El mobiliario infantil es uno de los espacios más concurridos en los parques de las cinco localidades de Barranquilla. /Foto: La Contratopedia Caribe.
‘Todos al parque’, el programa que comenzó con una campaña radial y le mejoró la cara a Barranquilla
Con 285 parques activos y 1.755.672 metros cuadrados de espacio público recuperado, esta política distrital ha cimentado la popularidad de las administraciones charistas. Contratos empaquetados, vigencias futuras de un billón y pocos espacios inclusivos, entre los lunares.
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Esta historia forma parte del especial periodístico ‘Hablemos del Plan: del papel a la realidad’ .
I. Un periodista pone sus ojos en el Suri
Un golpe de suerte. La política distrital de transformación de espacios recreativos y zonas verdes en Barranquilla comenzó en 2013 por la campaña de un periodista y no por decisión del alcalde de turno o programa de gobierno alguno.
El 30 de mayo de ese año, luego de meses de insistir en su noticiero radial sobre la importancia de recuperar el parque Suri Salcedo, uno de los más emblemáticos de la ciudad, Jorge Cura Amar, líder de la sintonía matutina, vio coronado su esfuerzo con la entrega del remodelado espacio de 20.000 metros cuadrados entre las calles 70 y 72, con carreras 46 y 47.
En ese momento nadie podía suponer que los barranquilleros irían en desbandada a conocer el “nuevo Suri” y que sería el punto de partida del programa Todos al parque, que rápidamente catapultó la popularidad de la alcaldesa Elsa Noguera (2012-2015) y se convirtió en una política de ciudad para esa y las administraciones siguientes, de Alejandro Char (2016-2019), Jaime Pumarejo (2020-2023) y nuevamente Char.
El Suri no era un parque cualquiera. Ubicado en un punto estratégico de la capital atlanticense, cercano a las clases medias y altas, y no tan distante de las populares, marcó un hito en el urbanismo local desde su construcción en la década del 40 del siglo pasado. Su deterioro, tras una última remodelación en 1978, era objeto de recuerdos cargados de nostalgia por tiempos mejores.
Los padres lamentaban el estado de abandono de los resbaladeros del ratón Mickey, el pato Donald y Tribilín, en los que se deslizaron cuando niños, y exigían a las autoridades espacios adecuados para la recreación de sus hijos, quienes dedicaban sus horas libres al celular, la televisión y los videojuegos.
Ese clamor fue recogido por Cura Amar, quien aprovechó su sintonía para tocar puertas en el gobierno local y la empresa privada hasta ser escuchado.
En 2023, cuando ya el Suri llevaba una década de haberle cambiado la cara a Barranquilla, el entonces alcalde Jaime Pumarejo hizo un reconocimiento al periodista tras recibir en Nueva York, el 1 de febrero, el Ross Center Prize for Cities, galardón otorgado por el World Resources Institute (WRI) al programa Todos al parque, calificado por la organización como “el proyecto de transformación urbana sostenible más innovador a nivel mundial”.
“Estas felicitaciones son para todos los barranquilleros que nos han acompañado a construir los parques, especialmente a ti (Jorge Cura) y a Emisora Atlántico. Allí fue donde nació el proyecto, por una iniciativa impulsada por ti, cuando el gobernador era José Antonio Segebre y con la alcaldesa Elsa Noguera teníamos esa idea de recuperar los parques y arrancó este proceso”, dijo Pumarejo en una entrevista con el propio Cura.
Para ese primer paso, la Gobernación del Atlántico, la Alcaldía de Barranquilla y la empresa Bavaria integraron sus esfuerzos con una inversión conjunta de $3.400 millones. El gobernador Segebre fue el más entusiasmado y aportó $2.100 millones, la compañía cervecera puso $450.000.000 y la Administración Distrital, a través de la entidad Foro Hídrico, entregó $850.000.000.
Con esa plata construyeron una cancha multideportiva para baloncesto, microfútbol y voleibol; instalaron piso sintético en las zonas infantiles, tradicionalmente de cemento; adecuaron gimnasios al aire libre, caminos peatonales para la circulación de los visitantes y remodelaron las cafeterías y los baños.
Pero el gran éxito fue el nuevo mobiliario de atracciones para los niños: columpios, resbaladeros y subibajas no dieron abasto para la avalancha de pequeños con sus agradecidos padres.
Tras semejante aceptación, el diseño del Suri prevaleció en la recuperación de otros parques y poco a poco todos estos espacios, en las cinco localidades en las que está dividida Barranquilla, adquirieron el mismo concepto.
