La Ciénaga de la Virgen es uno de los principales ecosistemas por cuya preservación debe velar Cardique. Sin embargo, un fallido contrato millonario para intervenirla muestra lo contrario. /Foto: CdR
La estela de corrupción detrás de la Ciénaga de la Virgen
Pescadores organizan una protesta para pedir la pronta recuperación de un valioso cuerpo de agua, que lleva décadas agonizando. En parte, por la mala administración y la politización de una de las entidades llamadas a velar por su preservación.
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Los pescadores de la Ciénaga de la Virgen anuncian para este viernes una protesta por ese cuerpo de agua, uno de los principales ecosistemas de Cartagena que desde hace años agoniza. La parte más visible de esa tragedia ambiental es el impacto humano por la pobreza y la falta de conciencia ciudadana. Sin embargo, ese estado crítico se debe también a la negligencia gubernamental y a la corrupción.
Los pescadores, que anuncian una concentración a las 4:00 pm en la Vía Perimetral, clamarán por obras que ayuden a la recuperación de la fauna de la Ciénaga, cuya abundancia, décadas atrás, se reflejaba en canoas llenas de jaibas, caracoles y camarones. Unas faenas que los pescadores ahora ven como postales lejanas y solamente posibles si navegan Caribe adentro.
“Por aquí uno tiene como tres años sin poder decir que se ha comido un arroz de cangrejo de la Ciénaga”, dice Juan Henríquez, director de Verde Calicanto.
De Verde Calicanto hacen parte ciudadanos que viven en los barrios cercanos a la Ciénaga, como lo son Olaya Herrera, El Progreso, El Pozón y Fredonia. Comunidades con altos índices de pobreza que habitan la Cartagena pobre, lejana del turístico Centro amurallado.
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Ante la falta de políticas públicas contundentes, Verde Calicanto —que debe su nombre al Canal Calicanto que desemboca en la Ciénaga— desde hace siete años le apuesta a oxigenar este cuerpo de agua, de la mano de otros cinco colectivos comunitarios.
Esas seis organizaciones dictan charlas a quienes viven a orillas de la Ciénaga para recordarles cuán urgente es su conservación. También organizan, tres veces al año con la ayuda de la empresa privada, jornadas de limpieza en los canales cercanos.
Ese valioso aporte de la sociedad civil termina siendo paliativo para un cuerpo de agua cuya debacle aumenta a diario con la tala indiscriminada de manglares y con los asentamientos ilegales en su orilla.
Cambuches y casas de cemento edificados sobre rellenos de basura y escombros que los habitantes, empujados por la pobreza, le roban de a poco al agua para conformar uno de los cinturones de miseria más grandes de Colombia.
A eso se suman los miles de metros cúbicos de sedimentos y desechos. También los problemas de comunicación de ese cuerpo de agua con el sistema de caños, después de la ampliación de la pista del aeropuerto, en los 70, y la construcción del Anillo Vial a finales de los 80.
Esta semana se hizo público un fallo del Tribunal Administrativo de Bolívar, que le ordena a las autoridades locales acciones inmediatas para la recuperación de la Ciénaga de la Virgen.
El contrato fallido
La Ciénaga de la Virgen perdió una década valiosa para su recuperación.
En 2007, Cardique (Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique) le entregó al Consorcio Ciénaga de la Virgen un contrato por $33.259 millones, que terminó siendo fallido y era clave dentro de un conjunto de acciones para mitigar el daño ambiental.
Cardique es la autoridad ambiental en 20 de los 46 municipios de Bolívar y también tiene incidencia en el Distrito de Cartagena. Junto a EPA, entidad descentralizada del Distrito de Cartagena, esta CAR tiene la responsabilidad de velar por la Ciénaga de la Virgen.
En 2017, una década después de la adjudicación del contrato al Consorcio Ciénaga de la Virgen, la Contraloría General no encontró fundamentos jurídicos ni técnicos para la celebración de ese negocio. Para ese año, ese ente de control encontró poca ejecución, pues para entonces ya debían estar construidos unos canales en concreto que facilitarían el tránsito de las aguas que desembocan en la Ciénaga.
“En su lugar, se aduce haber hecho relimpias, apertura de canales en tierra y descoles apilando la basura que extraen de la misma Ciénaga”, dijo la Contraloría. Esta entidad tampoco encontró las pólizas de seguro sobre esas intervenciones, garantía de una buena ejecución.
La Contraloría también señaló una desconexión entre los trabajos supuestamente hechos y los diseños contemplados en los pliegos de licitación, aunado al nulo monitoreo de Cardique. La Contraloría tampoco halló informes de esa CAR sobre los avances o estados de ejecución del contrato.
El Consorcio Ciénaga de la Virgen, único proponente de esa licitación, lo integraron dos empresas:
- La desaparecida Hilsaca Construcciones ⎼hoy AGM Desarrollos SAS⎼, con el 75 % de participación, parte del emporio económico construido por el investigado empresario Alfonso el ‘Turco’ Hilsaca.
- Servicios de Dragados y Construcciones SAS, de Barranquilla, con el 25 % restante. Propiedad de los hermanos Christopher y Robert Williams Moreno, esta firma también ha sido cuestionada por la Contraloría y la Fiscalía por sus obras en la Ciénaga Grande en Magdalena.
El influjo de la corrupción y la sombra de un empresario
En 2018, la Fiscalía descubrió un entramado de contratos fantasmas más allá de las irregularidades en el de la Ciénaga de la Virgen.
Cardique adjudicó en 2016 unas 220 obras que nunca se hicieron, para la supuesta limpieza y mantenimiento de arroyos y caños. Esos contratos fantasmas causaron un detrimento patrimonial de al menos $27.900 millones.
Por esa contratación, soportada con documentos falsos, la Fiscalía les imputó cargos al exdirector de Cardique Olaff Puello Castillo, a tres de sus subalternos y a dos contratistas.
Todos estos reclamos de la sociedad civil y las irregularidades detectadas por los organismos de control evidencian que Cardique, una entidad pública llamada a preservar los ecosistemas estratégicos de Bolívar, ha operado bajo el influjo de la corrupción por décadas, como lo contó la organización periodística Consejo de Redacción en esta investigación.
De hecho, en la reciente Evaluación de Desempeño Institucional (IEDI), realizada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Cardique ocupó otra vez el último lugar entre todas las CAR del país evaluadas.
El Ministerio le dio 34.56 puntos sobre 100 posibles y la etiquetó como una entidad en estado crítico. Para la calificación sobresaliente, las CAR deben obtener más de 80 puntos y para un desempeño sobresaliente, al menos 70.
Si hay un poder detrás de esa CAR, legitimado por el voz a voz ciudadano, es el del empresario Alfonso ‘El Turco’ Hilsaca, considerado como una persona que influye en lo que pasa allí, en parte por su cercanía con los distintos directores que ha tenido la entidad.
También los vasos comunicantes de Hilsaca con quienes han ocupado —o aún ocupan— otros puestos clave en Cardique han sido una constante, durante las últimas dos décadas, en esa entidad ambiental.
Aunque su injerencia no es tan fácil de probar, su rastro se evidencia en al menos tres megacontratos por $47.000 millones que AGM Desarrollos SAS —antes Hilsaca Construcciones— obtuvo, una de las principales firmas del emporio económico que ayudó a consolidar.
Todas esas décadas de desgreño de plata pública han terminado afectando a los pobladores de la Cartagena más pobre, quienes antes al menos veían en la Ciénaga de la Virgen una oportunidad para su sustento económico.