Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía
[Opinión] La olla a presión
La incapacidad de gobernadores y alcaldes de la Costa para presionar una solución rápida y efectiva al problema de las tarifas de energía conducirá inevitablemente a la protesta callejera, plantea en su columna Juan Alejandro Tapia. Sin embargo, son los mandatarios locales los llamados a liderar estas manifestaciones para evitar la violencia.
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Pedagógico, ilustrativo, para que todo el mundo entienda. Esa, imagino, fue la impresión que le dejó al exalcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo el video de casi ocho minutos que subió a sus redes sociales para explicar el funcionamiento del sistema de energía en Colombia y las razones por las que los usuarios de la Costa Caribe pagan las tarifas más altas. Lástima que su esfuerzo por resumir con lenguaje sencillo, estilo manual para dummies, un tema tan enrevesado —o enredado, como los cables eléctricos, para seguir con la didáctica de la plastilina— termine con una súplica humillante y desalentadora dirigida al Gobierno y el Congreso: “Necesitamos que nos paren bolas”.
El ruego de Pumarejo es todo lo que por décadas ha estado mal en la manera como gobernadores y alcaldes de la región han asumido el problema. Abre el paraguas con el que se han protegido del agua sucia, ayudados por medios de comunicación que sirven de órganos de difusión oficial. Con su plegaria a esa Bogotá difusa y en las alturas, que para los mandatarios costeños hace las veces de Padre redentor, el exalcalde reconoce su incapacidad y la de sus antecesores para encontrar soluciones y presionar por ellas.
Es la misma lógica de la inútil Cumbre Energética del Caribe, realizada el sábado 9 de marzo en Sincelejo, a la que no asistieron varios mandatarios locales por considerarla una pérdida de tiempo. Pero aun los que no fueron, como el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, mantienen el discurso de las manos atadas. “El Ministerio de Energía nos está viendo cara de marranos”, declaró a revista Semana.
A Turbay hay que reconocerle que parece haberse hastiado del tono de súplica y de los cartelitos de “Comemos o pagamos la luz” con los que se hicieron fotografiar gobernadores y alcaldes tras la cumbre de enero en Cartagena, promovida por él, para debatir la problemática de las tarifas. Fino para medir el pulso ciudadano, mucho más que otros mandatarios, sabe que la región es una olla a presión a punto de estallar. De no encontrar una solución rápida y efectiva de sus autoridades, a los habitantes de la Costa no les quedará otra salida que tomarse las calles.
Sin embargo, la protesta social, autónoma y espontánea, no tiene necesariamente que estar desligada de los gobernantes. El propio presidente de la República, Gustavo Petro, ha impulsado a sus partidarios a salir a la calle para defender las reformas planteadas por su Gobierno, por lo que el llamado a la manifestación pacífica por tarifas justas para el Caribe bien podría ser promovido y coordinado desde las alcaldías y gobernaciones.
Los dos ataques perpetrados a comienzos de marzo contra la oficina comercial de la empresa Aire en el municipio de Soledad, sector American Bar, son alertas tempranas de un estallido social cuyas banderas no deben quedar en las manos equivocadas, como las que incendiaron el país durante la presidencia de Iván Duque. En la primera línea, no hay que olvidarlo, el perfil de sus integrantes es variopinto: desde jóvenes ansiosos de cambio hasta delincuentes dispuestos a trabajar por los intereses del mejor postor.
Tras unos primeros meses de 2024 con el efecto retardado de las ventoleras decembrinas, las altas temperaturas proyectadas para este año amenazan con romper los récords de 2023 en todo el mundo. Winter is coming (el invierno se acerca) fue una frase que popularizó la exitosa serie televisiva Juego de Tronos y que hizo carrera entre sus millones de seguidores para advertir sobre un riesgo que no ha sido tomado en cuenta. Pues bien, el calor se acerca —prácticamente ya está aquí— y si continúan los racionamientos diarios, las comercializadoras Aire y Afinia empujarán a la calle a los usuarios de un servicio deficiente y costoso.
Turbay, en Cartagena, y Alejandro Char, en Barranquilla, extrañamente desentendido del clamor ciudadano cuando en sus dos primeras administraciones fue el enemigo público número uno de Electricaribe, son los llamados a portar el estandarte de las movilizaciones de protesta contra el sistema tarifario y las arbitrariedades de Aire y Afinia, tales como el cobro de pérdidas técnicas por el robo de energía que encarecen el servicio hasta un 20% o los cortes de luz disfrazados de mantenimientos.
Es la responsabilidad política que les corresponde a los gobernantes de turno y a sus antecesores por su falta de liderazgo y por guindarle micos como la tasa de seguridad ciudadana y el alumbrado público a un recibo que pone a temblar a los usuarios tanto o más que un atracador.
El 2 de enero publiqué en este espacio de La Contratopedia Caribe una columna titulada ‘Superman Char’ en la que me referí a la fe ciega de los electores del alcalde barranquillero en su capacidad de gestión. Lo mismo puede decirse de Dumek Turbay. Ha llegado la hora de dejar de tapar huecos, exorcizar despachos y patrocinar equipos de fútbol para ponerse la capa de superhéroes.