Fue una revolución dentro de otra: no solo cambiaron el estilo de vida y las costumbres de los habitantes de esta ciudad, sino que una política distrital inesperada, a la que se llegó por una campaña radial, consiguió —al menos en apariencia— reducir las diferencias económicas y sociales en una de las capitales más desiguales de Colombia.
II. Pícnics, cumpleaños y fútbol
El éxito reputacional del Suri Salcedo abrió un abanico de oportunidades para una Alcaldía de Elsa Noguera que, tras el impacto alcanzado por Alejandro Char en su primer mandato (2008-2011), necesitaba un golpe de opinión para diferenciarse de su líder político y mentor, quien había confiado en ella para continuar la senda de cambio que prometía llevar a Barranquilla al nivel de Medellín o Bogotá con dos administraciones charistas sucesivas.
Fue así como en marzo de 2014 fueron adjudicadas las obras para la recuperación de 21 parques con una inversión de $22.867 millones y una intervención de 121.837 metros cuadrados, como primera fase del programa Todos al parque.
Noguera y sus funcionarios de confianza supieron canalizar el entusiasmo ciudadano. Tras el Suri, el turno fue para el parque de Las Nieves, guarida de drogadictos, jíbaros y ladrones debido a su estado de abandono desde hacía una década.
No fue una elección al azar: situado en el extremo sur de la ciudad, en un barrio representativo de las clases populares, inmortalizado por el músico dominicano Cuco Valoy en su tema Frutos del Carnaval, era el lugar ideal para demostrar una política distrital sin favorecimientos marcados por el estrato.
Si la importancia del Suri fue haber iniciado la transformación de las zonas verdes y espacios de recreación, la del parque Las Nieves, entregado el 30 de septiembre de 2014, radicó en incluir a las clases menos favorecidas en el proceso, prácticamente sin diferencia de las demás: el mismo modelo de canchas y atracciones, de tal manera que los niños del sur pudieran divertirse igual que los del norte.
Lo que vino después fue un efecto dominó que, en el transcurso de 10 años, terminó por modificar los hábitos de los barranquilleros, desde su disposición para ejercitarse al aire libre hasta la manera de relacionarse con el entorno. Para la segunda fase del programa, la Alcaldía adjudicó 25 parques adicionales, por $22.438 millones, equivalentes a 188.680 metros cuadrados puestos al servicio en 2015.
“Nos ahorramos los gastos de los salones para las fiestas: yo desde que vi a una señora celebrando el cumpleaños de su hija en el parque, he hecho lo mismo con mis tres pelos”, dice Rosaura Orozco, quien vive a cinco minutos del Bellavista, en la calle 72 con carrera 61, barrio La Concepción.
Con el único compromiso de limpiar el lugar utilizado para el festejo, los parques comenzaron a llenarse de piñatas, sorpresas infantiles, adornos, vasos de helado y tortas. Para los niños más grandes, la actividad preferida fue, desde entonces, invitar a los amigos a un partido de microfútbol o baloncesto como parte de la celebración.
No solo los salones comunales y clubes sociales “sufrieron” el efecto colateral, las canchas privadas de microfútbol, un negocio que había cobrado fuerza precisamente por la falta de estos espacios, terminaron por cerrar o cambiar su modelo de ingresos. Escuelas deportivas, equipos amateurs y grupos de amigos en general mudaron sus torneos y partidos ocasionales a las muy bien adecuadas canchas sintéticas de los parques, que no tenían nada que envidiarles a las otras.
“He vivido cerca de los parques El Carmen, Olaya y Venezuela; primero me gustaba el fútbol, era arquero, pero después me afiebré por el básquet y terminé por formar parte de un club. Me estuvieron viendo para llegar a la Selección Atlántico por mi estatura, pero me partí una pierna jugando y eso me frustró. Lloré. Me metí de cabeza en los videojuegos, pero gracias a mis amigos he vuelto a las canchas. Todo eso se lo debo a los parques”, cuenta Santiago Guzmán, de 17 años, miembro de una generación de barranquilleros que ha crecido rodeado de actividad al aire libre.
En pandemia, Santiago volvió a enclaustrarse y su afición por los videojuegos llegó al punto de distraerlo de los estudios. Perdió su forma física y redujo el contacto con su madre y abuelos, con quienes reside en el barrio Lucero. Como millones de adolescentes y jóvenes colombianos, el fin de las cuarentenas no lo movió un centímetro de su silla de gamer. Solo el deseo de volver al parque a lanzar su pelota de básquet pudo sacarlo de su habitación.
