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[Opinión] Cuestión de principios

Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía

[Opinión] Cuestión de principios

Las elecciones de este domingo parecen un mero trámite en Barranquilla, según todos los pronósticos, porque sin haber tenido real competencia Alejandro Char será el ganador. Juan A. Tapia recuerda cómo los señalamientos que recaen sobre el exalcalde, hasta ahora, no han afectado la intención de voto de los barranquilleros.

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Esa costumbre de los columnistas de defender a capa y espada a los candidatos por los que planean votar, como si los demás necesitaran conocer lo que pensamos para tomar la decisión correcta o para dejar la apatía y acercarse a las urnas, pierde todo sentido en Barranquilla este 29 de octubre, pues hace rato que sus habitantes eligieron y nada los va a hacer cambiar.

Alejandro Char será, por tercera vez, alcalde de una ciudad que reconoce su liderazgo y en la que su manera de ser, directa y descomplicada, cala hondo en todos los estratos.

Revelaciones de última hora, como la investigación de un medio de comunicación mexicano que vincula al banco Serfinanza, propiedad de la familia Char, con lavado de activos para el Cartel de Sinaloa no van a lograr lo que años de seguimiento a este grupo político por parte de la periodista Laura Ardila y de unos cuantos portales independientes de la ciudad y el centro del país no han conseguido: poner a dudar a ese 82.9% de ciudadanos que, según la encuesta de Invamer divulgada el 20 de octubre, entregará su voto al candidato de Cambio Radical.

Ni la aparición del libro La Costa Nostra, de la misma Ardila, que en clave de crónica pone la lupa sobre las dos administraciones de Char, hizo mermar su arrolladora popularidad.

La campaña misma, desde el primer día, fue un mero trámite, un vergonzoso trámite, y no por culpa suya. Ninguno de los otros seis nombres que figuran en el tarjetón electoral tiene las espuelas para enfrentar a un gallo de pelea jugado en tantas contiendas. Si hasta le sobró tiempo para darle una mano a su viejo aliado Eduardo Verano, quien aspira por tercera vez a la gobernación del Atlántico, asumiendo como propia una campaña ajena.

Puestos a escoger entre el hombre de la gorra raída y sus rivales, es el único con capacidad de gestión comprobada y obras que saltan a la vista —aunque la transformación social no vaya tan rápido como da cuenta la narrativa oficial adoptada por los medios afines a su candidatura—. No hay duda de que es la mejor opción entre los que compiten por llegar al despacho del Paseo Bolívar —al que muy poco va, dicho por él mismo—, y no vacilaría en marcar con una equis su rostro, como lo hice ya en las elecciones de 2007 y 2015, si mis principios no me lo impidieran esta vez.

A los serios cuestionamientos que le han surgido después de la captura de la exrepresentante Aida Merlano en 2018, tras la descarada compra de votos en su campaña al Senado, Alejandro Char ha decidido, como estrategia política y judicial, guardar silencio.

Ha estado callado cinco años, sin importar que cada vez sean más específicas las denuncias en su contra, y le ha salido bien.

Lo único que consideró necesario aclarar fue su relación extramarital con Merlano, a quien, en un arrebato de amante con poder, le regaló de forma figurada el malecón, cerrándolo en su honor, para pasar una velada romántica.

Pero la financiación de la campaña de la propia Merlano, la contratación pública concentrada en los mismos, el supuesto pago de coimas por el megatanque de Siete de Abril —denunciado por quien dice haber dado la plata, el hoy candidato a la Alcaldía Luis Guzmán Chams—, el proceso que mantiene preso a su hermano Arturo, los cinco puntos que le regaló a Daysuris Vásquez y, más atrás, los negocios turbios de la empresa de agua y aseo Triple A que salpicaron su primera Alcaldía, no le han parecido suficiente motivo para entregar una explicación.

Está claro que Char conoce Barranquilla a la perfección, y por eso prefirió desligarse a tiempo de los chismes de alcoba y no de las denuncias de corrupción. Los primeros podían hacerle más daño a su imagen, y no se equivocó.

Ante un silencio que amenaza con prolongarse cuatro años más, si es que antes la fiscal general que resulte elegida de la terna del presidente Gustavo Petro no lo pone a hablar, y sin intentar incidir en la decisión de nadie, votaré en blanco para la Alcaldía de Barranquilla este domingo cuando reciba el tarjetón.

@jutaca30

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