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Nelson Mandela es una de las zonas más pobres de Cartagena. Durante la cuarentena, las familias comieron con los mercados que les entregaron entidades privadas y públicas. /Foto: Cortesía Ana Milena Villa.

“Superar la pobreza está dentro de las posibilidades de Cartagena; no es un asunto imposible”: Adolfo Meisel

Una reciente investigación publicada por el Centro de Estudios Económicos Regionales del Banco de la República muestra el marcado contraste entre el crecimiento económico y el rezago social en Cartagena. Esta capital tiene un largo camino por recorrer en educación, salud y superación de pobreza. 

Durante las últimas dos décadas, Cartagena ha tenido un crecimiento económico sin precedentes, pero al mismo tiempo se ha agudizado su rezago social. Tanto que esta capital tiene el indicador más alto de pobreza entre las seis principales ciudades de Colombia. Esa realidad podría explicarse, en parte, por la crisis político-administrativa que vive desde 2012.

Sobre ese contraste entre la floreciente economía y el limitado desarrollo social pone la lupa Cartagena, 2005-2018: Lo bueno, lo regular y lo malo, el más reciente documento, autoría de Adolfo Meisel Roca y María Aguilera Díaz, publicado por el Centro de Estudios Económicos Regionales del Banco de la República de Cartagena.

Para entender las características de ese crecimiento económico (lo bueno), del rezago social (lo regular) y de la inestabilidad administrativa (lo malo), La Contratopedia entrevistó a Adolfo Meisel, doctor en Economía, actual rector de la Universidad del Norte y quien fue por 15 años gerente de la sucursal del Banco de la República de Cartagena.

Adolfo Meisel, rector de la Universidad del Norte.

La Contratopedia Caribe. La investigación califica el crecimiento económico de Cartagena como uno de sus aspectos buenos durante estos últimos 13 años. Especialmente, porque aportó la mitad a toda la producción industrial de la región Caribe. ¿Qué sectores hicieron posible ese auge, que convirtió a Cartagena en la cuarta ciudad del país, después de Bogotá, Medellín y Cali?

Adolfo Meisel. El aparato productivo de Cartagena ha sido muy dinámico los últimos años. Su sector industrial es, básicamente, petroquímico desde 1957, cuando se abrió la Refinería. Ha sido un sector muy intensivo en capital, mucho más desde la ampliación de la Refinería de Ecopetrol, que ha sido la inversión industrial más grande hecha en la historia del país. 

Además de eso, el puerto de Cartagena es muy competitivo en términos de contenedores, pues es usado para el comercio interior colombiano y mueve un porcentaje importante de los transbordos de contenedores del Caribe sur.  En cuanto al turismo, Cartagena es la ciudad más importante de Colombia. Tiene un fuerte componente de inversión nacional y extranjera en segundas viviendas. Por ejemplo, mansiones y apartamentos en el Centro Histórico.

Entre 2005 y 2018, Cartagena recibió millonarias inversiones de capital por nuevas empresas que se constituyeron para operar en su territorio y por otras que reformaron su capital para ampliar su capacidad productiva.

LCC. Pero durante este tiempo también hubo un buen movimiento de vivienda de interés social. Tanto que Cartagena tiene el más alto indicador de metros cuadrados construidos de esa categoría entre las principales ciudades del país.

AM. Sí, ha tenido también un dinamismo en vivienda social, pero la ciudad sigue teniendo un déficit de vivienda muy grande. Hay un contraste profundo: si bien el aparato productivo está avanzando, la mayor parte de la gente vive en condiciones económicas muy precarias. Los niveles de pobreza son altos y en esa medida está peor en variables sociales que las otras cinco ciudades principales del país.

Entre 2005 y 2018, Cartagena fue la capital del país con mayor área aprobada para construcción de viviendas de interés social (VIS), por encima de Bogotá, Barranquilla, Cali, Bucaramanga y Medellín. El 30% de las licencias de construcción de esta capital fueron para proyectos de estrato 1 y 2 (VIS); el 28%, para estratos 3 y 4, y el resto para estratos 5 y 6. 

LCC. El dinamismo portuario de estos últimos 13 años también muestra buenos indicadores. De hecho, Cartagena está por encima del Puerto de Buenaventura en carga de contenedores, pero por debajo de Santa Marta en carga a granel. 