“Cuando vio a las personas ejercitarse y practicar deporte, se entusiasmó. Creo que a todos nos pasó lo mismo: ver los parques llenos fue la señal de que la vida había regresado a la normalidad”, recuerda la mamá del joven, Patricia.
Hasta 2018, la firma A Construir, en aquel entonces con los hermanos Christian y José Manuel Daes entre sus accionistas, era la empresa más favorecida con los contratos de parques ($106.118 millones) adjudicados por la Alcaldía de Barranquilla.
Esa empresa ejecutó, participando por sí misma o como miembro de uniones temporales, seis de los ocho paquetes de obras entregados por la Alcaldía por $143.379 millones.
Los parques de esa primera etapa le dieron parte del título de megacontratistas charistas a los hermanos Daes.
Parques inclusivos, una asignatura pendiente pese al discurso oficial
Aunque la Alcaldía de Barranquilla ha anunciado que modificará el diseño de sus nuevos parques para facilitarles la movilidad a las personas con condición de discapacidad motora o sensorial, esta aún es una tarea pendiente, según el concejal Juan José Vergara, quien pidió a la Agencia Distrital de Infraestructura un informe detallado sobre la dotación y adecuación de mobiliarios especiales en los espacios recreativos recuperados o construidos por el Distrito. En sesión de la Comisión Segunda del Concejo Distrital, celebrada el 13 de noviembre, el concejal expresó su preocupación por la falta de espacios neuroinclusivos para niños, adolescentes y jóvenes. Vergara destacó la necesidad de implementar cuanto antes el Acuerdo 004, un proyecto de su autoría que pretende garantizar espacios adaptados para personas que necesitan mobiliarios especiales. La Alcaldía afirma que 34 parques proyectados a inaugurarse a corto plazo tendrán, entre sus especificaciones, rampas de acceso para sillas de ruedas, senderos adaptados para personas con dificultades de movilidad, bancas y áreas de descanso adecuadas para ciudadanos con necesidades especiales. Además, contarán con juegos neurosensoriales y neurocognitivos. En el barrio Ciudad Modesto, de la localidad Suroccidente, comenzó la construcción de uno de estos nuevos parques, con un área de 2.695 metros cuadrados, que beneficiará a 7.125 habitantes de la zona. El primer parque inclusivo de Barranquilla es el Pequeños Gigantes, del barrio Siete de Abril, que cuenta con con diseño de acceso universal incluyente, juegos para la estimulación y recreación de población neurodiversa, cancha múltiple, gimnasio biosaludable, iluminación led, zonas verdes y pavimentación de las vías que lo rodean. Fue inaugurado el 7 de abril de este año como parte de la celebración por los 211 años de Barranquilla. |
III. El Gran Malecón, espacio público a gran escala
En la actualidad, la ciudad cuenta con 285 parques activos y 1.755.672 metros cuadrados de espacio público recuperados, de los cuales la mitad (709.849 metros cuadrados) son zonas verdes. En 2027, último año del tercer gobierno de Alejandro Char, el Distrito proyecta elevar ese indicador a 2.154.226, según se lee en Ciudad Dinámica, una de las cuatro líneas estratégicas del Plan de Desarrollo Barranquilla, a otro nivel 2024-2027.
El 93% de los barranquilleros, afirma la Administración Distrital, tiene un parque a menos de ocho minutos a pie.
Entre los más visitados se encuentran Villa Santos, Paseo de La Castellana, Bicentenario (barrio La Paz), Sagrado Corazón, Universal, El Golf, Olaya, Electrificadora, Almendra, Venezuela, Metropolitano y Simón Bolívar. También la Plaza de la Paz, pero su administración corre por cuenta de la Gobernación del Atlántico.
La participación ciudadana ha sido uno de los pilares del programa Todos al parque desde su primera fase, lo que ha fortalecido el tejido social en los barrios de las cinco localidades, situación que fomenta la pertenencia y apropiación de los espacios recuperados.
“En comparación con otros lugares que me toca barrer, los parques son sitios muy limpios, la gente los asume como propios y a nadie le gusta que su casa esté sucia”, dice un operario de la empresa de aseo Triple A, quien tiene a su cargo la limpieza de los alrededores del parque José Martí, entre las carreras 49B y 49C con calles 74 y 75.
Las comunidades han participado en la toma de decisiones, y sus opiniones, incluso, han llevado al cambio de planos y diseños. Desde la primera fase del programa, la Alcaldía decidió consultar a los ciudadanos, y de esas reuniones, barrio a barrio, surgió una política distrital más ambiciosa que la de los propios parques: la creación de espacio público a gran escala en Barranquilla.
