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Una de las apuestas del alcalde Jaime Pumarejo fue la biodiverciudad, es decir, convertir a Barranquilla en una ciudad verde. /Foto: Alcaldía de Barranquilla.

Ambiente y energía limpia: ejes de la contratación de Jaime Pumarejo

El alcalde de Barranquilla invirtió $614.000 millones en paneles solares y el ecoparque Mallorquín. La mitad de su megacontratación (2020-2023)  fue a través de empresas mixtas.

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El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, invirtió  $2,7 billones en contratos grandes. Las apuestas de su gestión se evidencian en las inversiones que realizó durante estos cuatro años.

En esta investigación, La Contratopedia Caribe y La Silla Vacía* hacen una radiografía de la plata para contar en qué se gastó, quiénes se la ganaron y cómo se ejecutó a través de un polémico modelo de contratación con empresas mixtas. 

Para esta historia se revisaron todos los contratos de más de $3.000 millones, entregados por la Alcaldía de Pumarejo. Estas son las conclusiones: 

En lo que más invirtió: energías renovables, Mallorquín y alimentación escolar

La principal apuesta de la gestión de Jaime Pumarejo fue convertir a Barranquilla en una “biodiverciudad”, una capital más amigable con el medio ambiente. Y en eso invirtió la mayor parte de los recursos del Distrito en los últimos cuatro años. 

La inversión más grande fue en el proyecto de energías renovables. Para ello destinó $354.000 millones de vigencias futuras comprometidas hasta 2046 para la instalación de paneles solares en 319 espacios distritales y la construcción de una granja para comercializar energía. 

Pese a haber sido un proyecto ampliamente divulgado por su gobierno, el origen y los costos no fueron comunicados a través de sus cuentas oficiales. Ese proyecto lo adjudicó a través de la empresa mixta K-Yena SAS, que subcontrató a los ejecutores de las obras. 

En ese mismo sentido de la “biodiverciudad”, Pumarejo contrató $260.000 millones para la recuperación de la ciénaga de Mallorquín, que incluye la construcción de un ecoparque, un tren turístico y el mejoramiento de la playa de Puerto Mocho. 

La primera etapa del proyecto, aún en construcción, ya está abierta al público y permite recorrer un sendero en madera sobre el cuerpo de agua que había estado olvidado en la ciudad. 

Otras apuestas clave de Pumarejo han sido la alimentación escolar y la atención a la primera infancia, en las que ha invertido $160.000 millones y $114.000 millones, respectivamente. 

Ambas inversiones tuvieron mayor protagonismo en su gobierno tras la crisis social causada por la pandemia: Barranquilla incrementó en un 54% su pobreza monetaria, mientras a nivel nacional fue de 11%, según el Dane. 

Además, por un año, estuvo entre las capitales del país con más hogares sin las tres comidas diarias garantizadas.  

Pumarejo también invirtió en proyectos heredados por Álex Char y Elsa Noguera, como el de pavimentación de Barrios a la Obra. Invirtió $141.000 millones en la pavimentación de vías, sobre todo en los barrios populares de la ciudad. 

El alcalde también potenció apuestas del charismo, como el bilingüismo en los colegios públicos. Pumarejo adjudicó 80 mil millones al British Council, entidad gubernamental del Reino Unido, con vigencias futuras por ocho años. 

Los megacontratistas de Pumarejo 

La fotografía de la megacontratación de Pumarejo arroja a empresarios consentidos por sus antecesores charistas, pero también incluye a otros que se estrenan en las grandes ligas de la contratación distrital. Asimismo, salieron de ese retrato contratistas que estuvieron salpicados en denuncias de corrupción y de obras mal hechas.

Entre los rostros que se repiten hay cuatro megacontratistas del segundo gobierno de Álex Char. El más conocido de ellos es Faisal Cure, que ha tenido negocios privados con integrantes de la familia Char. 

