vendiendo playas.

El Tribunal nunca probó que Pinedo hubiera actuado con dolo, y aún así la condenó en segunda instancia”, informó La Silla Vacía.

“Después del fallo se destapó el escándalo del Cartel de la Toga, que puso en evidencia la influencia que tenía sobre ese tribunal de Cartagena el magistrado Gustavo Malo, uno de los condenados por el cartel de la Toga.  Y también se destaparon sus entronques con políticos corruptos de la ciudad que Pinedo no solo había denunciado sino desbancado”, contó ese medio.

La exmandataria apeló la decisión del Tribunal y le pidió a la Corte Suprema de Justicia revisar su condena.

El 15 de marzo pasado, la Corte estableció que el lote en disputa no constituía zona playera, y absolvió a Judith Pinedo y a Vivian Eljaiek de los delitos imputados.

LCC¿Cómo se compara el comportamiento electoral de los ciudadanos en las elecciones a Alcaldía con el comportamiento en las elecciones al Concejo? 

OH. En lo local hay dos procesos que conviven de manera opuesta. Por un lado tenemos candidatos que terminan siendo alcaldes y casi todos vienen de procesos por fuera de la política, pero a la vez tenemos elección tras elección los mismos apellidos, las mismas caras y los mismos nombres en el Concejo. 

El Concejo de Cartagena tiene una tasa de renovación bastante baja y cuando hay nuevos nombres, estos  terminan relacionados por familiaridad, amistad, pertenencia a las mismas casas políticas o incluso por relaciones filiales con antiguos concejales.

LCC¿Cómo se explica ese comportamiento opuesto?

OH. Tengo una hipótesis. Sucede que muchos votantes, efectivamente, aceptan plata por el voto, y es innegable que existen muchos candidatos para el Concejo (no necesariamente afirmo que sean concejales en la actualidad) que han ejercido corrupción electoral. 

Durante las últimas elecciones hubo noticias y denuncias de presunta compra de votos por parte de candidatos al Concejo a través de líderes barriales. 

Como la confianza que hay en el Concejo es tan baja, la gente no se preocupa tanto por sus integrantes, ya que no ven su utilidad. Sin embargo, los concejales son muy inteligentes en la acción política. Entonces ellos, por ejemplo, pasan de pelea con el alcalde, pero a la hora de la verdad le aprueban todo. 

Porque si se pusieran como una talanquera al progreso de la ciudad, los ciudadanos podrían terminar diciendo que a Cartagena le fue mal durante estos cuatro años porque los concejales no dejaron que el alcalde gobernara. 

Por el contrario, ellos (los concejales) ahora pueden acoger el discurso de: “Nosotros colaboramos con Cartagena y le aprobamos todo al alcalde. Si él no ha ejecutado, es por su propia incapacidad de gobernar”. 

LCC. Teniendo en cuenta todos estos factores, ¿podrá el Concejo renovarse en estas elecciones o sólo veremos una renovación de caras, con las mismas estructuras detrás?

OH. Es muy probable que suceda eso último, que tengamos nombres, caras nuevas, pero que al final terminen siendo en esencia los mismos o respondiendo a los mismos intereses. Sin embargo, no me parqueo en la desesperanza. Siento que en algún momento los Cartageneros podremos ser más libres en nuestra decisión de voto.

Y debo decir que uno de los primeros errores que cometió William Dau fue no tener una lista al Concejo. Con la capacidad que tuvo para movilizar a las personas, pudo haber sacado una bancada propia interesante. Como sucedió con el Movimiento Por una Sola Cartagena de Judith Pinedo, que tuvo dos concejales, pero que desapareció cuando Judith salió del poder. 

Las renovaciones no necesariamente son sostenibles en el tiempo, pero sí pueden cambiar de caras. La cuestión es que hasta que no exista una reforma política completa, en la que se limite el número de periodos en una corporación pública, no va a haber mayor cambio.

LCC. ¿Cuál considera será la influencia del Pacto Histórico, o por lo menos, de las fuerzas nacionales en lo local? 

OH. Los partidos que integran la coalición de gobierno pueden coordinarse para presentar un candidato a la Alcaldía de Cartagena, pero ya hay algunas fracturas. 

Roy Barreras, uno de los líderes del Pacto Histórico, ha manifestado su apoyo a Dumek Turbay. Sin embargo, María Alejandra Benítez, la representante del gobierno de Gustavo Petro en la Universidad de Cartagena, ha señalado que el candidato del Pacto Histórico debe ser seleccionado por consenso entre los militantes de la coalición en Cartagena. De lo contrario, Turbay podría ganar en una consulta.

Estas elecciones son cruciales para el Pacto Histórico como coalición de gobierno, ya que deben demostrar su capacidad de traducir sus triunfos presidencial y legislativo en el ámbito local. De lo contrario, corren el riesgo de no tener arraigo territorial y centrarse demasiado en la figura del líder (Gustavo Petro).

Si no surge otro caudillo en las próximas elecciones, el Pacto Histórico podría desaparecer, porque esta coalición está pegada con babas, con las babas de Petro. Es decir, la Colombia Humana, la Fuerza de la Paz de Roy Barrera y Soy Porque Somos seguirían existiendo, pero no se aglutinarían fácilmente porque no habría una figura que los aglutine. 

LCCPara finalizar, ¿cuáles son los principales desafíos del próximo mandatario?

OH. El nuevo mandatario tendrá que afrontar tanto temas urgentes como estructurales. La implementación de políticas nacionales a nivel local, como la Ley de Paz Total, es una de las cuestiones más importantes. El Plan Maestro de Drenajes Pluviales y la renovación del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que lleva 12 años vencido, son algunos de los temas estructurales que deben ser abordados. 

La inseguridad es un problema que debe ser atendido de manera urgente. La militarización de las calles no es una solución efectiva y solo crea más problemas. Atender las causas estructurales de la inseguridad, como la pobreza extrema y las relaciones complicadas desde el punto de vista de cultura ciudadana, es un reto mayor. 

Tenemos, además, el microtráfico que está peleando por el control territorial. Y lamentablemente esto nos puede llevar a situaciones que rayan con lo ilegal, y es que se establezcan concertaciones entre las administraciones públicas y las bandas criminales, lo que se conoce como gobernanza armada, para garantizar la seguridad.

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