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La “biodiverciudad” del turismo sostenible que recibe críticas por su manejo ambiental

En una reciente visita a Barranquilla, los alcaldes Alejandro Eder y Federico Gutierréz conocieron avances del proyecto turístico Tren Turístico Las Flores. /Foto: Ofiprensa Alcaldía de Barranquilla.

La “biodiverciudad” del turismo sostenible que recibe críticas por su manejo ambiental

El Ecoparque Mallorquín y el tren turístico que conduce a Puerto Mocho no salen bien librados en un reciente informe de Minambiente. Organizaciones sociales de Las Flores piden al Distrito que, aunque tarde, las escuchen.

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I. El paseo

El jueves 26 de septiembre, arropados por un calor pegajoso que les empapaba la ropa y con la amenaza de un vendaval como el que 10 días atrás había estremecido a Barranquilla, tres amigos subieron al tren eléctrico del barrio Las Flores para realizar el trayecto de 2.5 kilómetros hasta las playas de Puerto Mocho, la zona de mayor potencial turístico de la ciudad, donde el Mar Caribe y el Río Magdalena beben el uno del otro; pero, también, una de las más olvidadas por la inversión estatal durante décadas.

Las fotos del recorrido, que después circularon por las redes sociales, mostraron a tres hombres blancos, maduros, exitosos y con gorras para mantener una apariencia juvenil: esos amigos eran los alcaldes de Medellín, Federico Gutiérrez; Cali, Alejandro Éder; y el anfitrión y guía, Alejandro Char, de Barranquilla.

Antes de que Gutiérrez se les uniera en el tren —que la Alcaldía de Barranquilla espera habilitar en noviembre—, Char y Éder habían caminado juntos el Ecoparque Mallorquín, donde el alcalde caleño quiso saber todo sobre la transformación de la ciénaga del mismo nombre y de las playas de Puerto Mocho en espacios turísticos.

Los mandatarios de Cali y Medellín habían llegado a la capital atlanticense para participar en el Congreso de Fenalco, pero la verdadera razón del viaje de Éder era conocer el trabajo de Barranquilla para convertirse en la primera “biodiverciudad” del país.

A menos de un mes —en ese momento— del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), en Cali, del 21 de octubre al 1 de noviembre, recopilar información sobre los muy promocionados avances de Barranquilla en materia de sostenibilidad era la prioridad en la agenda de Éder esa mañana.

Santiago de Cali está muy interesada en estos temas, estamos cercanos a la COP16, entonces hablamos de biodiversidad, pero también de vivienda sostenible, y estamos compartiendo conocimientos para que ambas ciudades puedan progresar, dijo Char a la prensa.

Ese superlativo título de “primera biodiverciudad de Colombia” fue el que promocionó durante cuatro años la administración del alcalde Jaime Pumarejo (2020-2023) para ensalzar su gestión ambiental, con el Ecoparque Mallorquín como obra bandera.

Con el Mar Caribe de frente, el Río Magdalena en la margen derecha y el verde del manglar cubriéndolo casi por completo, el Ecoparque se constituyó, desde su inauguración en septiembre de 2023, en un nuevo motivo de orgullo para los barranquilleros, como su Malecón del Río. Su construcción contó con el respaldo y la financiación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Agencia Francesa de Cooperación y el Banco de Desarrollo de América Latina.

Hasta que 11 meses después, el 3 de agosto de 2024, durante una visita de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, para debatir el impacto de la construcción de megaurbanizaciones en el área de influencia de la ciénaga, la funcionaria, una de las más cercanas al presidente Gustavo Petro, dirigió sus baterías a los proyectos turísticos del Distrito.

Encontramos que se iniciaron unas obras para el turismo que, entendemos y nos lo explicó la Secretaría de Planeación de Barranquilla, tienen como intención generar mejor gobernanza ambiental y la protección de la ciénaga, pero esas obras y la forma como se utilizaron algunos instrumentos ambientales no son los adecuados frente a la normatividad ambiental.

La ministra Muhamad se refería a los hallazgos de un informe elaborado por una Comisión Técnica Interdisciplinaria convocada por el Ministerio de Ambiente, conformada por biólogos, ingenieros, abogados, politólogos, sociólogos y arquitectos, que documentó los impactos negativos en Mallorquín desde hace más de medio siglo hasta la construcción del Ecoparque.

El informe de 130 páginas, revelado por La Contratopedia Caribe, dedica un aparte a la apuesta de la Alcaldía por el turismo sostenible —primero con Pumarejo y luego con Char— con obras que no compaginan con algunos criterios ambientales.

“Se evidenciaron iniciativas derivadas del Plan Maestro Ciénaga de Mallorquín del Distrito de Barranquilla que no se encuentran armonizadas con los objetivos de conservación de la ciénaga”, cuestionó la Comisión, que sugirió que las obras sean “revisadas y replanteadas a profundidad, garantizando con ello no afectar el ecosistema y la generación de condiciones propicias para su restauración”.

