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El alcalde Dumek Turbay junto al presidente del Concejo David Caballero. /Foto: Cortesía Alcaldía.

“El Concejo está en una especie de luna de miel con el gobierno Turbay”: Orlando Higuera

En el más reciente Instagram Live de La Contratopedia Caribe, el politólogo Orlando Higuera habló del necesario control político del Concejo de Cartagena al Distrito y la falta de transparencia en parte de la prensa local.

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A propósito de la falta de información clara y oportuna sobre contratación pública en Cartagena y ante el evidente debilitamiento del control político-social al gobierno distrital, La Contratopedia Caribe abrió un espacio en Instagram Live para conversar con el politólogo Orlando Higuera, director del programa de Ciencia Política de la Universidad Tecnológica de Bolívar; el abogado Camilo Nájera, asesor jurídico de Funcicar, y la audiencia de este medio de comunicación.

En esta publicación, La Contratopedia recogió los aportes del politólogo Higuera, quien recordó el necesario control político del Concejo y la urgencia de que esa corporación supere su rol de acompañante del gobierno de Dumek Turbay, en una especie de copia del modelo de gobernanza de la vecina Barranquilla. 

Esta es la versión editada de la participación de Higuera en el Live Opacidad informativa y sistema de contrapesos en Cartagena.

Politólogo y director del programa de Ciencia Política de la UTB.

La Contratopedia Caribe. Hemos visto un cambio en la relación Concejo – Palacio de La Aduana con la llegada de Dumek Turbay. Hablemos de ese cambio y de lo que implica para la gobernabilidad distrital.

Orlando Higuera. Sí, vemos una relaciones mucho más fluidas, que tienen distintos orígenes. En temas de gobernabilidad, una relación fluida y sin tanta pugnacidad —como la que tenía el exalcalde William Dau con el Concejo— va a facilitar la aprobación de proyectos mucho más rápido. 

Nosotros vimos proyectos estratégicos de ciudad que se frenaron en la anterior administración como, por ejemplo, la modernización administrativa del Distrito.

También las reasignaciones presupuestales, que ahora han sido mucho más rápidas. En este sentido lo que vemos es que, lastimosamente y es algo que cada vez estoy repitiendo más, el gran libro de Laura Ardila (La Costa Nostra), parece haberse convertido en un manual de gobierno. Al parecer, estamos copiando muy mal ese modelo de gobernanza de Barranquilla, donde no hay un sistema de contrapesos en el Concejo. 

Con el alcalde anterior, independientemente de si se está de acuerdo o no con él, el Concejo hacía control político. Eso era muy valioso para la democracia y la gobernabilidad local, porque de alguna manera esa institución estaba cumpliendo su rol de co-gobernantes de la ciudad, de establecerle límites a la administración. 

Eso no estamos viéndolo en este momento. Incluso, uno podría señalar que ni siquiera el concejal del Estatuto de Oposición (Javier Julio Bejarano) está haciendo una labor de control político tan fuerte como la que venía haciéndole a la anterior administración. 

Estamos en una especie de luna de miel, hay menos control político y se están estudiando proyectos muy importantes como el empréstito de $1.5 billones. 

LCC. Complejicemos esa relación del Concejo con las administraciones distritales, porque tampoco es ideal lo que pasó durante el cuatrienio de Wiliam Dau.

OH. Son como dos caras de una moneda. Y hay que ser muy honestos: si bien el Concejo le hizo mayor oposición y fue más vigilante en el cuatrienio pasado, eso no implicaba que no le aprobaran cosas.

Hay que reconocer también que el Concejo Distrital le aprobó muchísimo de los proyectos al alcalde Dau, quien tuvo una baja capacidad de ejecución y en buena medida ha sido tal vez el más grande jefe de debates que ha tenido una campaña a la Alcaldía de Cartagena. 

¿Qué pasa en este momento? Que los niveles de discusión, seguimiento y rigurosidad en los debates del Concejo han bajado. Echo de menos que a 23 de mayo, faltando siete días para cumplir seis meses de gobierno, no se estén haciendo preguntas sobre la eficacia del Plan Titán 24, que no esté citado el Secretario del Interior a rendir cuentas por los niveles de inseguridad que no han mejorado.

No conocemos tampoco el estado actual de la formulación del Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana, que debería ser el documento maestro para el manejo de la seguridad. 

Al concejal de oposición Javier Julio Bejarano le hago una fraternal invitación y es que continúe el ejercicio valioso de control político que le hizo a la anterior administración. 

LCC. Otro actor clave en el sistema de contrapesos distrital es el periodismo. Sin duda, ha habido un cambio en la manera como se cuenta Cartagena y se cubre la Administración Distrital. ¿Cómo ven desde la academia ese fenómeno?

