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Ante el olvido, resistencia: las luchas de Vicky y Roselis en Bocachica

Roselis Moncaris y Vicky García conversan sobre las problemáticas que aquejan a su comunidad. /Foto: María Alejandra Romero.

Ante el olvido, resistencia: las luchas de Vicky y Roselis en Bocachica

Vicky García y Roselis Moncaris luchan a diario contra la indiferencia y el abandono estatal en Bocachica, zona insular de Cartagena. Su liderazgo es testimonio de resiliencia y esperanza.

Esta historia hace parte de #25HistoriasDeEsperanza de Transparencia por Colombia. Esperanza
de cambio en contra de la corrupción.

“No tenemos servicios médicos las 24 horas, no hay un parque para los niños, no tenemos garantía de educación de calidad, no hay alcantarillado, no apoyan la cultura”. 

El listado de carencias lo hace Vicky Johana García Blanquiceth. No está hablando de una zona rural apartada del suroccidente del país, ni de la espesa selva del Amazonas. Lo hace para describir la precariedad en la que viven los cerca de 10.000 habitantes de Bocachica, pueblo afro ubicado en la Isla de Tierrabomba, a 13 kilómetros de Cartagena.

Y remata su queja. “Y eso que somos la entrada principal de las grandes embarcaciones que llegan a la ciudad”.

A esa población se llega en lancha desde el muelle de La Bodeguita, en el corazón del Centro Histórico de la capital de Bolívar, o desde la Ciénaga de Las Quintas, en el Mercado de Bazurto. El recorrido no toma más de 30 minutos.

Al desembarcar, después de dejar atrás la Cartagena de las postales, aparece un territorio que lucha contra el abandono de los gobiernos locales y nacionales, mal que aqueja a varias regiones del país.

Las calles de Bocachica están destapadas, la basura cubre buena parte del paseo peatonal que hace cuatro años construyó la Alcaldía de Cartagena, a lado y lado del muelle principal del pueblo. No hay alcantarillado y en muchos sectores las aguas servidas atraviesan los polvorientos callejones.

Roselis Moncaris De Ávila, al igual que Vicky Johana, alza su voz para exigir una mejor calidad de vida para su población. Ambas tienen claro y les recalcan a sus coterráneos que “la corrupción mata”. Es un llamado urgente a la acción. 

Roselis lo ha visto y lo recuerda indignada. “Aquí se nos ha muerto gente esperando que venga la única ambulancia que hay en toda la Isla de Tierrabomba (la zona insular comprende las poblaciones de Caño del Oro, Bocachica y Tierrabomba). Y uno lo que dice es: ‘será que le tocaba’. Pero si contáramos con servicio de urgencia en salud, de pronto la persona se hubiera salvado”.

El nuevo puesto de salud de Bocachica abrió sus puertas en diciembre de 2023, después de una década convertido en elefante blanco —como se les llama en Colombia a los proyectos de infraestructura pública que corren el riesgo de quedar inconclusos por corrupción—. 

Sin embargo, solo funciona de lunes a sábado en horario limitado.

Esta es la vista de Bocachica que les da la bienvenida a propios y turistas. Al fondo el Fuerte San Fernando de Bocachica. Foto: María Alejandra Romero. 

Vicky y Roselis luchan a diario contra la indiferencia y el abandono estatal, porque sueñan con una transformación que le garantice a su comunidad una vida más digna y no sólo ser un punto más en la ruta que millares de turistas nacionales y extranjeros recorren cada año atraídos por el majestuoso Fuerte de San Fernando de Bocachica. 

Sus baterías y troneras son un testimonio mudo de ese pasado colonial muy presente en la vida de los cartageneros.

La lucha de Vicky y Roselis es un testimonio de resiliencia y esperanza.

 

“Hemos tenido que obligar al Estado para que nos cumpla”

Vicky García Blanquiceth, lideresa de Bocachica. Foto: María Alejandra Romero.

Vicky Johana García Blanquiceth tiene 43 años y es madre de dos hijos. Casi la mitad de su vida la lleva dedicada al liderazgo social para que el Estado les garantice los derechos fundamentales.

