Catalina Vela. /Foto: Rafael Bossio.
[Opinión] El impacto del Mercado Cultural del Caribe en la economía creativa de la región
Durante 16 años, el Mercado Cultural del Caribe se ha posicionado como el evento cultural más relevante de la región. Catalina Vela resalta su relevancia para la industria cultural en esta columna.
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El Mercado Cultural del Caribe (MCC) no es un festival, aunque así sea como lo ve el público general desde afuera, “y eso está bien, porque estamos felices y celebramos, pero desde adentro estamos trabajando, estamos proponiendo reflexiones que pueden transformar y pueden aportar a la construcción de paz en nuestro territorio”, dice Rafael Ramos Caraballo, el gerente misional de la Corporación Cultural Cabildo, una organización que lleva 22 años trabajando en el territorio, y que desde 2008 organiza este Mercado, que forma parte de la Red Nacional de Mercados Culturales de Colombia.
El objetivo del MCC es ser un espacio de encuentro de las industrias culturales y las economías creativas de la región, que una las iniciativas locales con el Gran Caribe y las conexiones diaspóricas con África y otros pueblos.
El Mercado ofrece espacios de formación para la cualificación de la gestión, promoción y circulación de los productos culturales, al tiempo que propicia el encuentro y networking entre la oferta (los artistas y gestores) y la demanda (los promotores y programadores).
Es una vitrina para que los grupos de la región presenten su trabajo con la calidad técnica que requiere un concierto o un espectáculo a los tomadores de decisiones y al público general; esta experiencia puede convertirse en la oportunidad para la internacionalización de los grupos y las compañías.
Tal es el caso de la Compañía de Danza Periferia que, según nos contó su director, Lobadys Pérez, vio cómo su participación en el MCC le abrió las puertas a una invitación en Jamaica.
O de agrupaciones musicales como Bazurto all Stars, Kombilesa Mi, El León Pardo o Caribefunk, que han logrado importantes conexiones para armar sus giras nacionales e internacionales gracias a su participación en las ruedas de negocios y los showcases.
Este año el Mercado contó con programadores de festivales de Costa de Marfil, Senegal y República del Congo, así como representantes de organizaciones de las ciudades de Chicago y México.
Es notable la asistencia de la delegación del Ministerio de las Artes, las Culturas y los Saberes, ya que participaron Angela Beltrán, directora de Artes; Xiomara Suescún, directora del Centro Nacional de las artes Delia Zapata Olivella, y María del Pilar Ordoñez, directora de Co-Crea, una entidad público privada en la que MinCultura tiene participación. También estuvo Catalina Ceballos, en representación de la Cancillería de Colombia.
La presencia de estas funcionarias del Gobierno Nacional es importante porque es una manifestación del respaldo que ha empezado a sentir la organización del MCC, tras haber resultado ganador de la convocatoria para conformar la Lista Bienal de Proyectos de Interés Nacional.
De hecho, gracias a los recursos obtenidos de esta convocatoria, este año el Mercado pudo ofrecer a sus asistentes unas condiciones muy favorables para el desarrollo de sus actividades.
Sin embargo, al cierre del evento las cuentas siguen dando en rojo, ya que aún con el apoyo económico del Centro de Formación de la Cooperación Española, la Fundación Ford, la Fundación Promigas, y alianzas con el MUHCA o la Universidad Tecnológica de Bolívar, los costos de la organización continúan siendo muy altos y la Corporación Cabildo asume todas las pérdidas.
Se requiere más apoyo del orden local y regional. Si bien la Gobernación de Bolívar a través del Icultur ofreció los espacios del Palacio de la Proclamación, es importante buscar otros recursos para apoyar a la sostenibilidad económica de un evento tan importante para el desarrollo económico y la construcción de ciudadanía.
Entidades como el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) y la Cámara de Comercio de Cartagena también deberían aportar a la realización del Mercado con recursos, no solo económicos, sino logísticos y técnicos.
Igualmente, la empresa privada, el gremio del turismo y la industria nocturna de la ciudad podrían vincularse con este espacio ya que es allí donde más oportunidades de empleo pueden encontrar los y las artistas de la ciudad.
Buena parte de la realización del MCC se sustenta en el aporte de voluntarios que año tras año se entregan en cuerpo y alma a la organización de este evento para brindar una experiencia de calidad. Algunas de esas personas que han trabajado de manera voluntaria han crecido con el evento y ven allí una escuela de producción y de gestión que ha aportado a sus conocimientos y habilidades profesionales.
El MCC ha sido una plataforma para los grupos de música y danza, y este año también ha incluido entre sus invitados a un artista plástico, Dayro Carrasquilla, quien tuvo la oportunidad de participar en la agenda académica con un panel sobre experiencias desde el arte para la transformación social y compartir cómo ha sido su trabajo de arte social en el barrio Nelson Mandela.
De igual forma, estuvo presente la Compañía Circo Caribe en la programación de los showcases incluyendo otras disciplinas de las artes escénicas, como una muestra de la apertura del Mercado a otros lenguajes artísticos, lo que puede ser una forma de expandir su rango de acción para lograr un mayor impacto en la región.
En palabras de Wilfran Barrios, coordinador de la franja de danza del Mercado, el circo es un arte que integra el movimiento, el cuerpo, la dramaturgia, la música, la plástica y otros elementos artísticos interdisciplinarios.
La sostenibilidad económica será siempre la mayor dificultad para cualquier proceso cultural en el territorio. Francy Morales, directora ejecutiva de la Corporación Cabildo, propone que se establezca un cobro por la inscripción de los artistas y demás integrantes de la industria, tal como se hizo en los primeros años del MCC.
En mercados similares en otras ciudades del país hay una tarifa de inscripción, ya que estos eventos son mecanismos de fortalecimiento de la industria que traen beneficios, principalmente, para las iniciativas que aquí se presentan. Lo justo sería que los profesionales de la industria pagaran por estar en la plataforma del MCC.
Wilmar Santos, del Taller Toca Plena de Puerto Rico, una agrupación de 17 personas, nos contaba que se organizaron para costear su viaje a Cartagena y participar en el Mercado. Se fueron de la ciudad con una experiencia de encuentro enriquecedor y de crecimiento, afirmando que hay que estar aquí.
La escena cultural local se prepara cada año para que el último fin de semana de noviembre, después de las Fiestas de Independencia, se abra este espacio de reflexión, encuentro y negocios, que le permite a la ciudad tener un evento masivo de calidad y gratuito, que les ofrece a los habitantes de Cartagena y sus visitantes el acceso y el goce de los derechos culturales.
Conociendo ya la importancia de este espacio y los innegables aportes que hace al sector de las economías creativas y a la puesta en valor del patrimonio inmaterial, todas las fuerzas deberían articularse para preservar y proteger el MCC.
Esperamos llegar a la celebración de los 20 años del MCC con una industria que está en constante evolución y crecimiento, goza del apoyo de las instituciones públicas y privadas, y contribuye a la construcción de paz y al mejoramiento de la calidad de vida de los profesionales de la cultura.