AM. Santa Marta es un puerto granelero, Cartagena no lo es. Pero lo que genera más valor agregado es el movimiento de contenedores. Además, Cartagena tiene toda una zona portuaria y eso es una ventaja competitiva. Muchas industrias tienen su propio muelle para sus insumos y exportaciones.

Entre 2006 y 2018, Cartagena movilizó el 25% del total de la carga portuaria movilizada en Colombia, por lo que ocupó el el segundo lugar después de Santa Marta, que es el puerto por donde se exporta el carbón producido en el Cesar. En 2018, Cartagena movilizó el 53% de la carga en contenedores del país.

LCC. Ahora hablemos de los indicadores más retadores para la ciudad que evidencian rezago, como lo son las estadísticas sociales. Su investigación muestra cómo a Cartagena le va mal en calidad, una de las dimensiones más importantes del proceso educativo. En 2018, por ejemplo, esta capital obtuvo el puntaje total promedio más bajo en las pruebas Saber (antiguas Icfes) entre las seis principales ciudades del país. ¿Esto qué implica para la ciudad?

AM. La competitividad de las ciudades tiene que ver mucho con la competitividad de su mano de obra. Difícilmente, personas con bajo nivel de capital humano son absorbidas por el sector formal de la economía. Por el contrario, terminan en la informalidad porque no tienen herramientas para defenderse en el mercado laboral. Esto se vuelve un círculo vicioso de pobreza.

En 2018, Cartagena fue la capital con el puntaje total promedio más bajo de las Pruebas Saber, entre las seis principales ciudades del país. Ese examen lo aplica cada año el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación Superior (Icfes) a los estudiantes que están culminando su educación media. 

Frente al resultado promedio de Bucaramanga, capital con el mayor puntaje, Cartagena está 35 puntos por debajo. Con Bogotá la brecha es de 28 puntos, con Cali de 17 puntos, mientras que con Barranquilla y Medellín, de 11 puntos.

LCC. Mirando detalladamente los datos de las Pruebas Saber, aparecen entre los indicadores de más bajo desempeño las áreas de matemática y lectura crítica. ¿Qué implica esa realidad de cara a la formación universitaria?

AM. Muchos de ellos no van a poder ir nunca a una universidad porque los puntajes no les dan para acceder, por lo menos, a universidades de excelencia. Van a tener siempre limitaciones porque esas son competencias básicas que se necesitan para la vida. Por ejemplo, usar la lectura o la escritura como instrumento de comunicación o las competencias matemáticas para sobrevivir en estas economías cada vez más urbanas. 

Hoy, para cualquier actividad, es necesario saber leer y escribir. Lo estamos viendo con esta pandemia y tanta tecnología cambiante, que implica estar aprendiendo todo el tiempo.

LCC. Entonces, podría decirse que si a mediano plazo esa realidad no cambia, la ciudad está condenada a no dar un verdadero salto cualitativo.

AM. Sí, es lamentable. Hay una gente que está atrapada en la pobreza, lleva generaciones atrapada en la pobreza y va a seguir atrapada en la pobreza.

LCC. La investigación también muestra que la población de Cartagena menor de quince años descendió. Eso podría interpretarse como un aspecto positivo para el desarrollo social a mediano plazo de la ciudad, ¿no?

AM. Hay una transición demográfica que ha sido rápida no solo en Cartagena sino en todo el país. Personalmente pienso que eso es bueno en la medida en que va a haber menos presión sobre los recursos.

Ahora, si se miran las cifras por grupos sociales encontramos que quienes más reducen la tasa de natalidad son los grupos de más altos ingresos y educación. Eso, sobre todo, va muy correlacionado con el nivel educativo de la mujer.

A medida que se baja en la pirámide de capital humano y de ingreso, la gente tiene más hijos.

LCC. Otra conclusión del documento que llama la atención es la distribución geográfica de la población según su acceso al sistema educativo. Al poner esos datos en un mapa se ve claramente que los ciudadanos con más años cursados están, sobre todo, en Bocagrande, Castillogrande, Manga, el Centro y Marbella. Mientras que los habitantes con menor acceso educativo están en los barrios aledaños a la Ciénaga de la Virgen, las faldas del cerro de la Popa y en algunos sectores cercanos a la zona industrial, como Nelson Mandela y Arroz Barato. Viendo ese mapa no es para nada un cliché decir que Cartagena es una ciudad profundamente desigual.

