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Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía

[Opinión] Prensa a la carta

Tras publicar su carta abierta al presidente Petro, la periodista María Jimena Duzán pasó a ser condenada por los mismos que días atrás la alababan. En su columna, Juan A. Tapia analiza la polarización del país en torno al periodismo.

Niki Polanía es una reportera capaz de enfrentarse a todo con tal de conseguir la verdad. No importa que ese todo tenga nombre propio y su sola pronunciación hiele la sangre: Pablo Emilio Escobar Gaviria. Es el papel que interpretó la actriz Susana Torres en la serie ‘El patrón del mal’, que Caracol ha vuelto a transmitir y está inspirado en María Jimena Duzán, una de las periodistas más admiradas de Colombia, quien hasta hace apenas unos días era vista como “cercana” al gobierno del presidente Petro y tenía a medio país de su lado.

Pero Duzán publicó en la revista Cambio una carta abierta al jefe de Estado en la que critica sus continuas ausencias y cancelaciones de agenda, tema del que ningún colombiano es ajeno, y le pregunta, de frente, como ha sido su estilo desde los tiempos de Escobar, si es por culpa de una adicción. No tardó la carta en hacerse viral en las redes sociales, y menos demoró su autora en caerse del pedestal al que la habían subido los incondicionales del gobierno, periodistas partidarios incluidos, por plantear en su misiva lo que todo el país comenta.

Duzán pasó de ser la punta de lanza de la prensa colombiana contra los clanes políticos regionales —es la mas fuerte contradictora de la familia Char, por ejemplo— a una traidora con intereses más malévolos que los de Vicky Dávila, la directora de Semana, a quien señalan de haber transformado la revista insignia del periodismo nacional en un pasquín sensacionalista dedicado a inventar mentiras contra el primer gobierno de izquierda.

La misma Duzán que, en junio, cuando el presidente Petro tambaleaba por el escándalo de la niñera de Laura Sarabia y las conversaciones filtradas de Armando Benedetti redactó un artículo durísimo en Cambio contra la manipulación informativa de Dávila en Semana para favorecer a sus patrones, los multimillonarios Gilinski. La misma Duzán que, de la mano de Daniel Coronell, hasta hace poco presidente de Cambio y todavía con participación en la revista, recibía elogios por atreverse a “decir las cosas como son”.

Poco importaron sus 40 años de trayectoria y el reconocimiento, dentro y fuera de Colombia, a su profesionalismo y valentía. Tampoco que en su carta no afirme que el presidente es un adicto, sino que pida una explicación de su parte sobre una información que le entregaron fuentes que ella considera confiables. Tan confiables como para exponer su prestigio. Pero no. La jauría quería análisis de sangre y orina, quizá una foto o un video, el testimonio de un jíbaro.

Imagino que algo parecido sucedería si mañana a Vicky Dávila le diera por aplaudir a Petro en su revista. La mitad del país que odia al presidente y que tanto la ha alabado se iría en contra de ella, tal como la mitad que lo idolatra lo hace ahora con Duzán, periodistas partidarios incluidos. Es lo que ocurre cuando la prensa conviene según lo que diga.

@jutaca30

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