Gracias al conocimiento y aprendizaje adquirido durante la ejecución de Todos al parque, y en la línea de responder a las peticiones y necesidades ciudadanas, comenzó la construcción del Gran Malecón del Río, que, dado su tamaño, desde Siape hasta isla La Loma, puede catalogarse como un parque de impacto metropolitano.
El 17 de julio de 2017 fue inaugurada la primera fase del Gran Malecón, una obra colosal, planeada como un parque lineal de 5,5 kilómetros, que ha transformado la relación de la ciudad con el río Magdalena y se ha vuelto su principal atractivo turístico. Ese primer tramo, llamado Puerta de Oro, fue entregado en el segundo periodo de Alejandro Char como alcalde. Hoy, el Malecón cuenta con tres unidades funcionales y cinco zonas gastronómicas.
En febrero de 2024, ya en el tercer mandato de Char, fue habilitada la tercera unidad funcional, conocida como Sector Nativo, donde está ubicada la estatua de Shakira, que en poco tiempo ha generado un aluvión de turistas nacionales y extranjeros.
Aminta Guerrero vino en una excursión desde Perú con al menos 30 compatriotas. Primero fueron a conocer Cartagena, pero en el plan turístico estaba incluida la visita al monumento de la cantante barranquillera. “Ella es un ídolo en mi país, mi hija la ama, no podíamos venir a Colombia sin pasar por acá”, dice mientras alista la cámara de su celular para tomarle la foto de rigor a su niña de 13 años, que espera paciente junto a la efigie.
Esta unidad funcional cuenta con un parque de juegos infantiles, dos canchas de voleibol playa y otra de fútbol playa, tiene una longitud de un kilómetro —que se extiende desde la calle 72 hasta el caño Las Compañías— y consta de 35.846 metros cuadrados en los que predominan la naturaleza y las zonas de contemplación del entorno, como respuesta a las encuestas de percepción con los usuarios del Gran Malecón.
La inversión global para la construcción de las unidades funcionales tres y cuatro asciende a $153.944 millones y fue adjudicada a la Unión Temporal Gran Malecón, integrada por las firmas Inversiones Jacur y Compañía Ltda (70% de participación) y Valores y Contratos S.A. (Valorcón, 30% de participación), empresas de Faisal Cure y Julio Gerlein, quienes fueron señalados por la excongresista Aida Merlano en un posible entramado de corrupción que la justicia aún no investiga.
En cuanto a las unidades funcionales uno y dos, la empresa portuguesa Mota-Engil fue la ganadora. La primera fase costó $71.041 millones, su construcción empezó el 9 de septiembre de 2016 y terminó el 30 de septiembre de 2018. Y la segunda, por $191.800 millones, inició el 20 de enero de 2017. El valor total del Gran Malecón, hasta ahora, es de $450.000 millones, según cifras del Distrito.
El sentido de pertenencia y la apropiación han sido claves para la reducción de los hurtos en un 15% en un área de influencia de 150 metros y para mejorar la cultura de pago de impuestos en las zonas aledañas a los parques, dice la Alcaldía.
Sin embargo, pese al discurso oficial, los parques no han mejorado la percepción ciudadana sobre la seguridad. Por el contrario, una de las quejas más frecuentes es la falta de vigilancia policial en estos entornos.
En tal sentido, la sensación de bienestar que aportaron los parques en los primeros años del programa se ha ido esfumando a punta de atracos. Pasadas las nueve de la noche, la diversión da paso al riesgo, incluso en los sectores acomodados.
El polémico contrato de siembra de árboles y cuidado de parques
Un contrato de concesión a 20 años por un billón de pesos para la arborización y el paisajismo de Barranquilla casi se lleva por delante la reputación del entonces alcalde Jaime Pumarejo, en agosto de 2021. El Concejo Distrital aprobó ese billón de pesos en vigencias futuras en menos de una semana, ya que celebró el primer debate el 27 de mayo de ese año, y el segundo, el 31 de mayo. El 2 de junio, Pumarejo sancionó el acuerdo que aprobó el uso de recursos de libre destinación, regalías de la Triple A y hasta el 90% del impuesto a la telefonía para una nueva fase del programa de arborización Siembra Barranquilla, implementado por la empresa Siembra MAS SAS. Se trata de una sociedad de economía mixta integrada por la Agencia Distrital de Infraestructura (ADI), con el 76% de las acciones, y Ecojardineros SAS, con el 24% restante. Tras la polémica desatada por el costo del contrato y la rapidez del Concejo para sacarlo adelante, el alcalde Pumarejo tuvo que explicar que ese billón de pesos incluía el mantenimiento de todos los parques de Barranquilla y sus zonas verdes, es decir, espacios públicos, bulevares, plazas, separadores viales, jardines, “de hoy a los próximos 20 años sumados a valor presente”. “Estamos hablando de una transferencia a una entidad descentralizada que invierte sus recursos de manera anual. Eso se va, mayoritariamente, en pagar una fuerza laboral que hoy suma 960 personas, entre guardaparques y podadores de siembra que se dedican a mantener nuestros espacios públicos”, dijo, en aquel momento, Pumarejo. |