AM. Sí, además está el legado de la esclavitud y esas zonas están correlacionadas con el porcentaje de población que se autoclasifica afro, según los censos del Dane.

LCC. El documento también muestra que los sectores aledaños a la Ciénaga de la Virgen tienen la mayor vulnerabilidad ambiental y altos indicadores de exclusión social. ¿Eso qué implica para quienes viven allí?

AM. Que se reproduce el círculo de la pobreza. Adolescentes que a los 16 años tienen un bebé, a los 18 años tienen un segundo hijo y a los 20 años un tercero entran en una trampa de pobreza difícilmente superable. Viven en zonas de alto riesgo porque es donde pueden vivir: rellenan con escombros la Ciénaga de la Virgen y cuando sube el nivel del agua viven en medio de aguas con excretas porque allí no hay alcantarillado ni acueducto.

LCC. Sin embargo, durante los últimos 13 años, el indicador de pobreza bajó casi 23 puntos. Pese a ser una buena cifra, Cartagena sigue teniendo la pobreza más alta entre las seis principales ciudades del país.

AM. Bajó por políticas nacionales no tanto por los esfuerzos locales. Por ejemplo, la educación y la salud se financian con el Sistema General de Participaciones. Muchos de esos avances se han dado a pesar de Cartagena.

Entre 2005 y 2018, el Índice de Pobreza Multidimensional de Cartagena pasó de 42.6 puntos porcentuales a 19.9, es decir, disminuyó 22.7. Si bien cayó significativamente, sigue siendo el más alto indicador entre las seis principales ciudades del país (Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga y Barranquilla) y supera además el total nacional que está en 19.6. Frente a Bogotá, con el indicador más bajo, el de Cartagena es 10.9 puntos porcentuales superior. 

Este índice tiene en cuenta dimensiones como educación, salud, trabajo, condiciones de vivienda y servicios públicos domiciliarios.

LCC. Pareciera, entonces, que para superar su pobreza histórica, Cartagena necesita una especie de Plan Marshall. ¿Qué recomendaciones se desprenden del documento para que los gobernantes locales puedan encontrar pistas para revertir estos indicadores?

AM. Superar la pobreza está dentro de las posibilidades de Cartagena. No es un asunto imposible. La ciudad tiene margen para aumentar su recaudo fiscal: de cada 100 pesos que se facturan solo se recaudan 45. Además, los avalúos están muy bajos. Por ejemplo, en 2015, el metro cuadrado en Bocagrande costaba en promedio dos millones de pesos, una cifra muy lejana de la realidad. Además, mucha gente simplemente evade los impuestos.

Según proyecciones de Casa Grande Caribe (iniciativa que busca brindar soluciones al atraso social del Caribe en cinco áreas: educación, nutrición, salud, saneamiento básico y financiamiento y calidad del gasto), las inversiones necesarias para mejorar los indicadores de esta región están dentro de sus recursos potenciales. Por ello, esta iniciativa ve posible la inclusión y transformación social  en el Caribe con acciones sostenidas, durante al menos una década.

LCC. Evaden porque puede haber algo de desconfianza ciudadana hacia las instituciones, ¿no?

AM. Algo de eso puede haber, pero yo diría que más que eso falta voluntad de cobrar más.

LCC. Es decir, a Cartagena le urge reorganizar su función pública.

AM. La parte fiscal de la ciudad, sí. Su sistema tributario.

LCC. El documento califica como un mal indicador la inestabilidad administrativa de Cartagena. Allí se anota que el continuo cambio de mandatarios  condujo a que las promesas de los alcaldes, plasmadas en sus planes de desarrollo, no se cumplieran en su totalidad. ¿Podríamos decir entonces que la ciudad lleva más de una década sin políticas públicas de largo plazo que impliquen transformaciones de fondo?

AM. De acuerdo. Se ha perdido demasiado tiempo. No se ha priorizado lo que hay que priorizar, obviamente, la pobreza. Eso es lamentable. El Plan de Desarrollo de Cartagena debe ser la erradicación de la pobreza y si la ciudad avanza en eso, pues será un gran logro.

