fbpx
Laura Romero De La Rosa /Foto: Rafael Bossio

[Opinión] La cultura como derecho en Cartagena

En Cartagena el derecho a la ciudad incluye analizar la forma como sus ciudadanos se relacionan y disfrutan del entorno más allá del espejismo turístico. Laura Romero analiza la posibilidad de construir una sociedad más equitativa con una mayor y mejor oferta cultural.

Desde hace un tiempo me incomoda que se utilicen expresiones como “es que no tienen cultura” o “eso es por la falta de cultura”, para referirse a situaciones como botar basura en el espacio público, no cumplir las normas de tránsito o alguna otra situación que tiene más que ver con la sana convivencia entre humanos que con ausencia de cultura.

Creo que es necesario entender la cultura como un elemento constitutivo de la vida humana. Según la declaración de la Unesco sobre la diversidad cultural,“la cultura debe ser considerada el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

Es entonces la cultura un entramado mucho más amplio y complejo que solamente cumplir con normas sociales de convivencia, incluso es importante que sea percibida como derecho, pues promueve la participación de las sociedades en otros ámbitos como las decisiones políticas y económicas. 

En ese sentido, la Organización de las Naciones Unidas insiste en que los derechos culturales deben garantizar a cualquier población: 

  • Disponibilidad de los bienes de interés cultural para su disfrute y beneficio.
  • Acceso a la cultura, de orden físico, económico, de información sin ningún tipo de discriminación. 
  • Las normativas en derechos culturales deben ser concertadas con las comunidades.
  • El enfoque debe ser flexible y adaptable.
  • Y deben ser idóneos para el contexto, con las tradiciones y la relación con el medio ambiente. 

Revisando la Encuesta de Percepción del periodo 2022 de Cartagena Cómo Vamos, nos encontramos con que el “44% de cartageneros y cartageneras dijeron no haber participado en ninguna actividad cultural”, mientras que del otro 56% que dice haber participado, las tres actividades con mayor participación fueron: las Fiestas de Independencia (19%), ir al cine (16%) y visitar sitios históricos (15%).

Pero ¿por qué la ciudadanía cartagenera dice no participar de las actividades culturales de la ciudad? Creo que es posible entenderlo desde varios puntos:

Ese 44% es un dato sin duda preocupante. Nos habla de qué tantos esfuerzos se  hacen desde la institucionalidad por promover agendas de participación en la vida cultural de la ciudad, los sitios en donde es posible ejercerla y qué actividades resultan atractivas para la ciudadanía.

A esto se suma lo que por muchos años gestores y gestoras culturales hemos tratado de contrarrestar, que las actividades culturales a lo largo del año dejen de concentrarse en el Centro Histórico de la ciudad; esto produce unas limitantes de acceso en términos movilidad y consumo para quienes viven por fuera de las murallas. 

Claramente, las Fiestas de Independencia son un pilar importante en este tejido cultural que es Cartagena y sin embargo el grueso de sus actividades se realizan en noviembre o pocas semanas antes; la asistencia a sitios históricos también se relaciona a un tema de gratuidad en el acceso y por eso su notable porcentaje de participación, e ir a cine lo facilita tener salas tanto en el sur como en el norte de la ciudad.

Por eso, antes de hablar de cultura ciudadana yo prefiero hablar de derecho a la ciudad, pues es la forma como las personas se relacionan con sus entornos. Tiene mucho que ver con las facilidades de acceso a éste, a que las necesidades básicas estén satisfechas, con movilidad ágil y eficiente, con que exista cobertura en salud de calidad, al igual que educación. 

Naciones Unidas define el concepto de ‘derecho a la  ciudad’ como “el derecho de todos los habitantes a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar ciudades, pueblos y asentamientos urbanos justos, inclusivos, seguros, sostenibles y democráticos, definidos como bienes comunes para una vida digna”.

Participar de la vida cultural facilita el fortalecimiento del tejido social, el desarrollo de capacidades o dejar instaladas las que se necesiten, mejora los procesos educativos, pero principalmente permite construir sociedades más equitativas y respetuosas de las diferencias. Es una perspectiva que ciudad que nos merecemos, ante gobiernos con poca inversión social, con el espejismo del turismo dejándonos imaginarios dañinos, que cada día nos hace sentir menos parte de nuestro propio territorio.

@rosacaribet

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete a La Contratopedia Caribe

Share This