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Los 21 hallazgos de Minambiente sobre Mallorquín

Según la Comisión, con la construcción del ecoparque, Barranquilla favoreció el turismo frente a la recuperación de la Ciénaga de Mallorquín. /Foto: Tatiana Velásquez.

Los 21 hallazgos de Minambiente sobre Mallorquín

Desconocimiento del sitio Ramsar, normas ambientales desactualizadas, desorden urbanístico y un espejo de agua cada vez más degradado son algunos de los resultados de un diagnóstico sobre la Ciénaga de Mallorquín, realizado por un equipo de 20 profesionales convocados por el Ministerio de Ambiente.

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El deterioro de la Ciénaga de Mallorquín obedece a factores institucionales, sociales y económicos que no han sido atendidos oportunamente por las autoridades competentes del Atlántico, concluyó una Comisión Técnica Interdisciplinaria convocada por el Ministerio de Ambiente, después de recibir quejas ciudadanas por recientes obras de infraestructura en ese ecosistema.

En un diagnóstico de 130 páginas, un equipo técnico compuesto por 20 profesionales —entre biólogos, ingenieros, abogados, politólogos, sociólogos y arquitectos— documentó los impactos en Mallorquín desde hace más de medio siglo hasta intervenciones recientes, como la construcción del Ecoparque, impulsada por la Alcaldía de Barranquilla, y la acelerada urbanización en áreas que deberían estar protegidas, avalada por la Alcaldía de Puerto Colombia y promovida por el Grupo Argos.

La Comisión identificó normativas ambientales desactualizadas y una deficiente gestión ambiental que han favorecido la degradación del cuerpo de agua y la alta densidad humana en su cuenca. Por ello, el Ministerio propone alcanzar “un acuerdo político, social y ambiental” que garantice la protección de Mallorquín.

La Contratopedia Caribe obtuvo una copia del diagnóstico presentando una solicitud de información, tras varios intentos fallidos con la Oficina de Prensa del Ministerio, que no entregó el documento argumentando su carácter “confidencial”. Sin embargo, la ministra Susana Mumahad había adelantado algunas de sus conclusiones el pasado 4 de agosto desde Barranquilla.

Estos son los 21 hallazgos que la Comisión agrupó en cinco líneas temáticas (consulte aquí el diagnóstico completo).

Situación ecosistémica y jurídica

1. No se ha adoptado el Plan de Manejo Ramsar. Las entidades ambientales con competencia en el Sistema Delta Estuarino Río Magdalena, Ciénaga Grande de Santa Marta, del que forma parte la Ciénaga de Mallorquín, no han adoptado un Plan de Manejo, con las condiciones establecidas en la Resolución 157 de 2004.

Ese documento busca la conservación de los humedales en Colombia, incluidos aquellos declarados Ramsar. 

Las entidades responsables de liderar ese proceso son Cormagdalena, la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), la Corporación Ambiental del Magdalena (Corpamag) y Barranquilla Verde. El Plan debe ser el punto de partida de todas las decisiones sobre Mallorquín y su área de influencia.

2. Deterioro del cuerpo de agua. El deficiente mantenimiento de tres tuberías (box coulvert) que comunican el Río Magdalena con la Ciénaga de Mallorquín ha aumentado su salinización. De hecho, ha ido perdiendo su condición de sistema estuarino para parecerse más a una laguna costera. 

Esa transformación comenzó en 1935 con la construcción de los tajamares sobre el Magdalena para permitir la navegación. Por tanto, esos tres puntos “son insuficientes” para sus necesidades de agua dulce.

Ordenamiento territorial

3. No coinciden los límites Ramsar. Existen diferencias entre los límites oficiales del sitio Ramsar, al que pertenece la Ciénaga de Mallorquín, y los que están en los instrumentos de las autoridades ambientales y de los planes de ordenamiento territorial (POT) de Barranquilla y Puerto Colombia. 

Esta imprecisión, encontró la Comisión, “ha sido replicada”, permitiendo desarrollos urbanísticos de tipo residencial y turístico, principalmente, que atentan contra la conservación del ecosistema.

4. Incumplimiento de los planes parciales. No se cumplen las condiciones técnicas acordadas con la empresa Triple A —y reafirmadas por la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA)— para la construcción y operación del Acueducto del Norte. Esa infraestructura, en ejecución después de dos intentos fallidos de contratación, es fundamental para garantizar el suministro de agua a las nuevas viviendas que se construyen en Mallorquín.

“Como se pudo evidenciar, las condiciones acordadas con las empresas de servicios públicos y las autoridades ambientales en los planes parciales (instrumentos que complementan los planes de ordenamiento) no se cumplieron”, se lee del informe.