Según una investigación de 2018, publicada por el Centro de Pensamiento UNCaribe, de la Universidad del Norte, Cartagena tenía hasta ese momento un Índice de Gobernabilidad Local (IGL) bajo. Este indicador, con un valor máximo de cuatro, ofrece una visión de las capacidades de las administraciones para implementar sus planes y decisiones de política pública y atender las demandas sociales. Una ponderación menor a dos indica un IGL bajo; entre 2.02 y 2.81, medio, y si sobrepasa 2.82 es alto.

LCC. Finalmente, la llegada del alcalde William Dau al Palacio de la Aduana evidenció un claro mensaje de rechazo a la clase política tradicional. Sin embargo, su estilo confrontacional y las malas relaciones con el Concejo parecen tener a la ciudad aún estancada en implementación de políticas públicas y ejecución de proyectos transformadores. ¿Qué necesita la ciudad en materia político-administrativa para que dé saltos y no pasitos?

AM. Varias cosas. Uno, que toda la ciudad esté unida en torno a un objetivo común, es decir, todos los sectores deberían tener una misma lista de prioridades. Segundo, que exista continuidad en ciertas políticas y tres, debe mejorarse el sistema tributario local para poder financiar las inversiones. La mejor política contra la desigualdad de Cartagena es la inversión en su capital humano.

6 respuestas a ““Superar la pobreza está dentro de las posibilidades de Cartagena; no es un asunto imposible”: Adolfo Meisel

  • Totalmente de acuerdo con lo expresado en el documento .
    Agregó que para iniciar lo propuesto se hace necesario un diálogo social . Especialmente ahora que con el gobierno actual se está fragmentado más nuestra sociedad .

  • La Mediocridad y Mezquindad De La Clase Dirigente en Cartagena es Vergonzante.

    Mientras no se mejore La Inversión social enfocado a acabar con El Analfabetismo Político.

    Cartagena no tienes verdaderos valores Democráticos, existe demasiada roscas para acceder a las Instituciones. Hay un asistencialismo muy alto, cuándo el esfuerzo se debe dirigir a no regalar un pescado sino a enseñar a pescar.

    Hay que mejorar la calidad de La Educación, invirtiendo en mejorar y cualificar el recursos humanos, mejorarla infraestructura educativa, dotarls de altas tecnologías en ayudas didácticas, aumentar los niveles de nutrición de los niños.

  • Importante estudio que nos revela necesidades urgentes y soluciones inaplazables.
    Se haga realidad una voluntad política y ciudadana vinculante para salvar la brecha de miseria …
    Monedas locales y huertas urbanas de gestión comunal, implementación del empoderamiento local.

  • Completamente de acuerdo con lo expuesto en la entrevista. Los cartageneros debemos querer a nuestra Ciudad sin egoísmo,Rodear al gobernante,buena educación y una de las muchas estrategias para bajar el cordon de pobreza es un buen control de natalidad con educación y incentivos alas mujeres pero principalmente alos hombres ya que según el estudio son los estratos más bajos son que mayor cantidad de hijos procrean.

  • En sintonía con las respuestas dadas por el Dr. Adolfo Maisel, la pobreza generalizada en Cartagena tiene sus raíces ancladas en lo más profundo de su historia colonial-moderna y contemporánea una deuda histórica la cual no ha sido saldada.   “AM. Sí, además está el legado de la esclavitud y esas zonas están correlacionadas con el porcentaje de población que se autoclasifica afro, según los censos del Dane.” Retomo una de sus respuestas, porque esta dimensión es una de las que menos se estudia para analizar el desinterés de las administraciones de turno que ha tenido la ciudad, por un lado y por otro la manera rapaz como se descuartiza el erario público. En Cartagena son las y los afrodescendientes e indígenas descendientes quienes llevan “del bulto”. En esta ciudad caribeña ha existido una  complicidad entre los sectores más privilegiados  ( clanes familiares) y las administraciones  que han favorecido (enriquecido) históricamente a los primeros y empobrecido (necropolitics) a los segundos. La pobreza en Cartagena es un síntoma del racismo estructural que dirige la ciudad y el país.

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