[Opinión] Enemigo público

Juan Alejandro Tapia /Foto: Cortesía

[Opinión] Enemigo público

Por una negociación que no llegó a cerrarse con Junior y un mal entendido sentido de pertenencia, James Rodríguez pasó de ídolo de la Selección a villano favorito de una ciudad en la que prima la criminalidad, analiza Juan A. Tapia.

En menos de cinco horas que tardó la reunión de Fuad Char con el grupo de asesores de James Rodríguez en Medellín, el futbolista cucuteño pasó de ser un motivo de celebración para mandar a estampar miles de camisetas ‘piratas’ del Junior con su nombre en la espalda, que ya estaban siendo vendidas en los tendederos de las aceras y en los semáforos, a convertirse en el enemigo público número uno de la ciudad. Su negativa a vestir la casaca rojiblanca ha despertado más rechazo que la inseguridad galopante que le ha dado a Barranquilla el título de capital colombiana de la extorsión, y no sería de extrañar que la Policía incluya su rostro en el próximo cartel de los más buscados.

La llegada del capitán de la Selección Colombia iba a ser capitalizada por el alcalde Alejandro Char como un éxito administrativo, lo que es su costumbre, aunque a diferencia de otras ocasiones no tuvo mayor exposición durante la negociación con el jugador, porque el peso cayó sobre los hombros de su padre, el empresario y cacique político de la Costa, Fuad Char Abdala. Sin embargo, como el animal político y comunicativo que es, el alcalde apeló al sentimiento de pertenencia cuando James decidió rechazar la oferta y marcharse a México. “Nadie está por encima del Junior”, dijo, en una jugada magistral, en el lanzamiento del nuevo lema del Carnaval en pleno Malecón del Río.

Char escogió el momento y el lugar más representativos para despertar con su oratoria esa ‘barranquilleridad’ que sale a flote con el Junior y el Carnaval, pero que es indiferente ante los homicidios, las extorsiones, los deficientes y costosos servicios públicos, el desempleo, la miseria, el hambre, la corrupción. Frente a la estatua de Shakira, el alcalde arremetió contra ese malcriado insolente que fue capaz de semejante afrenta contra Barranquilla, contra el equipo amado al que muy pocos acompañan en el estadio y, más que nada, contra su familia.

Desde el principio, la noticia de la negociación de James con el Junior fue de una sola vía: primero, el empresario Christian Daes, hincha acérrimo y amigo cercano del jugador, prendió la vela de la ilusión; después, el dirigente Fuad Char, como nunca antes, concedió entrevistas personalizadas a los medios más importantes del país; y, finalmente, el alcalde Char acrecentó la expectativa y el entusiasmo con sus declaraciones. Un sector de la prensa -y no solo de la fuente deportiva- también tuvo su cuota de responsabilidad al dar por sentado que existía una probabilidad elevada de fichar al ’10’ cuando jamás hubo una palabra en público del jugador sobre su intención de venir a Barranquilla.

La efervescencia llegó al límite de convertir el vuelo que llevó a Fuad Char y sus nietos a Medellín en uno de los más seguidos del mundo el sábado 11 de enero. Y después, también de una sola vía, llegaron las palabras de descontento y el baldado de agua sucia lanzado al jugador por el patriarca acostumbrado a entregar partes de victoria. Guiadas por algunos periodistas, las redes sociales estallaron contra James y el ‘mundo Junior’ amenazó con abucheos al ídolo máximo de la Selección cuando pise suelo barranquillero para disputar la eliminatoria al Mundial.

Han sido tantas las ganas de mostrarse del lado de la Casa Char, sin contrastar su versión, que transformaron a un empresario altivo, vigente, repleto de energía y audaz para los negocios como Fuad Char, en una especie de “pobre viejecito” irrespetado por un muchachito que no supo conmoverse ante sus canas y su esfuerzo.

Si finalmente James Rodríguez, como afirman sus detractores, utilizó el interés de Junior para pedirle más plata al León mexicano, es lo normal en el mercado laboral. El error está en creer que para los futbolistas no se trata de un empleo o que deben experimentar la pasión y respeto de los hinchas por los colores de un equipo. “Falta de ética”, ha sido una de las críticas más frecuentes de los aficionados hacia el jugador. La ética es un universo particular y en el fútbol no suele imperar. Podría aducirse lo mismo de la decisión del Junior de no prolongar el contrato a los argentinos Olivera y Salazar pese a su buen desempeño. Un trabajador que hace las cosas bien espera, como mínimo, mantener su puesto, no que lo saquen por su nacionalidad.

En cuanto a la afirmación del alcalde Char sobre el desaire de James (“Nunca olviden, nadie ni nada está por encima del Junior de Barranquilla), vale la pena preguntarse si lo que realmente quiso decir fue eso o ‘¿quién se ha creído ese cretino que ilusionó al líder del grupo empresarial más importante de la región, lo hizo viajar a Medellín y finalmente lo dejó con las manos vacías?’ Pues se ha creído James Rodríguez, para muchos el mejor futbolista colombiano de la historia.

@jutaca30

Una respuesta a “[Opinión] Enemigo público

  1. Excelente nota, el ego de los char fue afrentado, los hinchas y ciudadanos ven en james un patan gorsero, mientras en las calles se mueren los jóvenes, las mujeres a manos de sus parejas, los niños en tiroteos y los negocios a manos dl actuar de los delincuentes y extorsionadores. Junior en lo único que está encima,es de la dignidad del barranquillero.

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