[Opinión] Y de la cultura, ¿qué?

Cercanos ya a la tercera posesión de Eduardo Verano y Alejandro Char como gobernador del Atlántico y alcalde de Barranquilla, respectivamente, se empiezan a conocer los nombres de quienes conformarán los gabinetes departamental y distrital. Algunas caras nuevas se juntan con otras conocidas que hacen parte del sanedrín de los mandatarios entrantes desde sus primeras veces. A todas y todos procede otorgar el beneficio de la duda y analizar sus ejecuciones cuando sea pertinente hacerlo. Ojalá prime la eficiencia y la transparencia.

De la cultura, para variar, poco o nada se sabe. A la hora en que se escriben estas líneas no se conoce oficialmente de nombramiento u ofrecimiento alguno, y con temor el sector ve como los días pasan sin que de los mentideros salga alguna señal. A lo que se le teme, y con justa razón, es a que se ratifique o se haga enroque con María Teresa Fernández, actual secretaria de cultura del Distrito, de cuya gestión abundan las inquietudes y sinsabores, particularmente por la falta de claridad e interlocución directa que lo caracterizaron en momentos álgidos en los que el sector demandaba sinceridad.

De hecho, desde hace unas semanas circula una carta en la que numerosos hacedores, gestores, docentes, artistas e investigadores de la cultura piden a los mandatarios elegidos el prestarle la atención debida a un sector que desde hace mucho ha procurado trascender del asistencialismo para mostrarse como un actor importante en el desarrollo social y económico, además por supuesto del cultural, de la comunidad a la que se debe.

En esa misiva se hace énfasis en la selección idónea de los respectivos secretarios o secretarias, a la creación conjunta de un plan decenal estratégico de cultura, la recuperación de espacios como el Parque Cultural del Caribe, el fortalecimiento del Portafolio de Estímulos y la articulación de políticas culturales entre Distrito y Departamento. Nada de lo allí anotado es improcedente o imposible si de verdad, como la misma carta lo anota, se adquiere un compromiso serio con la cultura, ese que por los lados del distrito poco se vio en el mandato de Pumarejo.

Al sector cultural hay que dejarlo de ver desde el estereotipo asistencialista mencionado en el párrafo anterior, pero al mismo tiempo se debe entender que el desarrollo de la cultura, las artes y los saberes es un compromiso ineludible del cualquier mandato local, regional o nacional mínimamente coherente.

La cultura genera tejido social, educa y conecta al tiempo que complementa maravillosamente las intenciones de consolidar a ciudad y departamento como destinos turísticos. Mientras se la siga viendo con desdén y se sigan aplazando decisiones que empiecen a darle un nuevo aire, el malestar prevalecerá. La mayoría del sector espera respuestas.

@alfredosabbagh