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[Opinión] Los amigos del Cervantes

Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía

[Opinión] Los amigos del Cervantes

En el imaginario de algunos políticos y empresarios nacidos en la Barranquilla acomodada, la ciudad no va más allá de su círculo social, lo que contribuye a la desigualdad marcada entre el norte y el sur, analiza Juan A. Tapia.

El empresario barranquillero Samuel Tcherassi, el de la marca de ropa infantil Epeka, dice en una reveladora entrevista con La Silla Vacía que el modelo de desarrollo de Alejandro Char está tambaleando, que la popularidad del alcalde no puede ser tomada como un indicador de gestión, que el Malecón del Suroriente —proyecto bandera de esta Administración— es un embeleco del mandatario, y que, quizá, ha llegado la hora de un relevo en el liderazgo político local.

Dice tantas cosas Tcherassi que no encuentro razón objetiva para empezar esta columna por la que, tal vez, es su respuesta más inofensiva. Interrogado por el periodista Ever Mejía sobre su amistad con Char y el tiempo que llevan de conocerse, el empresario recuerda el lugar y el contexto: “Barranquilla es una ciudad pequeña. Antes todo el mundo estudiaba en el Liceo Cervantes, y yo tuve la oportunidad de estudiar con Álex, con Arturo y con David. Esa fue una amistad de colegio”.

Insisto, hay tanto por analizar en las opiniones de Tcherassi, miembro de una de las familias tradicionalmente adineradas de la ciudad —hijo de gobernador, hermano de la diseñadora de moda más destacada del país—, que fijarse en un comentario nostálgico sobre los años escolares puede parecer fuera de foco. Pero no.

En esa respuesta de Tcherassi está condensada la explicación a su dardo más venenoso contra el modelo de gobierno de Alejandro Char: la coexistencia de dos ciudades en una.

“Aquí pareciera que la Barranquilla del sur no tiene alcalde, y la del norte sí. Y la desproporción cada vez es más grande”, opina el empresario, al inicio de la entrevista, sobre las evidentes desigualdades entre la muy promocionada “Quillami” de la zona norte y el estigmatizado “planeta Sur” de los homicidios y las extorsiones.

Desproporción que no es de ahora ni responsabilidad exclusiva de Char —que no ha parado de inaugurar obras en sus tres mandatos, pero ha descuidado fenómenos como formación de pandillas, migración, informalidad laboral, hambre—, sino consecuencia de que muchos de los dirigentes políticos y empresariales de esa Barranquilla acomodada, que rige el destino de la otra, hayan crecido con la idea de que la ciudad se limita a las personas de su círculo social.

El “todo el mundo” del que habla Tcherassi es un club de 10 o 15 apellidos que no viene al caso mencionar, pero que constituyen su imaginario de ciudad, en el que solo parece haber espacio para él y sus amigos de colegio.

Tal vez por esa visión estrecha, que borra de un plumazo a más de media Barranquilla, la ciudad resulta “pequeña” para este hombre de negocios que ha integrado consorcios ganadores de contratos durante las administraciones charistas.

Leyendo la entrevista volvieron a mí las imágenes del día de la posesión de Char en el barrio Rebolo, el 29 de diciembre de 2023, cuando la Barranquilla que está a otro nivel fue de excursión a una de las zonas con mayores conflictos sociales, cual comitiva carnavalera.

Todos lucían camisetas y gorras del mismo color. Algunos, incluso, llevaban manillas de papel fluorescente como las que entregan los hoteles para identificar a sus huéspedes en caso de emergencia. Fue un paseo con la adrenalina al tope, supongo, a un territorio desconocido por muchos y del que solo sabían por las noticias de crímenes, desempleo y pobreza publicadas por la prensa, pero que dejó unas buenas fotos para el Instagram como recuerdo de la experiencia.

Reconozco que el empresario Tcherassi no merece ser criticado por su estrato ni por ser exitoso en lo que hace. Sería una bajeza con todos los que, como él, dinamizan la economía de la ciudad, pagan impuestos y generan empleo. Hacerlo, además, reivindicaría una lucha de clases mandada a recoger y que solo dejó atraso y desgracias cuando la suerte de Barranquilla era dictada desde el tribunal oral del Rincón Latino.

Tampoco puedo desconocer su valor al atreverse a opinar públicamente de su desacuerdo con un modelo de desarrollo liderado por un viejo amigo del colegio. Pero como en la entrevista deja la puerta abierta a una candidatura a la Alcaldía, debe empezar por darse cuenta de que ni antes ni ahora su ‘combo’ del Cervantes representa a “todo el mundo”.

@jutaca30

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