IV. Copiar la receta del Malecón, ¿solución para el Suroriente?
Miles de personas llegan cada madrugada al Gran Malecón para trotar, montar en bicicleta, patinar, hacer aeróbicos o caminar. Desde las 5:00 a.m., el ingreso en automóvil es prácticamente imposible porque nadie quiere perderse la postal de un amanecer frente al río Magdalena. La megaobra no solo promueve los hábitos saludables entre ciudadanos que antes solo podían realizar actividad física en los gimnasios, también ha servido de pretexto para reencontrarse con la naturaleza.
El paso siguiente fue la construcción del Ecoparque Mallorquín en la administración de Jaime Pumarejo, obra inaugurada en septiembre de 2023, que ha recibido críticas del Ministerio de Ambiente por no respetar el manejo ecológico establecido para esa cuenca hídrica.
Y el nuevo paso, apenas en su primera fase, es el Malecón del Suroriente —proyecto bandera del tercer gobierno de Alejandro Char—, que pretende llevar prosperidad y recreación a algunos de los barrios con mayores conflictos sociales y problemas de criminalidad.
En los últimos años, Barranquilla ha experimentado un resurgir de la violencia en sus calles con el crecimiento de bandas delincuenciales como Los Costeños, Los Pepes, Los Papalópez, Los Rastrojos Costeños, y la llegada del Clan del Golfo.
La guerra de estas bandas por el control de las rentas del microtráfico y la extorsión es responsable, en gran parte, de que en agosto, septiembre y octubre de 2024 se hayan roto todos los récords de homicidios de las últimas décadas en Atlántico, con Barranquilla a la cabeza.
Según la veeduría ciudadana Barranquilla Cómo Vamos, la tasa de homicidios que registró la capital atlanticense en 2023 fue de 31,8 por cada 100.000 habitantes, por encima del promedio nacional, de 26,9.
El Malecón del Suroriente fue una promesa de campaña de Char, quien no tardó nada en licitar la losa de concreto —enero de 2024— que sellará para siempre el arroyo del barrio Rebolo y servirá de soporte para el parque lineal.
En palabras del alcalde, la obra hará desaparecer esa “cicatriz” que atraviesa gran parte del sur de la ciudad. Beneficiará a 112.000 personas de los barrios Rebolo, La Luz, Las Nieves, Montes, San Roque y La Chinita.
El contrato de la losa, por $92.664 millones, lo ganó la empresa portuguesa Mota Engil, vieja conocida del Gran Malecón. Con sucursal en Colombia, esa compañía fue una de las privilegiadas con la megacontratación del segundo gobierno de Char, entre 2016 y 2019.
En total, la losa cubrirá una longitud de 1.357 metros. Posteriormente, se construirá un área de 27.140 metros cuadrados de espacio público y otros 1.695 metros cuadrados de zonas verdes y paisajismo. Para emular al Gran Malecón, el nuevo parque lineal tendrá juegos infantiles, gimnasios biosaludables, pistas de patinaje, sendero de trote, plazoletas y canchas.
Al cumplirse los diez años de la primera fase del programa, que comenzó con la entrega del parque Las Nieves, el alcalde Alejandro Char volvió en agosto de 2024 a este barrio para anunciarles a sus habitantes que tendrán un segundo parque con características similares.
Las Nieves II beneficiará a 11.045 ciudadanos de la localidad Suroriente, y contará con un área de 2.630 metros cuadrados. El objetivo es fortalecer el tejido social y mejorar los índices de seguridad. Es uno de los 47 parques que Char prometió construir en sus cuatro años de administración.
Quizá la mejor definición de lo que ha representado hasta ahora esta política local la dio en 2018 el entonces director de la Agencia Distrital de Infraestructura (ADI), Alberto Salah, funcionario de la entraña charista: “Si como dijo el alcalde Alejandro Char, ‘Barrios a la Obra’ —programa con el que fueron pavimentados sectores en los que no podían entrar ni las motos de la Policía— es la piel de nuestra gente, en la Administración estamos convencidos de que Todos al parque es el corazón de los barranquilleros”.