El alcalde Dumek Turbay y el secretario de Educación Alberto Martínez, en un evento educativo reciente. /Foto: Ofiprensa Alcaldía de Cartagena.
Dumek crea perfil a la medida de su Secretario de Educación; ya lo nombró en propiedad
El alcalde de Cartagena modificó, la primera semana de febrero, los requisitos para ocupar 64 cargos en el Distrito. Uno de esos cambios benefició a Alberto Martínez, a quien el mandatario no había podido nombrar como titular por no tener el perfil para la Secretaría de Educación.
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Desde el pasado 16 de febrero, el comunicador Alberto Martínez es el secretario de Educación titular de Cartagena, después de una modificación que el alcalde Dumek Turbay le hizo al Manual de Funciones de la Alcaldía y sin la que no hubiera sido posible que Martínez asumiera en esa cartera.
Turbay modificó, el 5 de febrero, 64 fichas técnicas de la planta de personal del Distrito, a través de un decreto que le comunicó a la opinión pública cartagenera a medias: sólo informó sobre los nuevos perfiles de los alcaldes locales, pero no divulgó que también cambió los requisitos para las secretarías distritales.
Requisitos que cambió, después de consultar a las organizaciones sindicales del Distrito, porque la oficina de Talento Humano detectó “inconsistencias” de carácter jurídico en la descripción de algunos empleos, en un estudio técnico realizado en enero pasado.
Ese estudio técnico determinó, además, que había requisitos en formación y experiencia que podían “restringir injustificadamente el ejercicio del derecho político” y “el enfoque interdisciplinar” del programa de gobierno de Turbay, Unidos para Avanzar.
Con el cambio que le hizo a la ficha de Secretario de Educación, Turbay logró un perfil a la medida de Martínez, a quien anunció en diciembre pasado como titular de una cartera para la que no cumplía todos los requisitos, según el Manual de Funciones que dejó el gobierno de William Dau y estuvo vigente hasta el 4 de febrero pasado.
Pese a ese hecho y en contravía de la reglamentación legal sobre los nombramientos en el sector público, Turbay encargó a Martínez en la Secretaría de Educación. Una jugada que dentro del Distrito despertó suspicacias, pues Turbay se pasó por alto el Manual de Funciones para poner en esa cartera a una persona con vasos comunicantes con el grupo político Char.
A los Char, cuyo modelo de gobierno en Barranquilla aplaude con frecuencia, Turbay les hizo varios guiños en campaña porque esperaba su apoyo en la carrera por La Aduana.
El secretario Martínez fue asesor de Comunicaciones del exalcalde Jaime Pumarejo. Antes, fue uno de los autores de una biografía favorable a Alejandro Char y sus gobiernos, patrocinada por la empresa Tecnoglass, propiedad de los hermanos Daes, principales megacontratistas de la era Char en Barranquilla.
El cambio a la medida de Martínez
El pasado 16 de febrero, el alcalde Turbay firmó el Decreto 0262 para nombrar al comunicador social Alberto Martínez como titular de la Secretaría de Educación.
Pudo hacerlo porque 11 días antes, a través del Decreto 0151 del 5 de febrero, había cambiado los requisitos de pregrado para ocupar esa silla.
El 10 de enero pasado, Turbay le dijo a La Contratopedia que no tenía prisa en cambiar el Manual de Funciones —trámite que es legal y puede hacer sin autorización del Concejo—, ya que si Martínez se desempeñaba como secretario encargado, teniendo como pregrado Comunicación Social y Periodismo, era porque podía estar en esa dependencia.
“Iniciaremos así”, dijo al ser consultado.
Casi un mes después, Turbay cambió la ficha técnica de la Secretaría de Educación y ahora ese perfil contempla el pregrado de Comunicación Social, Periodismo y afines entre sus requisitos de formación, porque el perfil incluye el área de conocimiento Ciencias Sociales y Humanidades.
Comunicación Social está dentro del área de Ciencias Sociales, según el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES). En esa clasificación se basan las entidades públicas colombianas al redactar sus manuales de funciones para vincular a su planta de personal.
Además de los pregrados del área de Ciencias Sociales y Humanidades, el perfil de Secretario de Educación de Cartagena ahora incluye entre sus posibilidades de formación académica los pregrados de Bellas Artes e Ingeniería Administrativa. Quedaron descartados los de Derecho, Psicología, Sociología y Trabajo Social.
