Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía
[Opinión] Char III no tendrá todo a su favor
A diferencia de sus administraciones pasadas, el alcalde de Barranquilla no encontrará la puerta abierta en la Casa de Nariño. En su columna, Juan A. Tapia analiza las disputas políticas y los enredos judiciales que harían distinto este tercer mandato.
Por:
Súmate a Mi Lupa, el programa de membresías con el que La Contratopedia Caribe busca el apoyo ciudadano para seguirle el rastro a la contratación pública. Con tu aporte ayudas a un medio de comunicación regional, que desde 2019 le pone rostro a la plata pública en Bolívar, Cartagena, Barranquilla y Atlántico. Gracias por respaldar este proyecto. Aporta aquí. |
Dos opciones tenía Alejandro Char cuando en junio de este año decidió que sería, por tercera vez, alcalde de Barranquilla:
- La primera, sentarse a esperar que, bajo la mirada atenta del presidente Gustavo Petro, la justicia reactive los procesos en su contra (acababan de trasladar a Aida Merlano a una guarnición militar en Malambo y ya se olía en el ambiente que la situación de Arturo Char, hermano de Álex, tendía a complicarse), es decir, jugar al gato y el ratón con el jefe del Gobierno, quien tiene metido entre ceja y ceja acabar el dominio del clan familiar en la política regional y, para conseguirlo, contará a partir de febrero con una fiscal de su entraña.
- La segunda, embarcarse en un tercer mandato, con los riesgos que conlleva la exposición mediática del cargo, para plantarle cara a Petro desde el mismo Estado.
La pelea, lo sabe bien Char, es peleando. Y ahora que la primera parte del plan está consumada con el respaldo mayoritario de los barranquilleros en las urnas, viene lo difícil: gobernar una ciudad que requiere más que nunca de un líder concentrado en sus problemas, mientras capotea los ataques que no tardarán en llegar de la Fiscalía y el poder central.
No soplará el viento a favor durante los próximos cuatro años para el alcalde de Barranquilla, a diferencia de sus dos administraciones pasadas, con una capacidad de endeudamiento reducida y sin el apoyo del Palacio de Nariño para proyectos de envergadura.
Es innegable, además, que su imagen de gobernante intachable ha comenzado a desmoronarse por fuera de la región. Ante los ojos de gran parte del país, Char no es más que un gamonal de esa Costa lejana a la que le atribuyen todos los vicios de la clase política.
Ni a los aduladores de oficio que le sobran a Char se les ocurriría hoy volver a postular su nombre a la Presidencia, dada la magnitud de su desprestigio. Los medios de comunicación de cobertura nacional no le quitarán el ojo de encima a partir del primero de enero y falta ver si la estrategia del silencio resiste hasta diciembre de 2027.
A favor tiene su popularidad todavía por las nubes en Barranquilla, consecuencia de los cuatro mandatos que su grupo político ha enlazado desde 2008 con obras que han mejorado la calidad de vida de miles de habitantes, y la protección de los principales medios de comunicación de la ciudad, que nuevamente encontrarán en su administración un cheque al portador.
Una muestra de ese guardar las espaldas se dio con la noticia de la presunta vinculación del banco Serfinanza, propiedad de la familia Char, con el Cartel de Sinaloa. Mientras la prensa bogotana y hasta El País, de España, hizo eco de la investigación del portal mexicano que divulgó la información, en Barranquilla solo tuvo cobertura el comunicado emitido por la campaña de Char y la reacción de su abogado Iván Cancino.
Sin embargo, cuando el candidato rompió su silencio después de votar en el colegio Biffi para decir que “la luz siempre le ganará a la sombra”, la declaración no tardó en ser replicada por la prensa protectora.
Para enfrentar la tormenta que se le avecina, Char recurrirá a otra tormenta. La que desatarán los alcaldes de las principales capitales del país -Galán, en Bogotá; Gutiérrez, en Medellín; Eder, en Cali; Beltrán, en Bucaramanga- para evitar la continuidad del Pacto Histórico o la llegada de un heredero del petrismo a la Casa de Nariño en 2026. Serán años de lucha política y defensa judicial que ojalá dejen espacio para gobernar.