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La remodelación del Paseo Peatonal de Bocagrande se remonta a 2014, cuando el entonces alcalde Dionisio Vélez contrató las obras, pedidas durante años por los residentes de Bocagrande, Castillogrande y Laguito, debido a sus pésimas condiciones locativas. /Foto: (Foto: Tatiana Velásquez).

El paseo millonario (y problemático) de Bocagrande

Anunciada como una obra que se construiría en 10 meses, el Paseo Peatonal de Bocagrande estuvo listo un año y medio después de su adjudicación, tras varios anuncios fallidos de entrega y hasta de protestas de los trabajadores de la firma contratista. Los trabajos entregados no convencieron a sus usuarios habituales.

Una de las millonarias obras adjudicadas durante el gobierno de Dionisio Vélez fue el Paseo Peatonal de Bocagrande y Castillogrande, en el que la Alcaldía invirtió $8.668 millones con recursos del Sistema General de Regalías. Después de retrasos en su ejecución, de varios anuncios fallidos de entrega y hasta de protestas por parte de los trabajadores de la obra por la impuntualidad en el pago de sus salarios, el Paseo Peatonal estuvo terminado en septiembre de 2016, durante la administración de Manolo Duque.

La historia de esta intervención en uno de los sectores más concurridos de Cartagena se remonta a 2014, cuando el entonces alcalde Dionisio Vélez contrató las obras, pedidas durante años por los residentes de Bocagrande, Castillogrande y Laguito, debido a sus pésimas condiciones locativas y por tratarse de 2.1 kilómetros a la orilla de la Bahía de Cartagena, utilizados por locales y visitantes para hacer ejercicio y turismo, respectivamente.

Como el mandatario vivía en Bocagrande, los moradores de esos barrios vieron en la llegada de Vélez al Palacio de La Aduana una oportunidad para la remodelación del Paseo. 

En febrero de 2015, Vélez le adjudicó la obra a la Unión Temporal Ruta Caribe, cuya representación legal y participación mayoritaria la tenía el constructor guajiro Yusif Habib Mustafa. Este participó a nombre propio con el 30% y a través de su empresa Certhab Construcciones SAS con el 35%. El porcentaje restante lo tenía la firma barranquillera Inversiones Saes SAS.

Las denuncias y molestias por ese contratista no demoraron en aparecer en Cartagena. La Sociedad de Ingenieros y Arquitectos de Bolívar le dijo a la prensa local, poco después de adjudicada la obra en 2015, que el proyecto tenía algunos vicios desde su concepción técnica. 

Pero lo que más cuestionó ese gremio fue la idoneidad del contratista porque para la época Habib Mustafa ya tenía más de un año de retrasos como constructor de un acueducto en La Guajira. Él era el representante legal y miembro mayoritario del consorcio Aguas para un Pueblo, que debía garantizarles el servicio de agua 24 horas a los habitantes del corregimiento de Camarones, a media hora de Riohacha. Pese a que la obra fue entregada, todavía hoy esas familias deben salir a buscar el líquido en bidones porque el agua del acueducto no es apta para el consumo humano.

Por ese acueducto fallido, hoy símbolo de corrupción en La Guajira, la Fiscalía le imputó en 2016 a Habib Mustafa y a 10 personas más los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación, porque la inversión hecha por la Alcaldía de Riohacha ($12.102 millones) no corresponde con las obras construidas. Dice la Fiscalía que el contratista subcontrató con terceros y el agua que el acueducto genera no es potable.

A las críticas por los contratistas seleccionados se sumaron otras por el Plan de manejo ambiental, pues los residentes de Bocagrande, Castillogrande y El Laguito esperaban que las obras incluyeran estabilización de la marea y la siembra de más árboles, según le manifestaron a los concejales en un debate celebrado en marzo de 2015. Sin embargo,  esas intervenciones tampoco se dieron.

De hecho, la obra no solo dejó de lado trabajos para amortiguar los embates del mar, sino que además incurrió en un “arboricidio”, como la misma comunidad califica la desaparición de gran parte de los árboles que antes embellecían y refrescaban el largo sendero y que  habían sido sembrados por los mismos vecinos.

Paseo peatonal de Bocagrande

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La obra estuvo lista un año y medio después de su adjudicación, tras varios anuncios fallidos de entrega y hasta de protestas de los trabajadores de la firma contratista. (Foto: Tatiana Velásquez).

Ignacio de Villarreal, presidente de la Asociación de vecinos de Bocagrande, Castillogrande y Laguito, asegura que las quejas radicadas ante la Procuraduría en contra de esta obra no tuvieron eco alguno.

Los líos del Paseo siguieron después por la calidad de sus acabados. Antes de su inauguración, comenzó a tener evidentes señales de deterioro, que hoy continúan, como problemas en los adoquines, e incluso la Secretaría de Infraestructura suspendió la obra en julio de 2016, alegando que el Consorcio había incumplido lo pactado en el contrato y que algunas labores habían sido subcontratadas. 

Tan problemática fue esta ejecución que hasta incumplió una de sus principales promesas: mitigar la erosión costera y la incursión del mar para reducir las inundaciones en la calle que va paralela al Paseo, una de las principales arterias viales del sector. Sin embargo, con frecuencia está llena de agua.

Esta investigación hace parte del especial periodístico ‘Conflicto y corrupción, tres historias con sello CdR’, realizado bajo el proyecto ‘Becas CdR’ de Consejo de Redacción.

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