La Comisión también puso la lupa en el corredor férreo turístico que conducirá a las playas de Puerto Mocho, por dividir aún más el ecosistema al construirse sobre el antiguo tajamar que separa el Río Magdalena de la ciénaga. El tren, bautizado ‘Río y Mar’, está próximo a entrar en servicio y cuenta con dos vagones para 70 pasajeros cada uno, los mismos en los que esa mañana de cielo encapotado Char, Gutiérrez y Éder hicieron ese primer paseo que días después desató una lluvia de críticas de líderes y organizaciones sociales del barrio Las Flores.

2. ¿Enemigos del progreso?

En una carta abierta titulada Mensaje público al alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, fechada el 6 de octubre, 10 asociaciones de pescadores y transportadores informales de Las Flores criticaron que el Distrito haya “puesto en marcha un modelo que privilegia suntuosas obras turísticas en las riberas del río Magdalena y la ciénaga de Mallorquín sin atender la contaminación ni la sedimentación de estos cuerpos de agua. Ni mucho menos la opinión, las expectativas, la tradición y el arraigo de las poblaciones que habitan en sus alrededores”.

La carta ha sido contrarrestada con una ofensiva publicitaria en la prensa local y las redes sociales sobre las ventajas económicas de estos espacios turísticos y su respeto por el ecosistema, reflejado en la construcción de barreras para la protección de la fauna y “puentes peatonales” que permitirán el paso de las iguanas, mapaches y otras especies nativas que, según explicó el alcalde Char en un video institucional, aprenderán a utilizarlos “intuitivamente”.

Aunque a Char lo respalda su prestigio como artífice del Malecón del Río, el corredor recreativo, comercial y turístico que cumplió el viejo anhelo de los barranquilleros de darle la cara al mayor cuerpo de agua del país y se convirtió en un símbolo del resurgimiento de la ciudad, un primer intento fue fallido: el Malecón Bicentenario —inaugurado el 21 de diciembre de 2013 por la alcaldesa Elsa Noguera, de filiación charista al igual que Jaime Pumarejo— se encuentra en ruinas y escondido entre la maleza y sedimentación del río Magdalena. Hoy solo es recordado por haber servido de locación para el video del tema ‘La bicicleta’, de Carlos Vives y Shakira, en 2016.

La misiva dirigida al alcalde va más allá y condena la construcción de “la costosa infraestructura turística en madera (del Ecoparque) que agrede un sitio Ramsar como la ciénaga”, y la inminente inauguración de “un tren eléctrico que impedirá la movilidad fluida de la población de pescadores y caseteros de la segunda playa y el tajamar de Bocas de Ceniza, mototaxistas, bicitaxistas, lo mismo que el ingreso de vehículos particulares”.

Fuera de la división de opiniones entre quienes respaldan las obras y los que se sienten afectados y quizá esperan alguna retribución del Distrito, la carta plantea una discusión que ha empezado a darse tibiamente en una ciudad en la que hasta hace poco atreverse a cuestionar la visión de Char era colgarse el cartel de enemigo del progreso: “Barranquilla vive un momento preocupante motivado por tensiones respecto a cuál debe ser el modelo de desarrollo urbano que debe seguir la ciudad. El fondo de la discusión es cómo organizamos el territorio en torno al agua con criterios de inclusión, justicia social y participación ciudadana”, puede leerse en el documento.

El modelo del alcalde no es otro que potenciar el atractivo turístico de Barranquilla, opacada históricamente por Cartagena y Santa Marta, para jalonar la economía. Luego de posicionarla como destino de congresos y eventos, Char aspira a sacar provecho de las riquezas naturales de la ciudad, inadvertidas y abandonadas por décadas, para atraer visitantes.

Lo dijo el viernes 18 de octubre frente a los hoteleros de Colombia, reunidos en el centro de convenciones Puerta de Oro: “Barranquilla se consolida como un destino clave para el turismo sostenible. Hoy hablamos del Gran Malecón, uno de los sitios más visitados del país; de la ciénaga de Mallorquín, un tesoro natural; de las playas de Puerto Mocho y del tren turístico de Las Flores, que pronto todos podrán disfrutar”.

Para negociar con las voces disonantes de Las Flores, el alcalde designó rápidamente a su secretario de Cultura, Juan Ospino Acuña, un político hábil en el manejo de conflictos de este tipo, surgido de las clases populares, quien lidera las Mesas de Diálogo Social entre la comunidad y la Alcaldía. El bombero ideal para apagar una chispa antes de que se convierta en incendio.

 

3. Marginados del turismo

Las 10 asociaciones de pescadores, comerciantes, mototaxistas y bicitaxistas de Las Flores que firmaron la carta tienen una preocupación que los intranquiliza tanto o más que la protección de Mallorquín: su economía. Se sienten marginados por un proyecto que, en su opinión, beneficiará a terceros, cuando ellos han soportado por años el peso de las incomodidades y la escasez de turistas.