“Lo poco que hemos logrado ha sido por obligación. Hemos obligado al Estado, porque por sentencia es que ha llegado lo poco que tenemos acá”, dice.

Y recuerda que, aunque desde antes de ser madre ha trabajado por su comunidad, ellos han sido un impulso adicional. “Porque yo decía: ‘qué futuro pueden tener mis hijos si no hay cambios en esta comunidad’. Y yo misma dije: esto puede cambiar”.

Una de las luchas que ha abanderado ha sido la del acceso al agua potable. Esa batalla ya la ganaron con una sentencia de la Corte Constitucional que obliga al Distrito de Cartagena a garantizar el agua y le da plazo hasta 2026 para que Bocachica tenga acueducto.

De hecho, la construcción del acueducto para toda la Isla de Tierrabomba es una de las inversiones proyectadas con el crédito de $1.5 billones que hará el gobierno del alcalde Dumek Turbay.

“Ahora mismo nos está llegando el agua desde Cartagena. Se almacena en albercas de diferentes sectores y de ahí se distribuye en carrotanques a las viviendas. Pero estamos pagando el agua más cara de todo el país, porque una lata cuesta $2.000 y en una casa donde haya cinco o seis personas, ¿cuántas latas no se necesitan para un día?”, lamenta García.

La falta de escenarios dignos para el esparcimiento no es un impedimento para el disfrute de lo más pequeños. Foto: María Alejandra Romero.

Mientras recorre las calles de su Bocachica natal, evidencia otro incumplimiento y lo señala como otra más de las asignaturas pendientes del Distrito de Cartagena con su terruño.

“Fíjate cómo está esto lleno de basuras y aquí hay un servicio que presta Veolia, empresa de recolección. O sea, que ellos deberían barrer estas zonas y no lo hacen, solamente vienen a hacer la recolección tres días a la semana. Eso lo tenemos que pelear ahora con el Distrito para que los hagan cumplir”, dice.   

“A mí en mi comunidad me dicen la ambulancia”

Roselis Moncaris De Ávila, lleva más de dos décadas trabajando por su comunidad. Foto: María Alejandra Romero.

A Roselis Moncaris De Ávila, de 59 años, sus hijos y su esposo le han pedido, en más de una oportunidad, que baje la guardia cuando se ha enfrentado a contratistas o funcionarios para reclamar una ejecución óptima de los recursos públicos que llegan a Bocachica. Sin embargo, ella nació con vocación de servir a su comunidad y de alzar la voz para reclamar sus derechos. 

“Desde que tenía 21 años empecé a trabajar por mi comunidad. A mí, en mi barrio, en todo mi sector, me dicen ‘la ambulancia’, porque yo me encargo de resolverle la salida a Cartagena a todo el que se enferma”, dice entre risas.

Desde el muelle de Bocachica hay salida permanente de lanchas hacia Cartagena. Foto: María Alejandra Romero.

La labor de Moncaris no es menor. Cuando alguien se enferma y no tiene la posibilidad de viajar a la capital de Bolívar en la única ambulancia acuática asignada a esa zona insular, ella acuerda con los lancheros un pago menor al que puede costar el viaje directo e incluso acompaña al enfermo y a sus familiares a la Cartagena continental. 

“Cuando ya dejo a la persona allá instalada en la clínica donde la van a atender, entonces es que yo me regreso para acá para Bocachica”, expresa con satisfacción, pero exigiéndole al Distrito un servicio médico 24 horas en el territorio insular.

Ese servicio ya lo han solicitado a las autoridades locales y, aunque les prometieron que en el primer semestre de este año habilitarían la atención con un médico permanente, hasta ahora no les han cumplido.

“Ahora mismo uno tiene un horario para enfermarse: si es de lunes a viernes, tiene que ser entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde, y los sábados es hasta la una de la tarde. Ese es el horario en el que hay médico aquí en el puesto de salud. Por eso es que les estamos exigiendo a las autoridades de salud que nos habiliten el servicio de  urgencia”, reclama.

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