Cure saltó a la palestra nacional porque la exaliada charista Aída Merlano lo señaló de haber pagado coimas a Char por contratos de infraestructura, que fueron usados para financiar campañas políticas. 

Pese a ese escándalo, durante el gobierno de Pumarejo, Cure se ganó $61.000 millones por la construcción de la primera etapa del ecoparque Mallorquín. Lo hizo a través de su empresa Jacur SAS en un consorcio del que también hace parte Obraci Construcciones SAS, de la familia Gerlein.

En infraestructura hay dos consentidos contratistas que, al igual que con Char, les fue muy bien con Pumarejo. Uno es Soluciones de Infraestructura y Logística SAS, del ingeniero José Antonio Sánchez, y el otro es Donado Arce & Cia SAS, de Roberto Carlo Donado.

En el sector de la educación, la familia Crissien sigue en el escalafón de megacontratistas. Ahora con la Corporación Universitaria de la Costa (CUC), cuyo rector es el excongresista Eduardo Crissien. Esa es una familia activa en la política del Atlántico, que tiene concejal en el partido de La U y tuvieron de ministro de Tecnología a Tito Crissien, durante el gobierno de Iván Duque.

La CUC se ganó $33.000 millones en contratos por prestación de servicios para prevenir la violencia intrafamiliar, para la formación docente y el fortalecimiento de escuelas deportivas.  

En la administración de Pumarejo también aparecen megacontratistas nuevos. Es el caso de Ticom SAS, representada por José María Vecino, que obtuvo una etapa del proyecto Mallorquín por un valor de $113.000 millones. 

A su vez, la entidad gubernamental British Council se estrena como megacontratista de Barranquilla en el marco de la política distrital de bilingüismo de Pumarejo. 

En el top también aparecen empresas dedicadas a la preparación y distribución de alimentos porque el Distrito realizó inversiones millonarias por la pandemia y los programas de alimentación escolar. Allí están Servicios de Alimentación NP SA (La Vianda), Generación Colombia SAS y Funbasol. 

Las dos primeras empresas han sido contratistas de la Alcaldía de Barranquilla en administraciones pasadas. Sin embargo, los millonarios contratos que obtuvieron no las ubicaron en el grupo de principales megacontratistas del Distrito.

Los que salieron de la foto de la megacontratación

Así como hay repetidos con su antecesor Char, en la fotografía de la contratación de Pumarejo no aparecen viejos conocidos sobre los que han caído cuestionamientos. En la foto no están las empresas de la familia Torres Reátiga. Una de ellas estuvo salpicada en el escándalo de Odebrecht.  

Tampoco está la multinacional portuguesa Mota Engil, también mencionada en el capítulo Odebrecht. 

Asimismo, está ausente del grupo de megacontratistas Gary Espitia, dueño de la empresa Coinses, que formó parte de la polémica construcción de la Vía de la Prosperidad, una millonaria obra de la Gobernación del Magdalena que terminó siendo una colcha de retazos.  

A diferencia de otras radiografías de la contratación pública de Barranquilla, en esta del gobierno de Pumarejo hay un gran ausente entre los megacontratistas: la firma A Construir, que hasta el año pasado tuvo entre sus accionistas mayoritarios a empresas de la familia Daes. 

Aunque con Pumarejo A Construir obtuvo $19.000 millones en megacontratos, esa cifra está alejada de la que sumó durante el gobierno de Álex Char, que fue de $253.000 millones y la ubicó como la mayor contratista. 

Eso tiene dos posibles explicaciones. Por un lado, a A Construir le fue muy bien con la Gobernación del Atlántico de la charista Elsa Noguera. Con recursos de esa entidad, empresas mixtas le adjudicaron dos megacontratos que suman $206.000 millones para la construcción de plazas, parques y malecones, y para la electrificación rural.

Y por otro lado, los Daes siguen teniendo juego en la contratación pública de Barranquilla, pero a través de Alutrafic Led SAS, que forma parte de la empresa mixta de Alumbrado Público K-Yena SAS. De hecho, esa empresa es la operadora del millonario contrato para el proyecto de energías renovables a 25 años. 