OH. El periodismo político, creo, está pasando por una crisis de credibilidad muy fuerte, porque tenemos más información, pero muy parcializada. Extrañamos que los mismos portales que hasta hace seis meses eran muy críticos, que hacían investigación, que ponían la lupa sobre los gastos de la administración, hayan cambiado tan rápido su línea editorial.

Durante la campaña hubo portales muy activos. Incluso tenían columnistas que eran parte de algunas campañas. Actualmente esas personas están en la administración y esos medios fungen como una oficina más de prensa de la administración. En ese sentido, los cartageneros nos estamos quedando con menos escenarios de discusión pública y de investigación política, porque la mayoría de los portales en este momento se encuentran cooptados o tienen intereses con la administración que no en todos los casos son claros o explícitos. 

Lo problemático es que nos están presentando unas noticias con una pretensión de imparcialidad, cuando efectivamente muchos de los miembros de estos portales tienen contratos o convenios con la administración distrital y es ahí donde se lesiona profundamente la confianza de la ciudadanía.

Los ciudadanos nos merecemos una información veraz, que nos permita tomar posturas frente al gobierno. No estoy diciendo que tienen que atacar al gobierno ni mucho menos. A mí como cartagenero me interesa que al alcalde le vaya bien y que cumpla con su Plan de Desarrollo, que mejore la vida de los cartageneros. Nací en esta ciudad, la siento, la sufro, la vivo y la disfruto, quiero que al alcalde le vaya bien, pero no a cualquier precio. 

El caso más notorio es el de una persona que fue corresponsal de un medio nacional, que además tiene un portal y tiene dos o tres contratos con el Distrito. ¿Cuál es la voz que efectivamente está representando? ¿La del ciudadano o la de su otro contratante, que es el Distrito de Cartagena?

Pregunta de la audiencia – usuario @JCárdenas 11. ¿Cómo la opacidad en la ejecución de obras públicas afecta la percepción de la ciudadanía y la favorabilidad del alcalde Dumek Turbay en términos de liderazgo?

OH. No le va a afectar la favorabilidad. A la gente no le interesa realmente de dónde viene la plata, le interesa que se hagan las obras. 

En una entrevista que hicimos hace dos años, yo le decía a La Contratopedia que el elector cartagenero estaba buscando más a alguien con experiencia que con independencia, porque el discurso de la independencia de Dau, de la pulcritud y demás estuvo acompañado con una muy baja ejecución de obras y la gente estaba pidiendo, precisamente, más intervención en los barrios. 

En ese sentido el alcalde (Dumek Turbay) leyó muy bien a la ciudadanía desde el primer momento. Desde la campaña se vendió como un ejecutor y comenzó muy rápidamente a ejecutar obras, incluso obras que venían contratadas del cuatrienio anterior, que quedaron pendientes y se ejecutaron ahora y por las que él está sacando réditos políticos. 

Creo que a una persona con la calle reventada, que se ha torcido el pie varias veces llegando a su casa, por la falta pavimento, cuando se lo pongan no se va a preguntar realmente de dónde vino la plata, a quién contrataron, si contrataron bien, si se cumplió con el espesor del pavimento, porque lamentablemente la ciudadanía ha perdido ese rol de hacerle seguimiento y control a las obras públicas. 

Por eso, el periodismo en Cartagena debe ser más vigilante. Por eso es importantísimo lo que hace Funcicar alertando, para que la ciudadanía diga: ‘oye no todo lo que estamos viendo es tan maravilloso o hay que ponerle un poco más de cuidado a esto’.

Sería muy lamentable llegar a un estado de no importa que roben, pero me importa que hagan. Nos falta entender que el gobierno no nos está haciendo un favor sino que está cumpliendo su plan de gobierno, que son cosas necesarias para la ciudad, pero, sobre todo, que debe hacerlas bajo unos criterios óptimos de gasto público. En ese sentido la transparencia es un valor fundamental para empoderar a la ciudadanía 

Cartagena tiene una ciudadanía que, si bien no necesariamente está involucrada en lo público, sí tiene una alta participación en redes ciudadanas y comunitarias, que no dependen del Estado. Es una potencialidad que tenemos que explotar tanto desde la academia, como desde el periodismo, desencadenar procesos de seguimiento y control a la inversión pública.

Pregunta de la audiencia – usuario Juan Osbon. ¿Qué alternativas tienen los cartageneros para contrastar la información sobre el Gobierno Distrital y hacer veeduría ciudadana?

OH. A veces le tenemos más miedo o la vemos más grande de lo que realmente es. 