Como contó La Contratopedia Caribe el 10 de enero pasado, pese a tener trayectoria como académico y directivo docente, Martínez no reunía el perfil para desempeñarse como secretario titular porque hasta ese momento el Manual de Funciones de la Alcaldía de Cartagena no contemplaba la carrera de Comunicación Social para dicho cargo.
Además de los pregrados, la nueva ficha técnica para la Secretaría de Educación tiene cambios en la exigencia de la tarjeta profesional para el titular o encargado de esa cartera.
Ahora el Distrito sólo exigirá tarjeta profesional cuando resulte indispensable, según lo establecido por la ley, para el ejercicio profesional de quien ocupe el cargo de secretario de Educación.
Esa modificación también favorece a Martínez, pues en Colombia los comunicadores sociales y periodistas no necesitan una tarjeta profesional para su ejercicio profesional, como sí la necesita un ingeniero o un abogado.
En la ficha anterior, que dejó el gobierno de Dau, se le exigía tarjeta profesional a quien llegara a desempeñarse como secretario o secretaria de Educación.
Gracias a esas modificaciones del Manual, Martínez pasó de ser secretario de Educación encargado a titular, el pasado 16 de febrero, y dejó la dirección de la Escuela de Gobierno.
A ese cargo ahora llega Robinson Casarrubia Cardona, quien trabajó con Turbay en la Gobernación de Bolívar y en la campaña a la Alcaldía, y estuvo desde el primero de enero como director administrativo de Cobertura en la Secretaría de Educación.
Martínez fungió como secretario encargado, durante un mes y 11 días, por cuenta de una jugada burocrática irregular: Turbay lo nombró el 1 de enero como titular de la Escuela de Gobierno —cargo para el que sí reunía el perfil— y luego, el 5 de enero, la secretaria General del Distrito María Patricia Porras le encargó funciones como secretario de Educación.
El encargo irregular de Martínez
El gobierno de Turbay le encargó funciones de secretario de Educación a Martínez en contravía de la Ley 909 de 2004, que regula el empleo público en Colombia.
Según el artículo 24 de esa norma, los encargos en puestos de libre nombramiento y remoción —como lo es estar al frente de la Secretaría de Educación— deben ser provistos con quienes “cumplan los requisitos y el perfil para su desempeño”.
El encargo de Martínez también se hizo en contravía del Decreto Único Reglamentario del Sector de Función Pública (Decreto 1083 de 2015), que establece que los empleos de libre nombramiento y remoción, en caso de vacancia temporal o definitiva, “podrán ser provistos a través del encargo de empleados de carrera o de libre nombramiento y remoción, que cumplan los requisitos y el perfil para su desempeño”.
En una consulta que La Contratopedia Caribe elevó ante Función Pública, esa entidad respondió —sin emitir juicio alguno sobre el caso de Martínez porque no tiene facultad para ello— que todo encargo debe cumplir “con los requisitos exigidos en el manual específico de funciones y competencias laborales adoptados por la entidad”.
En el caso del perfil del secretario o secretaria de Educación de Cartagena, los requisitos son los contemplados en el Manual de Funciones de la Alcaldía, cuya versión más reciente era la 4.0 que dejó el gobierno de William Dau. Ahora, tras las modificaciones hechas por la administración de Turbay, hay una nueva: la versión 5.0.
Si bien en Colombia persiste la discusión sobre si para los cargos del sector público deben pesar más los pregrados o las habilidades de los candidatos, el título universitario es hoy un factor determinante. Y aunque Martínez ha sido académico la mayor parte de su carrera, la reciente modificación a la ficha de la Secretaría de Educación terminó a la medida de su hoja de vida.
Lo que llama la atención es que no hay indignación ni repudio ni crítica de aquellos medios, concejales y demás sectores que “dieron palo” con un tremendo gusto con el contrato de Cynthia Pérez Amador y el nombramiento de Lidy Ramirez Palencia en su momento. Esto demuestra lo podrido que se encuentra la sociedad política de esta ciudad.
Pobre gente de dir. de talento humano, mi señora madre trabaja allí y ha tenido que estar trabajando desde tempranas horas hasta tarde de la noche para cumplir los caprichos del actual mandatario, sin contar que muchos de los contratistas son de corbata y se van al medio día y no regresan. Si no me creen los invito a que pasen por la plaza de la aduana como quien va para San Pedro Claver y verán la gente trabajando allí todavía por las ventanas.