5. Documentación ambiental desactualizada. Los determinantes ambientales, expedidos por la CRA, no tienen actualizados los límites de la Ciénaga de Mallorquín ni incorporan “contenidos asociados a la gestión del cambio climático”.  El equipo técnico también encontró que el Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca Hidrográfica – Pomca Mallorquín tuvo cambios en 2017 y necesita actualizarse bajo los criterios definidos por el sitio Ramsar.

Con esos determinantes las autoridades especifican las áreas de conservación y protección para prevenir amenazas y riesgos.

6. Poca articulación metropolitana. No existe articulación entre Barranquilla y Puerto Colombia para el ordenamiento de Mallorquín, lo que ha desencadenado concepciones distintas sobre la ciénaga e impactado negativamente el ecosistema.

7. Normas permisivas en pro de la urbanización. Los Planes de Ordenamiento Territorial de Barranquilla y Puerto Colombia favorecen un modelo de ocupación de alta densidad, sin tener en cuenta “el paisaje, la conectividad ecosistémica y los impactos que pudiesen llegar a generarse frente a la Ciénaga de Mallorquín”.

8. Urbanismo sin adaptación al cambio climático. No existen iniciativas en Puerto Colombia ni en Barranquilla que “favorezcan la incorporación de criterios de ecourbanismo, ocupación y construcción sostenible o incentivos para la conservación y preservación de la Ciénaga de Mallorquín”.

Vigilancia y control ambiental

9. Hay humedales que deben ser protegidos. Existen “ecosistemas estratégicos tipo humedal”, que cumplen funciones reguladoras a la ciénaga y deben ser protegidos por las autoridades más allá de la existencia de una figura de declaratoria de área protegida.

​​La ministra Muhamad dijo en agosto pasado, en Barranquilla, que si bien estos humedales no están categorizados como Ramsar, tienen “gran valor por su conexión ecosistémica.  Por esa razón es fundamental protegerlos, ya que se encuentran en zona de expansión urbana del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Puerto Colombia”.

En la zona de Mallorquín hay humedales lénticos (aguas estancadas o de bajo movimiento) y lóticos (aguas en movimiento), 17 de ellos priorizados para un Plan de Ordenamiento del Recurso Hídrico (PORH) y acotamiento de la ronda hídrica, según la CRA.

10. Información histórica, técnica y científica de la academia y la comunidad. Existen procesos de investigación técnica y científica sobre Mallorquín realizados por las universidades del Norte, Atlántico, Simón Bolívar, de la Costa y Autónoma del Caribe, “con un alto nivel de precisión y detalle”, que ayudarían a nutrir actuales y futuras acciones frente a la ciénaga. 

Esas instituciones, encontró la Comisión, han investigado sobre Mallorquín y su área de influencia desde diversas disciplinas, como las ciencias del mar, ciencias sociales y políticas, biología, ingeniería ambiental, urbanismo y arquitectura. Sus hallazgos muestran un “panorama complejo y preocupante” porque la ciénaga “enfrenta significativas presiones” por procesos de urbanización, industrialización y desarrollos turísticos que no vinculan a las comunidades locales. 

La Comisión también resaltó la información relevante entregada por la comunidad, que “da cuenta de su apropiación por este ecosistema”. Sesenta y dos representantes de asociaciones de pescadores, veedurías ambientales y ONG participaron en una mesa de trabajo.

11. Desconocimiento y permisividad de autoridades para intervenciones. Hay un “uso inadecuado” de la figura de viabilidad ambiental, definida en la Ley 99 de 1993, por parte de la CRA y EPA Barranquilla Verde para autorizar intervenciones en el sitio Ramsar. Con esa norma nació el Ministerio del Medio Ambiente y Colombia reorganizó la gestión y conservación del ambiente. 

Además, la Comisión detectó imprecisiones en los conceptos emitidos por diferentes autoridades locales, que desconocen la existencia y alcance de la figura Ramsar. Tampoco existen evaluaciones sobre el impacto ambiental de las obras derivadas del Plan Maestro Ciénaga de Mallorquín, de la Alcaldía de Barranquilla, para construir un ecoparque y un tren turístico. 

12. Débil monitoreo ambiental y de ordenamiento territorial. Hay poco seguimiento de las autoridades a los instrumentos de planificación ambiental y ordenamiento territorial, al igual que a los permisos de intervención otorgados en Mallorquín y sus compromisos derivados.

13. Poca planificación de servicios públicos. Las autoridades ambientales han hecho poco para cumplir los Planes de Saneamiento y Manejo de Vertimientos (PSMV), encaminados a la construcción de infraestructura para el tratamiento de aguas residuales y la eliminación de vertimientos directos en la ciénaga.

Sobre Mallorquín existen diferentes vertimientos de aguas residuales, provenientes de las ocupaciones informales sobre su espejo de agua y del Arroyo León.

“Las comunidades involucradas en las denuncias indican que esta dinámica de vertimientos impacta la calidad de agua del arroyo y, por lo tanto, afecta la salud ecosistémica de la ciénaga y la producción de pescados y mariscos”, se lee en el documento diagnóstico.