Casi la mitad de la plata se contrató con entidades mixtas

Durante su periodo en la Alcaldía, Pumarejo contrató $1,3 billones a través de tres empresas mixtas: la Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla y el Caribe (Edubar), K-Yena SAS y Puerta de Oro. Es decir, casi la mitad de la megacontratación analizada por La Silla y La Contratopedia Caribe.

Con esa ejecución a través de intermediarios, el Distrito favorece económicamente a los privados que tienen participación en las mixtas porque cobran una cuota de gerencia por sus servicios.

Ese es un modelo de contratación que viene en auge en Colombia y en Barranquilla se consolidó durante el segundo gobierno de Álex Char, especialmente con la mixta Edubar.  

Aunque está permitido por la ley, ese tipo de contratos ha provocado críticas entre los veedores de recursos públicos porque las empresas mixtas se rigen por el derecho privado y sus propios manuales de contratación. Esas características flexibilizan las condiciones si se comparan con las de la Ley 80 y dificultan el seguimiento al dinero que les deleguen los entes públicos.

En Barranquilla, durante el gobierno de Pumarejo, ese modelo creció. Su alcaldía duplicó la contratación con Edubar, a través de convenios interadministrativos, pues sumó $841.000 millones, mientras que en el segundo periodo de Char se contrataron $419.000 millones, según identificó La Silla. 

El Distrito y otros entes públicos tienen el 74% de participación en Edubar. El restante pertenece a la Sociedad Portuaria Río Grande y a la Triple A. 

Además de darle más músculo económico a Edubar, Pumarejo también le dio el contrato más millonario y bandera de su gestión a otra empresa mixta, a K-Yena SAS, antiguamente llamada Alumbrado Público de Barranquilla: el proyecto de las energías renovables.

La tercera mixta con la que contrató Pumarejo es Puerta de Oro. Le entregó $136.000 millones, la mayoría para compra de acciones, realizar estudios de proyectos de infraestructura y garantizar el mantenimiento de la ciénaga de Mallorquín y el Malecón del Río. 

La Alcaldía firmó cinco convenios interadministrativos con Puerta de Oro que ameritan subcontratación, sin embargo, en la página web de contratación de esta empresa mixta sólo uno de esos procesos está disponible para consulta. 

Además, los datos publicados en el Sistema Electrónico de Contratación Pública (Secop) no están en formato abierto, por tanto no pueden descargarse. Debido a esas circunstancias, no es tan fácil determinar quiénes son los contratistas finales de esos recursos distritales ni cómo se eligen.

Al ser consultada sobre la falta de acceso a esa información, Puerta de Oro no respondió.

Pese a la contratación con empresas mixtas, que ha sido opaca para los casos de K-yena y Puerta de Oro, Pumarejo termina su gestión sin escándalos de corrupción a cuestas y sin grandes incumplimientos en las obras que contrató. Eso contrasta con lo que sucedió en alcaldías como la de Medellín y Cali.

Los cuestionamientos que ha sorteado Pumarejo tienen que ver más con las obras que heredó de la segunda administración de Álex Char, como las calles Circunvalar y La Cordialidad aún en ejecución.

Si bien la radiografía de los contratos de Pumarejo muestra similitudes con sus antecesores Noguera y Char, también tiene sello propio. Pumarejo deja una ciudad con un ecoparque en construcción, un ambicioso proyecto de energías renovables contratado, un programa de bilingüismo en las escuelas públicas y más vías pavimentadas.

Pese a todas esas iniciativas y la millonaria inversión social, las cifras de pobreza monetaria en Barranquilla todavía están lejos de regresar a los indicadores previos a la pandemia

*Esta historia se escribió con La Silla Vacía, como parte de una alianza para revisar la contratación en la Alcaldía de Jaime Pumarejo, un asunto clave para entender su gobierno.

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