Con Funcicar se hizo un trabajo muy bonito con la ciudadanía durante mucho tiempo, sobre todo cuando se pavimentaron calles. Había gente que salía con una regla de esas plásticas a medir si, efectivamente, el espesor era el adecuado. 

Realmente, es preocuparse por lo que pasa a nuestro alrededor y perderle el miedo a las distintas formas de acceder a la información. Por ejemplo, entrar al SECOP (Sistema Electrónico de Contratación Pública) a hacerle seguimiento a los contratos requiere unas capacidades técnicas mínimas, pero creo que nosotros también como ciudadanía activa estamos en mora de transferir esa información a más gente.

En algún momento podríamos hacer algo para el acceso al SECOP no sea patrimonio exclusivo de la academia, Funcicar como sociedad civil organizada o La Contratopedia como medio especializado, sino que empoderemos también a los ciudadanos para que se conviertan en fuentes de información académica, control social o control periodístico.

LCC. ¿Desde el programa de Ciencia Política de la Universidad Tecnológica de Bolívar están haciendo algún estudio sobre el ejercicio de control social o control político en Cartagena tras la llegada del nuevo gobierno?

OH. Uno de nuestros profesores está trabajando con un grupo de estudiantes en un mapa interactivo de inversión. Adicionalmente, estamos adelantando algunas investigaciones en materia de financiamiento electoral y tenemos una que ya está por salir, esperamos en junio, sobre las elecciones de Congreso y su relación con las actuales administraciones departamentales. 

LCC. El respaldo de la administración distrital al Real Cartagena se parece a lo que pasa en Barranquilla, donde la familia Char tiene equipo de fútbol y lo usa muchas veces con fines políticos.

OH. Es un poco esta visión de ‘pan y circo’, ahora futbolero. Soy, desafortunadamente, hincha del Real Cartagena, pero soy un hincha que tiene más de ocho años que no va al estadio porque me parece una sinvergüenzura lo que han hecho con el equipo durante mucho tiempo. 

Sin embargo, también creo que este modelo solamente es sostenible mientras los resultados deportivos den. Imaginemos que el Real Cartagena no sube a la A, ¿cómo impactaría eso la popularidad del alcalde? Él está arriesgando algo de su capital político al meterse de lleno en el proyecto del Real Cartagena.

Me parece bonito que la gente se ilusione por el equipo de fútbol. Creo que es un escenario muy importante para fortalecer el sentido de pertenencia. Sin embargo, es algo en lo que el alcalde se está jugando mucho capital político, dependiendo de cómo le vaya al equipo va a ser la capacidad de ilusión que le pueda vender a la ciudadanía para el otro año. 

Es un movimiento arriesgado, pero no solo lo hace el alcalde de Turbay, recordemos al Gobernador de Córdoba apostando por uniformes según los resultados del partido Junior – Jaguares. 

LCC. ¿Qué tan posible cree que en Cartagena se imponga un relato unánime de ciudad como ocurrió en Barranquilla, pero con fisuras tras los recientes escándalos de corrupción? 

OH. A mí en Barranquilla me odian un poco mis colegas porque siempre digo que nosotros al menos tenemos democracia. Y es que decimos muy rápido lo que nos pasó en los últimos años. Desde que finalizó el gobierno de (Judith) Pinedo y comenzó Campo Elías Terán hasta el alcalde (William) Dau, tuvimos un alcalde cada nueve meses. 

Cartagena siguió funcionando a pesar de su inestabilidad administrativa y sobre todo, y esa fue una reflexión que hice hace poco, siguió funcionando porque es una ciudad heroica y resiliente, tiene una sociedad civil fuerte, una ciudadanía que, a pesar del clientelismo, se preocupa por lo público. Tenemos una masa crítica muy importante, a pesar de todo. 

Hay mucha gente que dice: “En el Caribe solamente compran votos”. Se podrían sorprender porque en Cartagena pesa muchísimo el voto de opinión y precisamente eso fue lo que hizo elegir al alcalde Turbay. 

No tengo pruebas de que él haya comprado siquiera un voto. Ciertamente, desde el punto de vista mediático y de campaña, se puso en el lugar que la ciudadanía anhelaba: tener a un ejecutor y sacó una de las votaciones más altas si no la más alta en la historia de la ciudad, con la ventaja más amplia entre el primer y el segundo competidor (Javier Julio Bejarano). 

En ese orden de ideas yo creo que llegar a un punto de unanimismo tal como ha sucedido en Barranquilla es muy difícil. Espero que nunca lleguemos a esto y si en algún momento vamos en esa ruta tenemos suficientes fuerzas vivas en la ciudad. Es sano para la democracia el disenso, que apoyemos aquellas cosas buenas que se hacen en la administración y sobre todo es muy sano también para la democracia que la crítica y el control social existan.

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