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Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía

[Opinión] Superman Char

Con el anuncio de que manejará los dineros de la sobretasa de seguridad de la Gobernación y la promesa de “candela” para los delincuentes, comenzó la administración de Alejandro Char. En su columna, Juan A. Tapia analiza la manera en que el alcalde proyecta su imagen como la de un superhéroe.

Jaime Pumarejo entra al ascensor del viejo edificio del Paseo Bolívar, en su último día como alcalde de Barranquilla, con el anonimato que caracteriza a Clark Kent. Cara de niño bueno y flequillo alebrestado, tan parecido a su par de la ficción, escucha voces que llegan del exterior. Su oído lo capta todo, aun cuando un coro de áulicos y aduladores intente distorsionar la realidad. Extorsión, homicidios, atracos, endeudamiento, ciudad empeñada, aumento de la tarifa de alumbrado, quejas de los gremios, cortes de luz. Un murmullo que sube de tono hasta transformarse en un grito desesperado de auxilio.

El tiempo corre en su contra, y ya no es trabajo para un alcalde “normal”. Los cimientos de esa Metrópolis imaginada que tanto ha costado construir están en peligro. ¿Qué pasó con el Daily Planet?, quiere saber mientras desabotona su camisa azul pastel. ¿Por qué el periódico no ha logrado acallar las voces como lo hizo durante cuatro años?, se pregunta antes de arrojar a un lado sus tenis gastados.

La puerta del elevador empieza a abrirse y Clark ya no está. Emerge del fondo la figura de un superhéroe con gorra: “¡Es Alejandro Char!”, gritan algunos funcionarios, conmovidos hasta las lágrimas. “No, no es Álex”, sentencian otros, a punto de sufrir un espasmo: “Es… ¡Superman Char!”.

Existe una marcada diferencia entre Clark Kent y Superman, además de la personalidad introvertida de uno y la avasalladora del otro, y es que el primero está para hacer lo posible, por muy buenos resultados que dé, y el segundo, lo imposible. Y comenzó desde el primer día con una muestra de su “superpoder” de convocatoria al llevar a la crema y nata de la sociedad barranquillera a su posesión en Rebolo.

Decenas de hombres y mujeres que aprovecharon el paseo por una de las zonas más empobrecidas de la ciudad para exhibirse con gafas oscuras, pavas, pulseras y relojes que valen millones, uniformados con la camiseta conmemorativa, bluyín prelavado y zapatillas deportivas, cual comitiva de la reina del Carnaval.

En su discurso, Char les dio a sus invitados lo que estos fueron a buscar: la certeza de que frente a ellos no se hallaba un Clark Kent cualquiera, sino Superman. Dijo que los bandidos que han sometido a comerciantes y transportadores a punta de extorsiones y asesinatos deben tomar “vía a Paraguachón” porque “estamos armados hasta los dientes y les vamos a dar candela”.

Para hacerlo, resaltó, cuenta con dos aliados de lujo: “En seguridad tenemos un Cantillo y un Chará”, en alusión a los generales retirados Julio González y Mariano Botero, quienes, en un paralelismo evidente con los refuerzos del Junior —el equipo de fútbol de su familia—, son las grandes contrataciones de su Administración.

“No puede ser lo que está pasando, empresas pequeñas, emprendimientos nuevos que al día siguiente que abren las puertas ya les llega la llamada de la extorsión y uno ve ese Centro con las puertas cerradas, la extorsión no puede llegar a Barranquilla, tenemos que desaparecerla de una vez”, diagnosticó con vehemencia, pero sin tomar en cuenta el crecimiento de este flagelo durante los 16 años de mandato de su grupo político. Una espada de Damocles sobre él: todo lo que hay por hacer es consecuencia de lo que no se ha hecho.

El endeudamiento extremo de la ciudad, motivo por el que brilló por su ausencia el alumbrado de Navidad y por el que les fue cortada la energía a cuatro colegios oficiales ante una deuda de $7.700 millones, no será inconveniente en la lucha contra la delincuencia, garantizó Superman Char, a quien en forma generosa el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano —que le debe el triunfo en las elecciones de octubre—, cedió el manejo de los recursos de la sobretasa de seguridad.

“Él tiene un presupuesto más robusto que el de Barranquilla en términos de seguridad y como somos un equipo, y somos llavería, llevamos tres periodos en línea, Eduardo me dijo: ‘Yo quiero que tú administres la plata de la seguridad y te encargas, junto conmigo, del área metropolitana de Barranquilla’”, reveló en su discurso. Un escenario muy distinto al de la primera administración de los dos, en 2010, cuando Verano, ofuscado, respondió que “no nos van a tratar de rateros” frente a los cuestionamientos de Char por la repartición del dinero de la sobretasa en la Gobernación.

En 90 días no quedará un hueco en Barranquilla, prometió también el alcalde en su posesión. Los tiene bien contados, pues dio el número exacto: “2.188”, y “cada vez que alguno de ustedes los pisa, me menta la madre”. Tiene razón, y si alguien puede lograr lo imposible es él, que piensa en grande con el proyecto del gran Malecón del Suroriente, obra que cambiaría la vida de cientos de miles de ciudadanos.

Habrá que esperar hasta conocer de dónde saldrán los $100.000 millones para construirlo, cifra que parece corta ante la magnitud del diseño. Por lo pronto ya están firmados los primeros contratos que ayudarán a mantener la imagen del superhéroe mientras aparecen sus hazañas: ¿los de los generales Gonzalez y Botero? No: los de Cantillo y Chará.

@jutaca30

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