Presiones antrópicas

14. Turismo por encima de criterios ambientales. Se evidenciaron iniciativas derivadas del Plan Maestro Ciénaga de Mallorquín del Distrito de Barranquilla que no se encuentran armonizadas con los objetivos de conservación de la ciénaga y no reconocen los límites del sitio Ramsar”, aseguró la Comisión.

Para el equipo técnico, la prioridad en un proyecto de ecoturismo como el ecoparque debe ser una ciénaga conservada. Por tanto, la intervención de las autoridades debe priorizar el mejoramiento del agua, la conservación del manglar, la conectividad ecosistémica y el ordenamiento y contención de las principales presiones humanas sobre el territorio.

Según la Comisión, el ecoparque se construyó sin que exista un análisis ambiental de impactos sobre el humedal. Por eso, sus miembros sugieren que las obras sean “revisadas y replanteadas a profundidad, garantizando con ello no afectar el ecosistema y la generación de condiciones propicias para su restauración”. 

15. Ecosistema dividido por construcción de vías. Hay “fragmentación ecosistémica de la Ciénaga de Mallorquín y sus ecosistemas estratégicos” tras la construcción del proyecto vial Circunvalar de la Prosperidad, inaugurado en 2021 por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).

Ese corredor perimetral, que pasa por el costado occidental de Barranquilla y por los municipios de Puerto Colombia, Galapa y Malambo, busca mejorar el transporte de productos entre los puertos marítimos, fluviales, terrestres y aeroportuarios. 

La Comisión también señaló que la vía a Puerto Mocho divide el ecosistema, al construirse sobre el antiguo tajamar que separa el río Magdalena de la ciénaga. Esa inversión, con recursos del Distrito de Barranquilla, habilitará un corredor férreo turístico, ciclorruta y sendero peatonal.

Sobre ambas intervenciones, el equipo técnico no observó “medidas de manejo para mitigar los impactos sobre los corredores biológicos”.

16. Contaminación con aguas residuales domésticas. Hay vertimientos directos sobre la ciénaga por cuenta de las ocupaciones informales. La Comisión calculó cerca de 1.200 unidades familiares, mayoritariamente ubicadas en el sector La Cangrejera, del corregimiento La Playa.

El Distrito inició, durante el gobierno de Jaime Pumarejo, la construcción del alcantarillado en ese sector. Mientras entra en funcionamiento, las aguas residuales son vertidas hacia las calles y terminan escurriendo hacia la ciénaga.

17. Contaminación de arroyos y desviación de cauce. Existen vertimientos a lo largo de los cauces de los arroyos León y Grande, que forman parte del sistema hídrico de Barranquilla y descargan sus aguas en Mallorquín después de recorrer parte del suroccidente de esta capital.

El Arroyo León es el principal afluente que debe alimentar de agua dulce la ciénaga, pero pescadores y pobladores de Mallorquín comenzaron a bloquear el ingreso natural de sus aguas en 2018  para que los vertimientos no siguieran afectando la producción de pescados y mariscos. 

“Tanto el saneamiento del Arroyo León y su posterior conexión con la ciénaga, como el mantenimiento de la conexión de agua dulce con el Rio Magdalena, son obras prioritarias para la conservación del ecosistema”, planteó la Comisión.

18. Inadecuada gestión de residuos especiales. Existe disposición ilegal de residuos, principalmente de construcción, demolición y aparatos electrónicos, que arrastra el Arroyo León pero no alcanzan a llegar a la ciénaga ni al Mar Caribe porque son interceptados por una trampa instalada por la Alcaldía de Barranquilla a la altura de la carrera 51B. 

Esa basura que el Arroyo León arrastra se alimenta de afluentes del suroccidente, como Las Malvinas, Paz-Bicentenario, Paz-Trinitarias y El Salado II.

Diálogo social, institucional e intersectorial: tres hallazgos

19. Urbanización informal y loteo sin control. Hay alta ocupación informal sobre la ciénaga, con construcciones palafíticas que reflejan la falta de control urbanístico de Barranquilla y las autoridades ambientales. La Alcaldía estima que Mallorquín ha perdido 371 hectáreas desde 1985 por invasión.

20. Pesca ilícita y sin control. Las comunidades entrevistadas por el equipo técnico señalaron que en Mallorquín se practican técnicas de pesca de alto impacto que afectan el ecosistema. Una de ellas es el uso de chinchorros, es decir, grandes redes retiradas con vehículos motorizados desde la orilla

Por la falta de selectividad de este método, hay captura indiscriminada de especies juveniles y algas.

21. Desplazamiento de comunidades locales. Los lugareños entrevistados por la Comisión manifestaron que las intervenciones de la Alcaldía de Barranquilla, destinadas a desarrollar turísticamente Puerto Mocho y construir el ecoparque, han generado desplazamientos de habitantes de esas áreas.

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