Para Rosario Hurtado, líder de la segunda playa y de la Asociación de Pescadores y Turismo (Asopestur), el Distrito no tuvo en cuenta a quienes necesitan el libre paso de vehículos para transportar sus productos y atender a sus clientes. Se refiere a la playa siguiente a la estación de llegada del tren, que no está en límites de Barranquilla y, en opinión de dueños de restaurantes y pescadores, ha quedado “bloqueada”.

Los reparos de mototaxistas y bicicocheros también guardan relación con la imposibilidad de usar la única vía que conduce a Puerto Mocho, ya que solo consta de la línea férrea para el tren, la ciclorruta turística y el sendero peatonal. Jaider Monterrosa, vocero de los transportadores informales, dice que no se oponen al desarrollo, pero esperaban tener participación en el proyecto.

A la primera Mesa de Diálogo con el delegado de la Alcaldía, el secretario Juan Ospino, celebrada el sábado 19 de octubre en Las Flores, acudieron 200 integrantes de las organizaciones mencionadas, además de caseteros, propietarios de viviendas afectadas, pequeños comerciantes y lideresas ambientales. Con su habilidad acostumbrada, Ospino dio su palabra de que la Alcaldía atenderá cada uno de los reclamos antes de que el tren haga su viaje inaugural, y con esa promesa, por ahora, sofocó las llamas.

La lideresa social y defensora de la naturaleza, María Correa, explicó que en la primera sesión de la Mesa de Diálogo Social fueron acreditados los voceros de cada organización, y el delegado Ospino escuchó de viva voz las molestias de la comunidad. La siguiente reunión será el vienes 25 de octubre a las tres de la tarde.

Si algo distingue a Ospino Acuña es su capacidad de generar confianza. Fueron esas características las que lo llevaron al Concejo en 2008 e hicieron que el poderoso grupo Char se fijara en él como una ficha dentro de esa corporación por cuatro períodos consecutivos hasta 2023. Tras ‘ahogarse’ de manera sorpresiva en su última aspiración, Char lo incluyó en su equipo de gobierno al frente de la cartera de cultura.

Solo les digo que Barranquilla es una sola, y Las Flores hace parte de Barranquilla. Así lo sentimos y así lo queremos. Vamos a corregir lo que tengamos que corregir, vamos a rectificar lo que tengamos que rectificar y vamos a convenir y concertar lo que tengamos que convenir.

Una muestra del talante de Ospino como negociador la dio el jueves 10 de octubre cuando con este discurso convenció a un grupo de manifestantes de Las Flores de levantar un bloqueo que impedía el tránsito de vehículos por la Vía 40. Char parece no estar dispuesto a permitir que el eco de las protestas llegue a Bogotá, como ocurrió en la administración Pumarejo con las comunidades que denunciaron las obras del Ecoparque.

4. El tren de los millones

Aunque Alejandro Char esté a punto de echar a andar el tren de Las Flores, la obra fue contratada durante la administración de Jaime Pumarejo, quien sentó las bases para la transformación de Mallorquín en espacio turístico. La inversión en la ciénaga y su área de influencia fue dividida en siete etapas, que suman unos $300.000 millones.

La primera, por $82.464 millones, fue la construcción del Ecoparque, adjudicada al Consorcio JCO Mallorquín, cuyo porcentaje mayoritario lo tiene Faisal Cure Orfale, contratista al que le ha ido muy bien con las administraciones charistas. Consistió en un mirador ecológico con estructuras palafíticas por donde barranquilleros y turistas pueden caminar y apreciar la naturaleza, punto ideal para el avistamiento de aves.

La segunda, por $34.151 millones, fue ganada por el Consorcio Tren Mallorquín, conformado por dos empresas de Bogotá, y contempló la construcción de un tren turístico, paseo peatonal y ciclorruta hasta Bocas de Ceniza, incluyendo la recuperación de la línea férrea que por años fue usada de manera precaria por habitantes de la zona con trenes artesanales a gasolina para desplazar a los visitantes.

Pero lo que no se muestra, no se vende, y en eso el alcalde Char saca ventaja a su antecesor. Tras la cancelación de los Juegos Panamericanos que debían realizarse en Barranquilla en 2027, ha enfocado su gestión en convertir a la ciudad en un destino atractivo para el turismo ecológico. Pronto pondrá en funcionamiento la primera Ruta Turística Distrital, un bus-mirador, de dos pisos, que saldrá todos los domingos del Malecón del Río “para conectar a propios y turistas con la riqueza deportiva, cultural, patrimonial, arquitectónica, y la historia de progreso de nuestra capital”, informó en su cuenta de X.


La otra manera de “vender” la ciudad como destino de turismo sostenible es con campañas de promoción en medios locales y nacionales que disfrazan información institucional como noticias propias. En solo dos de estos contratos fueron destinados cerca de $1.700 millones a empresas periodísticas: $1.000 millones a Caracol Radio y $687.950.900 a El Heraldo.

La COP16 representa una vitrina inigualable para dar a conocer internacionalmente el potencial de Barranquilla, aunque las dos obras que son la punta de lanza de la estrategia del Distrito tengan reparos, contradictoriamente, del propio Ministerio de Ambiente.

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